BERLÍN, octubre 9.— La canciller alemana, Angela Merkel, mantuvo hoy una postura reservada respecto la adhesión de Turquía en la Unión Europea (UE), tras un encuentro en esta capital con el primer ministro de ese país, Recep Tayyip Erdogan.
Merkel se mostró distante del tema hasta que en una conferencia de prensa Erdogan pidió explícitamente el respaldo de Alemania en las actuales negociaciones para el ingreso de Ankara al grupo de los 27 socios comunitarios.
Turquía espera que se cumplan las promesas, no debe haber cambios de rumbo ni frenos en las negociaciones, afirmó el político turco. Por su parte, la jefa del Gobierno germano solo se limitó a señalar que el proceso tiene un resultado abierto.
Naciones como Alemania y Francia han ofrecido una férrea resistencia a la entrada de Turquía en la UE, y en su lugar sugieren que sería más conveniente concederle un estatuto de asociación privilegiada y nada más.
El temor a un aumento de la inmigración turca y el consiguiente incremento de la influencia islámica dentro la zona cuentan entre las razones que esgrimen Berlín y París.
La oleada xenófoba que se vive en algunos de los países de la UE, donde han ganado terreno partidos de extrema derecha tampoco le pone fácil el asunto a la candidatura turca.
Sin embargo, expertos advierten que la verdadera razón radica en el hecho de que Turquía cuenta ahora con unos 72 millones de habitantes y para 2015 se espera que su población rebase la de Alemania.
De entrar a la UE, Ankara tendría en sus manos el poder de decisión en no pocas instituciones europeas gracias a su enorme población de derecho, situación que para algunos representa una amenaza.
