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Lo mejor que puede pasar: jóvenes integrados a nuestro trabajo

Afirma Andrés Goméz , director de la Brigada Antonio Maceo, organización que por 30 años  ha defendido al pueblo cubano y el derecho de los estadounidenses de relacionarse con los de habitantes de la Isla

Autor:

Yailé Balloqui Bonzón

Andrés Goméz dirige en Miami la revista Areito. Foto: Roberto Morejón «Vigorosa y con muchos deseos de seguir trabajando». Así, casi sin pensarlo y con una convicción que no deja margen a la duda, definió Andrés Gómez a la Brigada Antonio Maceo, luego de treinta años de fundada la organización que, desde las entrañas mismas del monstruo, estimuló y aun estimula a muchos a luchar por su Patria dentro y fuera de ella.

Creada el 22 de diciembre de 1977 por un grupo de jóvenes que habían salido o fueron llevados de Cuba hacia Estados Unidos en los primeros años de la década del 60, la Brigada Antonio Maceo y sus integrantes estaban decididos a cambiar la relación hostil que se les había impuesto con su país de origen.

Andrés Gómez formó parte de esos compatriotas comprometidos y aún dirige la Brigada que nos dice «se funda como desprendimiento de esa voluntad nuestra de conocer Cuba».

Por estos días participó en La Habana, como en tantos otros eventos, en la reunión Cubanos residentes en el Exterior contra el Terrorismo y el Bloqueo, encuentro que sirvió además para homenajear el trigésimo aniversario de la organización.

Cuestionado sobre cuál es el principal trabajo en el que está inmersa la Brigada hoy, este veterano luchador de barba y cabellos marcados por el blanco del tiempo, nos reafirma que siguen «estableciendo el derecho nuestro a defender la libertad y la independencia de Cuba, luchando para terminar con una política que nosotros calificamos de agresión permanente que mantiene el gobierno de Estados Unidos en contra del pueblo cubano, su paz y estabilidad.

«Esto es lo que hacemos todos los días, defender el derecho de los cubanos residentes en Estados Unidos de poder viajar a Cuba libremente a ver a quien quiera, no solo a aquellos familiares que el gobierno de Washington ha decidido que son sus familiares y no una vez cada tres años, sino a quien quieran, cuando quieran y cuando puedan».

—Teniendo en cuenta la trayectoria histórica de la Brigada Antonio Maceo, cuyo primer propósito fue traer jóvenes solidarios a Cuba, y es ahora una organización de la izquierda cubana en la emigración, ¿cree usted que tenga el relevo garantizado?

—Lo mejor que puede pasar es que los jóvenes se integren al trabajo que se realiza en defensa del pueblo cubano y al derecho del propio pueblo norteamericano de poder relacionarse con los de esta Isla, cosa que le impide su gobierno.

«En octubre, participé en la reunión hemisférica de solidaridad con Cuba y lo que más me impresionó fue, precisamente, el número y la proporción de jóvenes latinoamericanos integrados a movimientos solidarios con Cuba, cosa que lamentablemente, aún no se ve tanto en Estados Unidos.

«Sumar gente joven a nuestro trabajo sería muy favorable no solo para los emigrados, sino para las organizaciones y los partidos de izquierda. Eso es un problema en Estados Unidos, pero en América Latina no suele ser el caso porque, como ya te dije, hay una mayoría amplia de jóvenes y adolescentes en la lucha por Cuba».

—¿Y esta falta de adhesión de los más jóvenes, a su juicio, a que se debe?

—En Miami se nos dificulta porque existe el problema del terrorismo y eso hace que muchas familias, tratando de proteger a los más jóvenes, les aconsejen no involucrarse.

«Pero la lucha crece y me refiero, por ejemplo, a las acciones contra las limitaciones de los viajes a Cuba, aspecto apoyado por la inmensa mayoría de la emigración. Los de menos edad también se nos suman.

«Este segmento migratorio tiene el deseo de relacionarse con su país de origen, que es el deseo de relacionarse normalmente con su familia, igual que cualquier otro emigrado. Esta situación no es la misma para el sector que vino a Estados Unidos en los años 60, porque estos vinieron con su familia, y la poca que quedó en Cuba, hoy ya no existe.

«Imagínate que más de la mitad de los nacidos en Cuba que residen en el área metropolitana de Miami, salieron de la Isla a partir de los años 80. La gente joven es fundamental y trabajar con ellos es de extrema importancia.

—¿Entonces usted cree que el mensaje les esté fluyendo a los más jóvenes?

—Sí, creo que sí. Aunque, no obstante, eso depende de una decisión individual. Cuando a ti te bombardean constantemente con información tergiversada, cuando la derecha te está controlando los medios de prensa, tú tienes que decidir por ti mismo qué es lo que te afecta o no, negativamente; quién atenta contra tus derechos y tus deseos. Y entonces tomar una decisión de reivindicar esos derechos.

«Es decir, aquello que esos jóvenes están viendo sobre las políticas que está llevando a cabo su gobierno con respecto a Cuba y al mundo, les está haciendo reevaluar la situación».

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