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Gobiernos coordinan esfuerzos ante emergencia en Haití

Brasil se queja a EE.UU. por dificultades en el aeropuerto. Recogidos 15 000 cadáveres

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Juventud Rebelde

SANTO DOMINGO, enero 15.— Los gobiernos de Haití, Brasil y República Dominicana establecieron medidas prioritarias ante la emergencia que atraviesa el primer país por el terremoto del martes, entre ellas el rescate de las víctimas y la creación de albergues, informaron el viernes fuentes oficiales, citadas por EFE.

Estas propuestas, emanadas de la reunión sostenida la víspera entre el presidente haitiano René Preval; su colega dominicano, Leonel Fernández, y el ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, también contemplan sepultar en fosas comunes a los fallecidos, establecer la comunicación telefónica y el servicio de energía eléctrica, e instalar tiendas de campañas y hospitales fijos.

Según la Presidencia dominicana, las acciones se llevarán a cargo en coordinación con Brasil, país que lidera la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH). En la reunión, Preval insistió en la construcción en territorio haitiano de viviendas temporales para los afectados.

Respecto a la ayuda internacional que continúa llegando al país caribeño, un despacho de AFP citó a un vocero de la Presidencia boliviana, quien auguró que el mandatario de esa nación, Evo Morales, volaría a Haití el lunes con una ayuda de 50 toneladas de alimentos y medicamentos.

Por su parte, el canciller brasileño, Celso Amorim, se quejó ante su par de EE.UU., Hillary Clinton, por las dificultades que encuentran los aviones cargados con ayuda humanitaria, enviados desde el país sudamericano, para aterrizar en el aeropuerto de Puerto Príncipe, colapsado el jueves por la llegada masiva de aeronaves. EE.UU. controla el tráfico en la terminal aérea capitalina.

«La llamé (a Clinton) para resolver malentendidos. Es importante tener claro que estemos siendo tratados con la  prioridad adecuada», dijo Amorim a periodistas en Brasilia.

Según Amorim, Clinton «se comprometió a tomar todas las medidas para que esto sea tratado como prioridad».

Según EFE, EE.UU. comenzó el viernes el despliegue de la ayuda a Haití, a bordo de algunos de sus más importantes buques de guerra, y anunció que enviará 9 000 soldados a la isla antes del lunes para apoyar las labores humanitarias.

El portaaviones Carl Vinson arribó con 19 helicópteros, 51 camas, tres salas de operaciones quirúrgicas, y la capacidad de producir cientos de miles de litros de agua potable y 18 000 comidas diarias.

Ya se encontraban allí los 100 primeros soldados de la 82 División Aerotransportada, preparando el campamento para la llegada durante el fin de semana del resto de la brigada (3 500 soldados de Infantería del Ejército de Tierra).

En cuanto a la situación en el terreno, el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, informó que los cadáveres recogidos hasta el viernes suman 15 000. Cifras ofrecidas por el ministro de Salud Pública, Alex Larsen, indican que más de 50 000 personas murieron y 250 000 resultaron heridas, mientras que casi 1,5 millones quedaron sin techo.

Según AFP, Larsen dijo que la sede del gobierno se trasladó a una comisaría policial cercana al aeropuerto capitalino (el Palacio Presidencial se desplomó por la sacudida del martes) y anunció que todos los locales deportivos de Puerto Príncipe serán transformados en centros de salud para curar a los numerosos heridos.

El funcionario añadió que el mayor temor del Presidente y el Primer Ministro era que la desesperación estaba transformándose en violencia.

Durante la jornada, el arribo de camiones cisterna a un campamento de damnificados en los alrededores del colapsado Palacio Presidencial, permitió que muchos se lavaran y cepillaran sus dientes. Las madres bañaban a sus bebés en cubetas plásticas, reportó Reuters.

La falta de condiciones sanitarias se tornaba crítica. «Estamos haciendo lo mejor que podemos, pero es difícil dormir con este olor. La gente está yendo al baño en todos lados; es muy insalubre», dijo Louis Widlyne, de 18 años.

Los niños, algunos con problemas digestivos y fiebre, juegan con pedazos de plástico. «No hay nada que hacer. Solo nos sentamos y esperamos. Pero el estrés se está instalando. Cada vez que sentimos otro temblor o escuchamos un rumor de tsunami, es peor», agregó otro sobreviviente.

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