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Réplica del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba a los Estados Unidos y la Unión Europea

«Los cambios en Cuba son asunto de los cubanos», afirmó Bruno Rodríguez Parrilla en la sesión de la Asamblea General bajo el tema «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba»

Autor:

Juventud Rebelde

Señor Presidente:

Agradezco mucho sus palabras a los trece oradores y a las delegaciones presentes en esta imprevista sesión vespertina.

Sobre lo dicho por Estados Unidos y la Unión Europea:

Esta es la décimo novena ocasión en que la delegación de Estados Unidos nos repite lo mismo.

El bloqueo es un acto de guerra económica y un acto de genocidio.

¿Será que el Departamento de Estado no ha hecho la tarea, no ha estudiado el asunto?

El año pasado leí aquí los artículos de las Convenciones correspondientes. Leo otra vez:

“Artículo II: (…) Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación:

“Inciso b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

“Inciso c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial.”

Ya leí hoy aquí el famoso Memorandum del señor Mallory.

No son “argumentos ideológicos” del pasado. El bloqueo es un viejo témpano que queda de la Guerra Fría. El asunto no es la retórica, sino el acto de agresión a Cuba.

El propósito de Estados Unidos no es ayudar ni apoyar al pueblo cubano. Se sabe que el bloqueo provoca privaciones y sufrimientos. No provoca muertes porque la Revolución cubana lo impide. ¿Cómo podría explicarse que se castigue a los niños cubanos como se ha descrito aquí? Si se quisiera ayudar o apoyar al pueblo cubano, lo único que habría que hacer es levantar el bloqueo de inmediato.

¿Por qué impiden a los norteamericanos visitar Cuba y recibir información de primera mano? ¿Por qué restringen los llamados contactos “pueblo a pueblo”?

Los pretextos para el bloqueo han ido cambiando. Primero la supuesta pertenencia al eje sino-soviético, después la llamada exportación de la Revolución a América Latina, luego la presencia de tropas cubanas en África para ayudar a derrotar al apartheid, a preservar la independencia de Angola y lograr la de Namibia.

Después, la manipulación sobre los derechos humanos. Pero el bloqueo es una violación brutal de los derechos humanos de los cubanos.

Estamos dispuestos a discutir sobre violaciones de derechos humanos. Podemos empezar por el campo de concentración de Guantánamo, donde se tortura y no existe el hábeas corpus. Es el reino de las “Comisiones Militares”, fuera del Estado de derecho. ¿Podría la delegación norteamericana explicar qué pasó en los campos de Abu Ghraib, Bagram y Nama?

¿Se instruyó cargos a los responsables? ¿Se instruyó de cargos a quienes autorizaron en los gobiernos europeos las cárceles secretas en Europa y los vuelos secretos de la CIA con personas secuestradas? ¿Podría aclararlo el representante de la Unión Europea?

Podemos hablar de Wikileaks. ¿por qué no nos cuentan algo sobre las atrocidades que recogen los 75 mil documentos sobre crímenes en Afganistán y los 400 mil sobre Iraq?

¿Qué pueden decirnos sobre las ejecuciones extrajudiciales que proclamó Bush en su famoso discurso del “Estado de la Unión” del 2003 bajo el aplauso del Congreso? ¿Qué ha hecho el actual gobierno con los responsables? ¿Acaso el Comando Conjunto de Operaciones Especiales fue disuelto? ¿Las órdenes y autorizaciones ejecutivas fueron revocadas o están en vigor? ¿Es verdad que el Jefe de ese Comando, el General McChrystal, reportaba directamente al vicepresidente Cheney? Podemos discutir también sobre la violencia brutal y con alta tecnología que llaman “contrainsurgencia”.

Los cambios en Cuba son asunto de los cubanos. Cambiaremos todo lo que deba ser cambiado, para bien de los cubanos, pero no le pediremos opinión al gobierno de Estados Unidos. Escogimos libremente nuestro destino. Para eso hicimos una Revolución. Serán cambios soberanos, no “gestos”. Sabemos que para Estados Unidos lo único suficiente sería instaurar en Cuba un gobierno pro-yanqui. Pero eso no va a ocurrir.

¿Quieren avanzar en telecomunicaciones? Levanten las medidas de bloqueo que hacen imposibles los negocios en ese campo y cesen el robo de fondos cubanos. Eliminen las medidas de bloqueo que restringen severamente el acceso a internet de los cubanos.

¿Quieren cooperación entre nuestras universidades? Eliminen las restricciones a los intercambios académicos, estudiantiles, científicos y culturales y permitan establecer acuerdos entre esas instituciones.

¿Quieren cooperación contra el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de personas, los desastres naturales, el correo postal? Respondan, al menos, las propuestas que hemos presentado hace más de un año, sin condición alguna.

El gobierno de Estados Unidos ha cambiado, pero el financiamiento a la subversión interna en Cuba se mantiene igual.

Un alto funcionario de la USAID confirmó ayer al periodista Tracey Eaton que, en el último período, han hecho llegar 15,6 millones de dólares a (cito) “individuos en el terreno en Cuba”. Así llaman a sus mercenarios.

Las transmisiones ilegales de radio y televisión siguen.

Los Cinco antiterroristas cubanos siguen en injusta prisión. Recientemente se ha sometido, sin motivo, a Gerardo Hernández Nordelo a confinamiento solitario y se le ha denegado atención médica.

Terroristas internacionales confesos como Orlando Bosh y Posada Carriles se pasean libremente en Miami e incluso hacen allí actividad política.

Hay conversaciones migratorias, pero la manipulación política de la migración continúa con la Ley de Ajuste Cubano y la política de “Pies secos-Pies mojados”.

Otra vez: es totalmente falso que Estados Unidos y Cuba seamos “socios económicos”. Las ventas agrícolas violan todas las normas y prácticas del comercio internacional y libertad de navegación. Se miente en esta sala sobre supuestas donaciones de ONG a Cuba por valor de 237 millones de dólares.

El bloqueo es abusivamente extraterritorial y afecta a todos los aquí presentes. No es un hecho bilateral.

Señor Presidente:

A lo ya dicho sobre la Unión Europea tengo poco que añadir.

No le reconocemos autoridad moral ni política alguna para criticar en materia de derechos humanos.

Haría mejor en ocuparse de su brutal política antiinmigrantes, de la deportación de minorías, de la violenta represión contra los manifestantes y de la creciente exclusión social de sus desempleados y sectores de menos ingresos.

El Parlamento Europeo, con toda desvergüenza y de manera infame, se dedica a premiar a los agentes pagados del Gobierno de Estados Unidos en Cuba.

Ahora se dice que la llamada Posición Común quedó superada. Ya veremos. Los hechos dirán. Pero, la Unión Europea sueña si cree que podrá normalizar las relaciones con Cuba, existiendo la llamada Posición Común.

Muchas gracias

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