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Tiempos de cambio en Paraguay

El imperialismo norteamericano no puede tolerar que luchemos por la verdadera independencia de nuestros pueblos, dijo a JR Ananías Maidana, presidente del Partido Comunista paraguayo

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

Luego de varias décadas de dictadura militar sostenida por Washington, terrorismo de Estado y falsas democracias al servicio de los intereses norteamericanos y la oligarquía nacional latifundista, el pueblo paraguayo conoce la fuerza de su voz.

Las masas tuvieron mucho que ver con su triunfo y se han hecho sentir desde la llegada de Fernando Lugo a la presidencia. Para ayudarlo a enterrar un viejo Estado entregado a las trasnacionales, y un sistema político excluyente que solo favoreció a unos cuantos asociados al saqueo ilegítimo de las riquezas nacionales, diversas organizaciones sociales y políticas forman hoy una plataforma unitaria, enfocada en la construcción de un sistema democrático y la defensa de la soberanía nacional: el Frente Guazú.

No es únicamente una instancia de la izquierda política y los movimientos sociales, a la que se han incorporado agrupaciones de la Alianza Patriótica para el Cambio, que lanzó a Lugo a la primera magistratura.

El espectro conformado por quienes lo integran es amplio: medianos y pequeños productores, y empresarios, campesinos e indígenas. «Creo que desde el punto de vista teórico podemos decir que es la alianza de las clases obreras con la pequeña y mediana burguesía de Paraguay», comenta a JR Ananías Maidana, presidente del Partido Comunista de Paraguay. Sus intereses son afectados por las transnacionales de la soya, que hoy están manejando el país», explica el histórico luchador comunista.

El pueblo está cansado de las falacias de los partidos tradicionales, de los cordones de pobreza, delincuencia y desempleo, comenta; de ahí la necesidad de unirse en una plataforma única que tiene en su programa puntos esenciales como la reforma agraria, la profundización de la democracia participativa y la defensa de la independencia.

«No hay salida al problema paraguayo sin una reforma agraria», advierte el líder político, quien también precisa la necesidad de recuperar la tierra mal habida —entregada por el general Alfredo Stroessner de manera gratuita a otros generales y latifundistas—, para que sean cedidas a los trabajadores del campo, indígenas y campesinos. Ello garantizará también la seguridad alimentaria.

Para Maidana, la soberanía va más allá de la defensa del territorio nacional o de su sentido político. También pasa por la recuperación de los recursos naturales. Por eso, los sectores que conforman Guazú, apoyan la gestión que viene realizando el gobierno de Fernando Lugo para recuperar el derecho de Paraguay sobre la represa de Itaipú, otra de las entregas de Stroessner a los intereses extranjeros.

En su intención por frenar el proceso, EE.UU. ha utilizado su embajada en Asunción para maniobras injerencistas. En uno de sus últimos ardides, la jefa de la misión diplomática, Liliana Ayalde, invitó al ministro de Defensa, Luis Bareiro Spaini, a un almuerzo al que el titular no pudo asistir y envió a su viceministro, Cecilio Pérez Bordón. El objetivo del encuentro fue provocar un careo que tenía invitados tales como el vicepresidente Federico Franco, quien denigró la gestión administrativa de Lugo.

En una carta enviada a Ayalde, Bareiro Spaini rechazó las intenciones de Washington de intervenir en asuntos políticos internos.

«Hay un apoyo muy importante de las fuerzas populares al Ministro de Defensa, porque él representa, en nuestra opinión, lo mejor de la tradición y la historia del ejército paraguayo en la defensa de la soberanía nacional y contra la intervención extranjera. Ese acercamiento civil-militar es muy importante en estos momentos para defender el proceso», dijo Maidana, recientemente condecorado por Lugo con la mayor distinción de esa nación latinoamericana.

«Tenemos confianza en la lucha unida, organizada y consciente de nuestro pueblo por profundizar el proceso, con Lugo a la cabeza, al tiempo que estamos conscientes de que ningún país puede liberarse sin la solidaridad internacional. Tenemos al ALBA y UNASUR. Y ese proceso de unión e integración es lo que le molesta al imperialismo, como también le irrita que Lugo declare su apoyo al desarrollo democrático que se está dando en Bolivia, Venezuela, Ecuador. No pueden permitir que luchemos por alcanzar nuestra segunda independencia, lo cual dará pie para formar la gran patria que soñaron Bolívar y Martí».

Muy dinámico a sus 85 años, y con suficientes vivencias como hombre de lucha que durante mucho tiempo debió vivir en la clandestinidad, o encerrado en las mazmorras dictatoriales, Maidana se muestra preocupado por la ofensiva de Washington en la región, que amenaza con dibujar nuevamente el mapa latinoamericano con gobiernos antidemocráticos.

«La estrategia actual del imperialismo es no permitir la existencia de nuevos gobiernos que se salgan de la órbita de sus intereses. Un ejemplo es Honduras, donde el actual gobierno es resultado de un golpe militar, y la policía acude a la represión y el asesinato para consolidarse, como mismo se hizo en Paraguay durante la dictadura.

«Las bases militares que quieren implantar en la región representan la orientación actual de la ultraderecha norteamericana. Increíble que Obama prometiera cambios y que luego, como mismo hizo Bush, no solo declaró a Cuba como país terrorista, sino que decidió mantener el bloqueo criminal e inhumano contra la Isla, y deja encerrados a cinco cubanos por luchar contra el terrorismo».

Maidana también se muestra convencido en que Washington podría encontrar en la guerra una salida a la crisis económica, financiera y ambiental, porque, asevera, la economía norteamericana se basa en la carrera armamentista y «todo se hace en beneficio de esa industria. Entonces, invadir es normal, como hicieron en Iraq y Afganistán».

Para hacer las guerras inventan justificaciones sobre la base de mentiras y calumnias que transmiten las grandes corporaciones mediáticas, asegura. Así, afirman que en la Triple Frontera, compartida por Paraguay, Brasil y Argentina, existen células de terroristas, cuando lo que sí abunda allí es el agua potable, tras la cual acudió la familia Bush, cuando compró tierras en la región.

«Por eso es imprescindible unirnos para denunciar la nueva ofensiva norteamericana contra nuestro continente y especialmente contra Cuba. Porque Cuba es el ejemplo de cómo es posible mantenerse libre y soberano a pesar del bloqueo, las invasiones, y de todo lo que le hacen a 90 millas. Eso estimula y demuestra que es posible».

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