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Aleidita, hija del Che, recuerda a su padre en Bolivia

Con motivo del homenaje al Guerrillero Heroico que ocurrirá mañana en La Higuera, una delegación de cubanos visitó el lugar donde encontraron sus restos

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Juventud Rebelde

Aleidita estará hoy en La Higuera, donde es cotidiano el homenaje al Che. Foto: Calixto N. Llanes VALLEGRANDE, Bolivia, octubre 7.— Casi cuatro décadas de dolor acumulado estallaron en lágrimas de Aleidita, hija del comandante Ernesto Che Guevara, cuando visitó aquí los lugares donde estuvieron ocultos hasta 1997 los restos del guerrillero Heroico y sus compañeros.

La experiencia elevó al máximo la emotividad de la médica cubana, quien explicó en breves declaraciones su llanto, al señalar que «hay mucho dolor acumulado» desde que Che, herido en acción y hecho prisionero, fue asesinado en La Higuera el 9 de octubre de 1967.

Dijo haber aprendido de las Madres de Plaza de Mayo, Argentina, que no se debe llorar a la vista de los asesinos de los seres queridos, y acotó que ella podía darse el lujo de hacerlo porque estaba rodeada de su familia.

La acompañaban el embajador de Cuba, Rafael Daussá, y Rosa Aurora Freijanes, esposa de uno de los cinco antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos, a quien abrazó con emoción compartida ante el monumento levantado en la fosa donde estaban los restos del Che.

También la rodeaban José Estévez, del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), y decenas de cooperantes médicos y educadores cubanos, así como bolivianos y venezolanos solidarios con Cuba.

La hija del Che hizo la declaración tras visitar la lavandería del hospital de Vallegrande —hoy remodelado por cooperantes cubanos que trabajan en el centro— donde el cadáver del guerrillero Heroico fue mostrado en octubre de 1967.

Previamente, había depositado un hermoso ramo de rosas rojas en la oquedad donde estuvieron los restos del Che y sus compañeros encontrados también allí en 1997: los cubanos Olo Pantoja (Antonio), Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho), René Martínez Tamayo (Arturo), el boliviano Simón Cuba (Willy) y el peruano Juan Pablo Chang (Chino).

Luego Aleidita plantó una higuera ante el improvisado monumento en memoria de su padre, y con sus propias manos, casi con caricias, apisonó la tierra y dio consejos para cuidar el árbol.

También asistió a la inauguración de la Avenida Ernesto Che Guevara, la ruta que lleva a la fosa que guardó sus restos durante 30 años. Allí descubrió una placa, cuya inscripción cita un párrafo de la carta del Guerrillero Heroico a sus hijos, «recuerden que el eslabón más alto que puede alcanzar el ser humano es ser revolucionario».

Aleidita y sus acompañantes visitaron inicialmente el terreno en el que fueron encontrados los restos de la germano-argentina Tamara Bunke, Tania, y los guerrilleros caídos con ella en la emboscada de Puerto Mauricio.

Una ofrenda floral fue depositada donde estuvieron los restos de Tania, mientras José Estévez dominaba la emoción para repetir el canto de guerra y victoria del Che: «¡Hasta la victoria siempre!», coreado por los presentes.

Conmovida, Aleidita colocó luego algunas flores ante los nombres, escritos en humildes carteles, de los mártires cubanos Gustavo Machín, Alejandro, y Manuel Hernández Osorio, Miguel.

La hija del Che viajará este domingo a La Higuera, a 60 kilómetros de aquí, para asistir al acto central de homenaje al 39 aniversario del último combate del Guerrillero Heroico.

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