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Cuba alerta sobre peligros del cambio climático

La situación del medio ambiente es más grave que 15 años atrás. El ministro cubano de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque hizo alusión al discurso pronunciado por el Presidente cubano hace tres lustros, donde Fidel advirtió que: «Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre»

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Juventud Rebelde

Naciones Unidas, septiembre 25.— El ministro cubano de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque alertó este lunes ante la ONU que la situación del medio ambiente es ahora mucho más grave que 15 años atrás.

Al intervenir en la reunión de alto nivel sobre cambio climático convocada por el secretario general Ban Ki Moon, Pérez Roque advirtió que queda menos tiempo para enfrentar la crítica situación del entorno.

En alusión a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada hace tres lustros, y al discurso pronunciado allí por el Presidente cubano, Felipe recordó que ese día, Fidel Castro advirtió que: «Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre».

El Jefe de Estado cubano clamó también allí por «menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra».

Mencionó las evidencias científicas y las comprobaciones prácticas y apuntó que «solo un irresponsable podría cuestionarlas».

Pérez Roque expresó que «resulta cada vez más claro que no se podrá enfrentar esta dramática situación si no cambian los actuales patrones de producción y consumo insostenibles».

Esos patrones son «presentados como el sueño a conquistar mediante una inescrupulosa y permanente campaña publicitaria global en la que se invierten cada año un millón de millones de dólares», aseveró.

El Ministro cubano responsabilizó a las naciones desarrolladas por la situación creada, pues aunque generan «el 76 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero acumuladas desde 1850», y debieran asumir el peso principal de la mitigación del daño al medio ambiente, han hecho poco o nada en ese sentido y «sus emisiones aumentaron más de un 12 por ciento de 1990 a 2003, y las de Estados Unidos en particular crecieron más de un 20 por ciento».

Ante ese panorama, señaló que esos países «deben empezar por cumplir los modestísimos compromisos del Protocolo de Kyoto y asumir nuevas y ambiciosas metas de reducción de las emisiones a partir del año 2012».

Dijo que el problema no se resolverá comprándole a los países pobres su cuota, que calificó de camino egoísta e ineficaz.

Agregó que tampoco es solución convertir los alimentos en combustibles como propuso el presidente George W. Bush.

Pérez Roque señaló que se necesita mucha voluntad política y coraje para dar esta batalla y puso como ejemplo la experiencia de Cuba.

Opinó que la lucha contra el cambio climático no puede ser obstáculo que impida el desarrollo a los más de cien países que no lo han logrado todavía. Ellos no son responsables históricos de lo que ha sucedido, expresó.

El Canciller rechazó «las presiones para que los países subdesarrollados adopten compromisos vinculantes para la reducción de emisiones».

Se pronunció asimismo por un aumento de la parte de las emisiones globales que corresponde a los subdesarrollados para satisfacer las necesidades de su desarrollo económico y social; y clamó «por la efectiva transferencia gratuita de tecnologías y el entrenamiento de los recursos humanos en nuestros países».

El Ministro expresó las aspiraciones de Cuba en la próxima Conferencia de Bali, Indonesia, en diciembre.

En particular habló «de un claro mandato para que los países desarrollados reduzcan para el año 2020 sus emisiones en no menos de un 40 por ciento respecto a sus niveles de 1990».

«Asimismo, esperamos la asignación de recursos nuevos y adicionales, y la adopción de mecanismos de apoyo financiero a los países subdesarrollados para la implementación de nuestras estrategias de adaptación».

Puso como ejemplo que si solo se dedica a este fin la mitad del dinero que cada año los países subdesarrollados deben pagar por el servicio oneroso de una deuda que no deja de crecer se dispondría de más de 200 000 millones de dólares anuales.

Otra alternativa presentada por el Ministro fue la de «dedicar apenas la décima parte de lo que la única superpotencia militar del planeta dedica a gastos de guerra y armamentos».

Al respecto destacó que «tendríamos disponibles otros 50 000 millones de dólares. Dinero hay, lo que se necesita es voluntad política».

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