Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Movimiento de Países No Alineados: De los inicios al siglo XXI

Desde su fundación en 1961 hasta la actualidad, el Movimiento de Países No Alineados ha librado una batalla constante para garantizar que los pueblos oprimidos por la ocupación y dominación extranjeras puedan ejercer su derecho inalienable a la libre determinación y a la independencia Especial de JR sobre el MNOAL

Autor:

Juventud Rebelde

El nacimiento del campo socialista tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial, el desmoronamiento de los imperios coloniales, el desarrollo de un mundo bipolar y la emergencia de dos bloques militares: la OTAN y el Pacto de Varsovia, conformaron un nuevo panorama internacional, que propició el surgimiento de foros de concertación multilateral promovidos por los países del Sur.

En este contexto, los países subdesarrollados, en su mayoría de Asia y África, sintieron la necesidad de unir esfuerzos en la defensa común de sus intereses, en la consolidación de sus independencias y soberanías y en el rescate cultural y económico de sus pueblos, además de expresar un fuerte compromiso con la paz al declararse «no alineados» a ninguno de los dos bloques militares nacientes.

Con los objetivos de debatir y avanzar una estrategia encaminada a lograr tales propósitos, tiene lugar la Conferencia Afro-Asiática de Bandung, en Indonesia, en abril de 1955, donde se dieron cita 29 Jefes de Estado y Gobierno para evaluar los problemas mundiales del momento y concertar políticas para enfrentarlos. Estaban de acuerdo en que la independencia recién recuperada sólo era un medio para lograr el fin de la liberación económica, social y cultural. Fue en esa Conferencia que se enunciaron los principios que deberían gobernar las relaciones entre las naciones grandes y pequeñas, conocidos como los Diez Principios de Bandung, los cuales fueron adoptados posteriormente como los principales objetivos de la política de no alineamiento.

En 1960, a la luz de los resultados alcanzados en Bandung, durante el XV período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en el que fueron admitidos 17 nuevos países de África y Asia, la gestación de los países del Sur cobró un impulso decisivo. En ello jugaron un papel esencial los entonces Jefes de Estado o de Gobierno de Egipto, Gamal Abdel Nasser; de Ghana, Kwame Nkrumah; de la India, Shri Jawaharlal Nehru; de Indonesia, Ahmed Sukarno y de Yugoslavia, Josip Broz Tito; quienes después se convertirían en los líderes emblemáticos del Movimiento.

Se unen los países subdesarrollados

Seis años después de Bandung, sobre una base geográfica más amplia, se fundó el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) en la Primera Conferencia Cumbre de Belgrado, celebrada del 1 al 6 de septiembre de 1961, a la cual asistieron 25 países.

Cuba, donde la Revolución había triunfado dos años antes, fue la única nación latinoamericana que estuvo entre las fundadoras del Movimiento, consciente de la importancia histórica que tenía para los países subdesarrollados de todas partes del mundo avanzar hacia la unidad y la concertación.

El Movimiento no fue concebido para desempeñar un papel pasivo en la política internacional, sino para formular sus propias posiciones de manera independiente, reflejando los intereses y condiciones de sus integrantes.

Los objetivos primarios de los NOAL se enfocaron en el apoyo a la autodeterminación, la independencia nacional, la soberanía e integridad territorial de los Estados; la no adherencia a pactos multilaterales militares; la lucha contra el imperialismo en todas sus formas y manifestaciones; la lucha contra el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo, la ocupación y la dominación extranjeras; el desarme y la coexistencia pacífica entre todas las naciones; el rechazo al uso o amenaza de uso de la fuerza en las relaciones internacionales; el fortalecimiento de las Naciones Unidas; la democratización de las relaciones internacionales; el desarrollo socioeconómico y la reestructuración del sistema económico internacional; así como la cooperación internacional sobre bases de igualdad.

Durante las décadas del 60’ y 70’ el MNOAL, que incluía a casi todos los países de Asia y África, fue convirtiéndose en frente de concertación para luchar por reivindicaciones para el mundo en desarrollo. Conseguido el propósito de la emancipación, las Conferencias testimoniaron una creciente preocupación por los aspectos económicos, además de los estrictamente políticos.

Muestra de ello fue el nacimiento, en la Conferencia de Argel de 1973, del concepto de «nuevo orden económico internacional», el cual permitiría a todos los pueblos del mundo disfrutar de sus riquezas y recursos naturales, y ofrecería una plataforma amplia para un cambio fundamental en las relaciones económicas internacionales y la plena emancipación económica de los países del Sur.

El Movimiento desempeñó un rol importante en el apoyo a las naciones que entonces luchaban por su independencia en el Tercer Mundo y brindó su estrecha solidaridad a las aspiraciones más justas de la humanidad. Contribuyó de forma innegable al triunfo de la lucha por la independencia nacional y la descolonización, lo que le permitió mantener un importante prestigio diplomático.

La crisis de los no alineados

A finales de los 80, el Movimiento enfrentó el gran reto que representó el derrumbe del campo socialista. El fin del enfrentamiento entre los dos bloques antagónicos fue visto como el inicio del fin del MNOAL. El hecho de que Yugoslavia ocupara la Presidencia del Movimiento en ese preciso momento histórico en que se produjo también el desmembramiento de ese país, condujo a una disminución significativa de la actividad del foro.

Los primeros años de la década del 90’ fueron tremendamente difíciles. EL MNOAL no pudo escapar de las dificultades para accionar con efectividad en una adversa situación política internacional, marcada por el hegemonismo y el unipolarismo. Además, atentaron contra su evolución los conflictos internos que tuvieron lugar dentro de su membresía y la visible diversidad de intereses.

También hubo cambios importantes en los países africanos, provocados por la imposición de la democracia liberal burguesa que frenó proyectos nacionalistas importantes en esa parte del mundo y en América Latina ocurrió un desmantelamiento de muchos grupos de izquierda.

En esa etapa en la que se cuestionaba la existencia misma del Movimiento, Cuba, junto a un grupo importante de países asiáticos entre los que destacaron Malasia e Indonesia, se dio a la tarea de mantener viva la llama del MNOAL.

Resistir era lo fundamental. Los países en desarrollo se percatarían que el nuevo orden mundial propuesto por Estados Unidos, era únicamente un proyecto sobre la base de sus intereses. Las fuerzas progresistas entenderían que esos cantos de sirenas no iban dirigidos a resolver los graves problemas del Sur.

La permanencia de gobiernos nacionales en algunos países africanos como Angola, Simbawe y Namibia, fueron elementos esenciales que permitieron mantener un grupo mínimo de concertación. La propia aparición de una Sudáfrica independiente que había derrotado el Apartheid, y la radicalización progresiva a las posiciones de países a favor del Tercer Mundo también tuvieron un impacto positivo importante en la revitalización del Movimiento.

El neoliberalismo, como receta económica, los planteamientos en el orden doctrinal como la llamada intervención humanitaria, y las acciones de la administración de Gorge H. W. Bush acabaron de convencer al Tercer Mundo de la importancia de unir fuerzas para proteger la soberanía y los intereses del Sur.

De aquel ocaso a la fecha el MNOAL ha transitado por presidencias que tuvieron la virtud de haber mantenido la vigencia y unidad del Movimiento: Indonesia (1992-1995) y Colombia (1995-1998). Ya en el momento en que Sudáfrica asume la dirección (1998-2003) se inicia una clara vigorización de la organización. Los NOAL vuelven a ocupar un lugar activo en importantes procesos internacionales. Estuvieron en la primera fila del debate en la Conferencia Mundial contra el Racismo que tuvo lugar en Sudáfrica y en la propia reforma de las Naciones Unidas.

En la Cumbre de Malasia y durante su presidencia (2003-2006) se produce la adopción de una declaración que plantea los intereses de revitalización, fortalecimiento y unidad del MNOAL.

La presidencia de Cuba (2006-2009)

La Isla entra a liderar el Movimiento en momentos en los que ya había una clara conciencia y una sensibilización de sus miembros sobre la necesidad de avanzar proyectos comunes.

La celebración en Cuba de la XIV Cumbre del MNOAL en septiembre del 2006 marcó el inicio de una exitosa presidencia que no hubiera sido posible sin el apoyo de toda la membresía del Movimiento. A la cita de La Habana asistieron 116 de los 118 países no alineados y de ellos más de 50 estuvieron representados al más alto nivel. En esa reunión se adoptaron documentos trascendentales dirigidos a consolidar las bases del Movimiento, como lo fue la Declaración sobre los propósitos y principios y el papel del MNOAL en la nueva coyuntura internacional.

Cuba pasó de la declaración final de la Cumbre a la acción. No se quedó en los pronunciamientos políticos, sino que se orientaron acciones concretas en los diversos foros internacionales y organismos multilaterales.

La presidencia cubana logró reactivar la presencia del Movimiento en la sede de la UNESCO en París, donde los países del Sur actúan como una sola voz en defensa de los derechos a la educación, a la cooperación en materia de información y a la defensa de sus derechos culturales.

En estos tres años se ha diversificado y expandido la acción del MNOAL, ya no solo se concentra en Nueva York que es su mayor ámbito de influencia y actividad, sino que también actúa en diversos foros multilaterales donde los países del Sur tienen intereses concretos que defender.

El MNOAL en el siglo XXI

El Movimiento de Países No Alineados no perdió su vigencia con el fin de la Guerra Fría. La desaparición de uno de los bloques no ha eliminado los acuciantes problemas del mundo. Por el contrario, renovados intereses estratégicos de dominación se agudizan y adquieren nuevas y más peligrosas dimensiones para los países subdesarrollados.

La defensa del multilateralismo, de los principios que rigen el Derecho Internacional y las relaciones entre los Estados, así como el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, constituyen de por sí razones más que suficientes para preservar y fortalecer el MNOAL.

Hasta hoy, se han celebrado catorce Conferencias Cumbres del MNOAL y en julio próximo tendrá lugar la XV Cumbre donde Cuba entregará la presidencia del Movimiento a Egipto, país sede de la cita.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.