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Diario de El Paso: Posada Carriles duerme «como un bebé»

En El Paso solamente acusan a Luis Posada Carriles de mentiroso, e incluso en el juicio ya ni siquiera hablan de él o de sus mentiras. Son las falsas declaraciones del testigo Gilberto Abascal sobre sus impuestos las que se han debatido por los últimos días ante este tribunal, no los crímenes Posada

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Cubadebate

Hoy, en El Paso, el acusado Luis Posada Carriles pudo dormir la mañana. No en el hotel, sino en el tribunal. Hace días que no se habla de él, porque el abogado defensor ha logrado tergiversar el proceso y poner a Gilberto Abascal, a Fidel Castro y a Cuba en tela de juicio.

A las 9:25 de la mañana, me di cuenta de que varios integrantes del jurado estaban susurrando entre sí, mientras Gilberto Abascal testificaba por el séptimo día consecutivo. Escuché a una de ellas decir «look at him, he´s snoring» (míralo, está roncando).

El sueño de Posada

Miré hacia mi izquierda. Posada roncaba tranquilamente. ¿Por qué no? Goza de plena impunidad en los Estados Unidos por los 73 cargos de asesinato que tiene pendiente en Caracas en relación con la voladura de un avión de pasajeros. No le preocupa que lo puedan enjuiciar por el asesinato de Fabio Di Celmo, o por las decenas de personas que lo acusan de haberlos torturado en Venezuela, El Salvador, Guatemala y Honduras.

Tampoco le inquieta que la Corte Suprema de Panamá declaró inconstitucional el indulto que le dio la ex presidente Mireya Moscoso, y que tenga una orden de arresto en ese país para que regrese a cumplir la sentencia de 8 años de prisión por haber tratado de volar un auditorio lleno de estudiantes, en la Universidad de Panamá, cuando el Presidente cubano Fidel Castro iba a pronunciar un discurso.

No. En El Paso solamente lo acusan de mentiroso, e incluso en el juicio ya ni siquiera hablan de él o de sus mentiras. Son las falsas declaraciones del testigo Gilberto Abascal sobre sus impuestos las que se han debatido por los últimos días ante este tribunal, no los crímenes de Luis Posada Carriles.

Las pesadillas de Abascal

Gilberto Abascal nació en Batabanó, perteneciente a la provincia de Mayabeque. El municipio está ubicado solamente a una hora de La Habana, pero a una distancia abismal de El Paso. Varias veces hoy le recordó a la jueza que lleva siete días testificando y tiene un hijo que lo espera en su casa en Miami.

En Batabanó trabajaba en una finca. Cultivaba «frijoles, ajo, plátano, boniato, malanga, de todo», contó. En Miami era el mecánico de Santiago Álvarez, pero desde el 2005 colabora con el Buró Federal de Investigaciones (FBI) como un informante confidencial.

Después de cinco días de intenso contra-interrogatorio durante el cual el abogado de Posada Carriles trató de impugnar su credibilidad y pintarlo como mentiroso, ladrón, loco y espía, el fiscal Jerome Teresinski trató esta mañana de rehabilitar a Gilberto Abascal. Pero Teresinski no pudo mostrarle al jurado la fiabilidad de la información que Abascal le ha dado al FBI en otros casos relacionados a este, aunque gracias a la asistencia de Abascal el gobierno de los Estados Unidos ha logrado confiscar un arsenal de peligroso armamento.

Los documentos presentados a la corte por la fiscalía muestran que en agosto de 2005, Abascal le avisó al FBI de la existencia de un arsenal de armamento ilegal en las Bahamas. El FBI investigó y encontró, tal como había dicho Abascal, explosivos C-4, lanzagranadas, granadas y otras armas ilegales, una de las cuales estaba registrada a nombre del benefactor financiero principal de Posada Carriles: el dueño del Santrina, Santiago Álvarez.

Posteriormente, Abascal le informó al FBI de unas armas que estaban escondidas en un complejo de apartamentos, Invenary Village, cuyo dueño es Santiago Alvarez.

Pero nada de eso sabe el jurado. Ni lo sabrá. La Jueza Cardone le prohibió a la fiscalía presentar esa evidencia. La jueza teme que pueda contaminar la objetividad del jurado antes de que juzguen a Posada. Teresinski tuvo que limitarse a preguntarle a Abascal si tiene alucinaciones.

«No», respondió él. «Tengo depresión, insomnio y pesadillas». Ha explicado anteriormente que las pesadillas se las debe a Santiago Álvarez, «quien fue el que me metió en este lío». Teresinski le pregunta por qué fue a ver al médico. «Tenía problemas con mi esposa, el dinero, la depresión, la falta de trabajo y la cosa esa de Santiago Álvarez», contestó.

Se queja Hernández

Uf. Enseguida se levantó el abogado Arturo Hernández, como un gallito. Se quejó ante la jueza de que el testigo no puede hacer referencias al caso de Santiago Álvarez. El del arsenal de armamentos y el socio fuerte de Luis Posada Carriles. La Jueza Kathleen Cardone le dio la razón a Hernández e instrucciones al jurado para que no tome en cuenta la respuesta de Abascal.

La batalla de los informes médicos

Para contrarrestar los reportes médicos comprometedores que introdujo Hernández anteriormente, Teresinski mostró otros que señalan que Abascal no sufría de psicosis o de manías y que su capacidad de razonamiento estaba bien, especialmente en los meses inmediatamente antes, durante y después del viaje en el Santrina en marzo de 2005.

Abascal testificó anteriormente que trajo a Luis Posada Carriles a Miami en el Santrina en esa fecha. Pero había un informe médico en particular que Teresinski quería mostrar.  Un reporte de un tal Dr. Butz, quien fue contratado por el gobierno para evaluar la competencia psicológica de Abascal. «Es un médico pagado por el gobierno, Su Señoría», protestó Hernández.

Durante los acalorados enfrentamientos legales de los abogados, Posada Carriles seguía durmiendo, pero roncaba menos. «Duermo como un bebé». Así le dijo al New York Times en 1998 cuando le preguntaron sobre el asesinato de Fabio Di Celmo en el Hotel Copacabana en 1997, debido a una de las bombas que Posada alardeó haber enviado a Cuba. El italiano «estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado», dijo, «y por eso duermo como un bebé».

La Jueza Cardone le prohibió al fiscal presentar el reporte médico del Dr. Butz o permitir que la fiscalía lo cite como testigo, «porque el gobierno no le entregó una copia del informe médico a la corte anteriormente». Teresinski no se dio por vencido fácilmente, y volvió a insistir en que el gobierno tiene el derecho de «completar el cuadro» que ha sido tergiversado por el abogado defensor.

Por poco se gana una sanción judicial por su exhortación. «Yo ya le advertí a ustedes.  Al Sr. Hernández y a usted, pero especialmente a usted Sr. Teresinski. Después que yo he tomado una decisión no quiero más argumentos», dijo molesta. Lo más molesta que la he visto durante toda esta odisea en El Paso. «Le advertí que le iba imponer sanciones por eso y está usted un tantito de ellas».

En los Estados Unidos, los jueces tienen la potestad de multar o incluso hasta encarcelar a un abogado por desacato: desobediencia al juez. Dos horas después de que la jueza anunciara su decisión sobre el informe del Dr. Butz, el equipo de la fiscalía se da cuenta de que sí le había presentado el reporte a la jueza en enero del año pasado. La jueza reconoció su error, pero no rectificó su decisión. Ni tampoco dio alguna explicación

CDR y condominios

Después de un breve receso para calmar los ánimos, Teresinski siguió con su interrogatorio. Hernández dijo que Abascal es un espía del gobierno cubano y Teresinski sabe que uno de los documentos que tiene Hernández es un formulario de Inmigración, en el cual Abascal admitió haber sido miembro de los Comités para la Defensa de la Revolución (CDR).

Anticipando el interrogatorio de Hernández, le dijo Teresinski al testigo: «Explíqueme lo que son los CDR». «Es similar a una asociación de los residentes en los condominios en los Estados Unidos». La cara de Hernández parecía un tomate. Posada Carriles seguía su siesta. A veces se rascaba la oreja derecha y se restregaba los ojos, pero seguía durmiendo, con los audífonos en los oídos para la interpretación simultánea. «El intérprete debe estar acomplejado porque le está traduciendo a una persona dormida», me comentó el señor que estaba sentado a mi lado.

La jueza lo miraba de vez en cuando con el rabillo del ojo, probablemente tratando de cerciorarse de que el acusado estaba vivo. Teresinski cerró su interrogatorio con estas dos preguntas: «Cuando llegó el Santrina a Miami, ¿quién estaba a bordo? «Yo, Santiago Álvarez, Pepín Pujol, Osvaldo Mitat y Posada», respondió. «¿Sufría usted de alucinaciones cuando el viaje en el Santrina?». «No», fue la respuesta. «No tengo más preguntas al Sr. Abascal», anunció el fiscal.

Art, again and again and again

Pero Arturo Hernández siempre tiene preguntas, aunque sean las mismas que ha repetido ad nauseaum durante los últimos siete días, y la jueza le permitió que comenzara de nuevo con la letanía de interrogantes sobre los impuestos de Abascal, los formularios de inmigración de Abascal, los problemas médicos de Abascal, etc. La paciencia del testigo estaba ya agotada.

«Me ha hecho la misma pregunta 1 000 veces de 400 maneras, y yo se la he contestado  ¿Quieres que te lo diga por los dos oídos?», le dijo un ya muy irritado testigo. Pero no acabó ahí. Abascal se desahogó. «Usted me ha tratado de calumniar ante el Canal 41 de Miami».

Al escuchar la última declaración de Abascal, el abogado de Posada Carriles aprovechó y pidió que la jueza anulara el proceso contra su cliente. Es la cuarta petición de anulación, clave de la estrategia del litigante, para que no condenen a Posada por mentiroso. La jueza, harta de tantas preguntas y de tantas quejas de los abogados, despidió a todos para la hora y media del almuerzo.

Uno de los abogados del equipo legal de la defensa, Felipe Millán, le preguntó a Posada si se sentía bien. «Sí, es que tengo sueño», le respondió Posada. Cuando regresamos y antes de citar al jurado a la sala judicial, Abascal terminó de desahogar la cólera de siete días en el estrado. «El Señor Hernández es un mentiroso. Me hace la misma, la misma, la misma pregunta. Llevo siete días contestando la misma pregunta. Tengo un hijo solo en la casa que me necesita».

Pero al quien quiere escuchar la Jueza Cardone es al abogado Hernández.

Hernández: «Abascal es un canalla»

La jueza le pide a Hernández que le explique las razones por las cuales quiere anular el proceso. El abogado se abotonó su saco, se arregló los espejuelos y se le acercó al podio con cara de niño que ha sido ofendido. «Abascal lanzó un ataque personal contra mí.  Necesito preservar mi credibilidad ante el jurado, y las declaraciones contra mi pueden lastimar a mi cliente. Abascal es un canalla y ha estado envenenando al jurado. La única forma de remediar el daño es si Su Señoría anula el proceso,» concluyó.

De pronto, la bronca entre Hernández y Abascal se convirtió en una entre los dos abogados. «Teresinski dijo que «Hernández está buscando un pretexto para pedir la anulación. Además, es verdad lo que dijo Abascal. Hernández le ha concedido entrevistas al Canal 41 de Miami y también ha hablado con la prensa en El Paso.»

Hernández parecía ahora un Bloody Mary, de lo colorado que se puso. «Yo salí en el Canal 41 para recaudar fondos para la defensa de mi cliente», dijo. «El Señor Teresinski es demasiado suelto con los hechos y suelto con su lengua, y debería rendir cuentas por eso».

La rendición de cuentas

Ah, la rendición de cuentas.  ¿No es precisamente eso lo que merecen los familiares de las víctimas del vuelo 455 de Cubana de Aviación?  El reclamo de Hernández a Teresinski parece una perreta de círculo infantil al lado de la exigencia de que se haga justicia por el asesinato de 73 indefensos civiles, incluyendo adolescentes y una niñita de 9 años llamada Sabrina, a bordo de un avión de pasajeros. ¿No es una rendición de cuentas lo que reclama Giustino di Celmo por el asesinato de su hijo Fabio?

Una decisión y un adiós

La jueza rechazó la cuarta moción para anular el caso que hace Hernández. «No voy a anular el proceso, porque no hemos llegado al punto de haber contaminado a este jurado». Hernández declaró que no tenía más preguntas para él, y con eso terminó (al fin) la pesadilla de Gilberto Abascal en El Paso.

La jueza despidió al testigo y él caminó con dignidad hasta la puerta de la sala para ver cómo logra un vuelo a la Florida, donde lo espera su hijo. La mayoría de los vuelos han sido cancelados. Hay una tormenta de hielo y nieve en gran parte de los Estados Unidos, incluyendo El Paso. Solo llegaron dos aviones al aeropuerto en el día de hoy, a pesar de que aquí no nieva hasta mañana. Temo que hay El Paso para rato en los planes de Gilberto Abascal.

Dos testigos en una tarde

Antes de terminar la sesión de esta tarde, escuchamos el testimonio de dos oficiales del Departamento de Seguridad. Cletus William y Christopher Torres. William testificó que estaba encargado de inspeccionar, por razones aduaneras e inmigratorias, las embarcaciones que llegaron al puerto de Miami en marzo de 2005.  Recordaba el Santrina. Dijo que recibió una llamada por radio de Santiago Álvarez el 18 de marzo de 2005.  El oficial William sospechó que había algo raro, porque Álvarez le dijo que el Santrina era una embarcación privada, pero él quería atracar en el río de Miami «donde van solamente embarcaciones comerciales».

Sin embargo, el Departamento de Inmigración no tenía suficientes oficiales y William dejó pasar al Santrina. Quizás si ese oficial hubiera inspeccionado el barco, se hubiera dado cuenta de que Santiago Álvarez reportó cinco a bordo del Santrina, pero verdaderamente llegaron seis.

El otro testigo fue Christopher Torres, investigador del Departamento de Seguridad, también encargado de asuntos de inmigración y aduana. El testimonio más importante que hizo fue contarle, y después mostrarle, al jurado unas fotos que tomó de la barbería en Isla Mujeres donde Luis Posada Carriles se cortó el pelo en marzo de 2005. La foto de Torres es muy parecida a la que tomó Santiago Álvarez en marzo de 2005. Posada sentado en la silla del barbero, con un delantal blanco lleno de canas. Ahora el jurado tiene las dos fotos y las puede comparar. «La barbería está solamente a media cuadra del muelle donde atracó el Santrina en marzo de 2005», declaró Torres.

Ráfagas y frío

El hotel está a seis o siete cuadras de la corte. Una caminata ligera usualmente, pero mañana miércoles no será tan agradable. Tendremos una temperatura de 12 grados centígrados bajo cero, con ráfagas de 72 kilómetros por hora y nieve. Lamento no haber traído ni mi abrigo ni mis botas. ¿Cómo adivinar que en El Paso haría tanto frío?

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