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SANTIAGO DE CHILE, agosto 26.— Esperamos que nos puedan sacar de este infierno, imploró uno de los mineros atrapados en el norte de Chile, sin tener certeza aún del angustioso camino que le depara la sobrevivencia.
No podemos percibir todavía un cambio de ánimo, lo más probable es que nos enfrentemos a un período de depresión, de angustia y decaimiento, admitió el ministro chileno de Salud, Jaime Mañalich.
El ministro informó que continúa la fase de recuperación nutricional, seguida posteriormente de un programa de ejercicios físicos que los prepare para la salida dentro de tres o cuatro meses.
En entrevista a Radio Universidad de Chile, Miguel Fort, jefe de la unidad de rescate, señaló que incluso los cuatro meses constituyen un plazo conservador, teniendo en cuenta las eventualidades que puedan surgir.
Hay que hacer una perforación blindada que llevará la comunicación audiovisual para mantenerlos estimulados en el tiempo y una segunda perforación para el envío permanente de alimentos, detalló.
El experimentado rescatista opinó que la situación es compleja porque los trabajadores se encuentran a una considerable distancia de la superficie, calculada en 700 metros de profundidad.
Mientras, continuaron las críticas a los propietarios del colapsado yacimiento de oro y cobre por la reapertura del mismo, a pesar de las frágiles condiciones de seguridad prevalecientes.
El ex directivo del Servicio Nacional de Geología y Minería Ezequiel Yáñez sostuvo ante parlamentarios que la mina San José no cumplía con las condiciones para el reinicio de las faenas.
Los legisladores chilenos han criticado duramente la postura de los dueños de la mina de negarse a prestar colaboración ante una comisión investigadora de la Cámara de Diputados.
Desde el pasado 5 de agosto, 32 mineros chilenos y uno boliviano permanecen atrapados, sometidos a altas temperaturas y a una acentuada humedad, en un punto de la geografía de la árida región de Antofagasta, a unos 800 kilómetros de esta capital.
