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La canciller Patricia Rodas, secuestrada por los militares durante el golpe de Estado contra el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya y que estaba desaparecida, salió hace unos minutos rumbo a México, según dio a conocer el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, tras la intervención del mandatario hondureño en la Cumbre Extraordinaria de países de la Alianza Latinoamericana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Ortega informó que Patricia Rodas ya estaba muy cerca de Ciudad de México, donde sería recibida por el gobierno de Felipe Calderón, al tiempo que anunció que la jefa de la relaciones internacionales del país centroamericano estaría posiblemente mañana mismo en Managua.
Con anterioridad, Zelaya recalcaba en su intervención que a pesar de la nobleza del pueblo hondureño, los militares se habían situado en todas las calles para impedirle que hablara y reclamara sus derechos.
Los golpistas y usurpadores, dijo, han cancelado los medios de comunicación, con el único objetivo de silenciarlos, pero también han provocado apagones, han tomado los aeropuertos, han cerrado las fronteras, han creado un estado de terror para imponer su criterio.
Zelaya aprovechó la oportunidad para agradecer a su guardia de honor «que se mantuvo 15 minutos luchando de frente contra los militares», a las organizaciones sociales, a los 60 000 maestros, a los obreros, los campesinos, las etnias... la gente del pueblo, «que estarán en la calle hasta que se nos restituya».
El mandatario hondureño afirmó que perdonaba a los que en un momento determinado por poco asesinan a su hija y e él. Me sacaron a la fuerza, me secuestraron, pero aún aquí sigo siendo el presidente, la persona a quien el pueblo escogido para lo dirigiera hasta el próximo año, dijo.
«Tengo la autoridad moral y el apoyo del pueblo hondureño, que espera para que vaya a reclamar mi cargo, y lo vamos hacer reconfortado, con nuestra fe, con nuestro amor hacia esa sociedad de hermandad mundial que se llama humanidad, y es por la que estamos luchando».
