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BUDAPEST, junio 4.— La situación económica de Hungría es «grave», pero el gobierno está preparado para evitar una crisis como la de Grecia, dijo el viernes un vocero del gobierno húngaro, citado por AP.
La fuente añadió que una comisión investigadora presentará un informe preliminar sobre el estado de la economía, durante el fin de semana, y 72 horas después el ejecutivo presentará un plan de acción.
A pesar de la crisis, el gobierno centroderechista que asumió tras las elecciones de abril anunció que mantendrá su promesa de recortar los impuestos.
Según DPA, la moneda húngara, el florín, sufrió el viernes una caída en su cotización frente al euro, desatada por las declaraciones sobre la mala situación financiera del país que provocaron el temor a una bancarrota estatal y presionaron también al euro y a los mercados europeos.
Miembros de la coalición de derecha FIDESZ, al frente del gabinete hace solo una semana, aseguraron que el déficit estatal presentado por el gobierno predecesor socialdemócrata no se correspondía con las cifras verdaderas.
Ya entonces comenzó la caída del curso del florín. Este viernes, un euro se vendía por 287 florines, cuando el jueves se necesitaban solo 273 para comprarlo.
Hasta ahora, ni Orban ni ningún político de alto rango del FIDESZ se pronunció claramente sobre el curso de política económica que seguirán. Hungría ya recibió un rescate de 20 000 millones de euros del FMI en 2008 para ayudar a evitar el impago de vencimientos de su deuda.
Por su parte, la ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, expresó que la mayoría de las economías del Grupo de los 20 (que agrupa a los más industrializados y a los emergentes) cree que la principal prioridad es reducir los déficit presupuestarios.
Lagarde afirmó que solo una minoría en el G-20 está a favor de mantener el crecimiento como la primera prioridad. Algunos dicen que reducir el gasto demasiado pronto puede llevar a una nueva recesión.
Los déficit fiscales y las deudas se dispararon en los últimos dos años, cuando varios gobiernos se lanzaron a apuntalar a los alicaídos bancos y a inyectar recursos para revitalizar la economía, en su peor recesión en décadas.
