Y.B.: Tengo una relación con un hombre un poco mayor que yo; pero a la misma vez me gustan las mujeres, no puedo evitarlo. Le he sido infiel unas cuantas veces. Él sabe de mi infidelidad, pero no sabe con quién. Mi mayor temor es que mi familia se entere y hasta me boten de la casa.
Es posible que comiences a reflexionar sobre el lugar que quieres darle a ese «gusto inevitable» en tu vida. Por el momento, has encontrado una manera de evadir que sepan de tu atracción al relacionarte con ese hombre permisivo. Pero es posible que seas tú quien se está enterando de lo que te sucede y comiences a preguntarte cómo quieres continuar.
El amor no conoce fronteras de edades, razas, sexo... La homosexualidad es tan antigua como la humanidad. Una de las maneras de lazo sexual y amoroso en el ser hablante que somos. No es la biología una condena, no hay instinto que nos guíe, ni destino prefijado.
La sociedad puede ignorar la sinceridad del amor y la dignidad de una elección guiada por las pasiones, si no se ajustan a convencionalismos. Pero sucumbir a esa hipocresía puede resultar más costoso que seguirle el juego.
El amor de la familia salva muchas veces. No siempre es necesario entender o compartirlo todo para aceptar, acoger, proteger. Podrías ir poco a poco, preguntando, conversando e introduciendo el tema. Ya encontrarás cómo continuar.
No estás obligada a romper el equilibrio encontrado, ni a mantenerlo por siempre. Son muchas las maneras posibles de vivir ese gusto por las mujeres. Parece bien comenzar a reflexionar, hasta encontrar tu manera de vivir con ello. No dudes en consultar un profesional para encontrar tu manera de serte fiel, sin hacerte botar por ello.
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