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Polémico inicio de conferencia sobre el racismo

Al boicot de EE.UU. y otros siete países ausentes a la reunión se unieron los europeos que abandonaron la sala de Ginebra cuando Irán acusaba a Israel de racismo contra el pueblo palestino

Autor:

Juventud Rebelde

GINEBRA.— La Conferencia Mundial de la ONU sobre racismo, que revisará los acuerdos tomados en Durban, Sudáfrica, en 2001, quedó inaugurada en esta ciudad Suiza en una jornada controversial por la ausencia de ocho países occidentales, encabezados por Estados Unidos, y la acción de las delegaciones europeas que abandonaron en masa la sala cuando el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, acusó a Israel de «régimen racista, cruel y represivo» contra los palestinos.

Previamente, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, había hablado en la apertura del cónclave que se extenderá hasta el 24 de abril, advirtiendo que las crisis alimentaria y financiera, unidas a los efectos del cambio climático, intensifican la intolerancia y los prejuicios raciales, señaló PL.

La conferencia abrió con la ausencia de Estados Unidos, Israel, Canadá, Italia, Australia, Holanda, Polonia, Nueva Zelanda y Alemania, porque de antemano consideraron que el proyecto de declaración final es desfavorable a Israel y podía convertirse en «un foro antisemita». También protestaban las críticas a otros países occidentales en el documento a debate.

A pesar de estas acciones de presión, Pillay —destacada personalidad de la jurisprudencia sudafricana— expresó optimismo sobre el éxito del encuentro y de que los ausentes se unirán a los esfuerzos por lograr cambios verdaderos en la vida de las víctimas del racismo.

En sus palabras, sin mencionar al gobierno de Tel Aviv por sus recientes agresiones desproporcionadas contra los palestinos en la Franja de Gaza, advirtió que al responder a lo que llamó «legítimas preocupaciones de seguridad en el contexto de la lucha contra el terrorismo, muchos países han aplicado medidas que han tenido un impacto desproporcionado y negativo sobre minorías».

A su vez, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon lamentó que «algunas naciones que debían estar ayudando a forjar el camino para un futuro mejor, hoy no están presentes», pero más tarde criticó también el discurso del presidente Ahmadinejad —que pretextó el segundo contratiempo de la conferencia— y lo acusó duramente de «acusar, dividir e incitar».

Ahmadinejad acusó al gobierno de Tel Aviv de «desposeer a toda una nación bajo el pretexto del sufrimiento judío, con el objetivo de establecer un gobierno totalmente racista», lo que le ganó la protesta de los diplomáticos occidentales que abandonaron en masa la reunión. Sin embargo, reportó Reuters, un número de delegaciones permanecieron en el lugar y aplaudieron el discurso del presidente iraní.

Estados Unidos, recuerda la agencia noticiosa, abandonó la primera cumbre de la ONU sobre racismo, en Durban, por los intentos árabes y musulmanes de criticar a Israel.

La declaración de 143 párrafos de esta segunda conferencia no se refiere explícitamente a Israel u Oriente Medio, aunque su primer enunciado «reafirma» el texto adoptado en 2001 por 170 países que incluye seis capítulos sobre estos asuntos.

En la Conferencia de Ginebra participan 103 Estados de los 192 que componen la ONU, dijo AFP, incluidos todos los de América Latina y el Caribe, junto a unos 2 000 militantes de Organizaciones No Gubernamentales, para sentar las bases de un plan internacional que mejore la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.

«Hemos conseguido que el texto recoja una advertencia contra la criminalización de los migrantes, vapuleados por algunas directivas de la Unión Europea, que se reserva la prerrogativa de encarcelar a los sin papeles durante 180 días antes de expulsarlos, y sanciona a quienes les den trabajo», señaló a AFP un diplomático latinoamericano que negoció el proyecto de declaración.

La declaración reitera los derechos humanos que protegen a las poblaciones indígenas, maltratadas en múltiples latitudes del mundo, y condena de forma genérica a la ocupación extranjera como uno de los motivos que favorecen el racismo.

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