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GINEBRA, febrero 25.— Cuba rechazó este viernes ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH) cualquier maniobra que favorezca una intervención militar extranjera en Libia, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU espera aprobar el sábado una resolución de condena al país norteafricano.
«No podemos aceptar el riesgo de que se aproveche de modo oportunista esta trágica situación para satisfacer apetitos intervencionistas, arrebatarle al pueblo libio su soberanía y apoderarse de sus recursos», afirmó el representante permanente de Cuba ante el CDH, Rodolfo Reyes, reportó PL.
El diplomático alertó sobre los planes de una intervención militar humanitaria, «a la cual nos oponemos porque, en lugar de resolver la situación, la complicaría aun más y podría tener otras graves implicaciones».
Asimismo, Reyes expuso el desacuerdo de Cuba con la inclusión en la resolución 60/251 de la cláusula de suspensión de membresía de un Estado en dicho organismo, «por constituir un nefasto precedente para la cooperación en materia de derechos humanos».
Según Telesur, es la primera vez que se recomienda la suspensión de un país miembro del CDH, al cual pertenece Libia desde mayo de 2010. El dictamen del Consejo es solo una recomendación; la decisión final recae en la Asamblea General de la ONU, cuya reunión está prevista para el 1ro. de marzo en Nueva York.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad de la ONU votará este sábado un proyecto de resolución, preparado por Gran Bretaña y Francia.
El borrador, al que Reuters tuvo acceso, pide un embargo de armamentos contra el país árabe, así como sanciones y congelamiento de bienes a sus líderes.
El propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, opinó que «es el momento para que el Consejo de Seguridad considere acciones concretas y con urgencia», y dijo discutirá ese y otros asuntos en su próximo encuentro con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca.
Por su parte, la Unión Europea ha anunciado que se está preparando para imponer una zona de exclusión aérea en Libia, a la espera de una posible decisión de la ONU al respecto, según dijo una fuente diplomática a Radio Televisión Española.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, examinó con los titulares de Defensa la propuesta de crear un espacio aéreo y marítimo controlado exclusivamente por los aliados, quienes tendrían luz verde para llevar a cabo acciones de intervención rápida cuando lo consideren necesario.
Asimismo, anunció que la Alianza va a estudiar cómo puede ayudar en la evacuación de ciudadanos europeos de Libia y en la «asistencia humanitaria» a la población.
Por su parte, el presidente ruso, Dmitri Medvedev, expresó preocupación por los acontecimientos en el país norteafricano y llamó a evitar una escalada de violencia. El mandatario instó a las autoridades libias y a todos los dirigentes políticos a la moderación para no permitir un empeoramiento de la situación.
Durante la jornada, el líder libio, Muammar al-Gaddafi, anunció que entregará armas a sus seguidores, en un acto en la Plaza Verde de Trípoli.
«Estén listos para combatir por Libia, estén listos para combatir por la dignidad, por el petróleo», señaló desde lo alto de una muralla frente a una multitud que lo vitoreaba.
Informaciones cablegráficas daban cuenta de que los opositores han tomado el control de ciudades como Benghazi, mientras que en algunos distritos de Trípoli, se reportaron tiroteos cuando presuntos adversarios al Gobierno salieron a las calles tras concluir los rezos islámicos del mediodía.
La incertidumbre noticiosa en esta situación de inestabilidad está siendo aprovechada por las grandes cadenas de prensa occidentales para mover a la opinión pública a favorecer una intervención militar, opinan analistas.
En otros sitios del mundo árabe, entretanto, continuaron las revueltas este viernes. Los egipcios volvieron a la Plaza Tahrir, en El Cairo, para demandar la salida del cargo del ministro de Defensa del régimen de Hosni Mubarak, Hussein Tantawi, al frente del Consejo Provisional.
Mientras en Iraq, miles de personas protestaron frente a edificios gubernamentales en varias ciudades norteñas y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, que dispararon contra la multitud y causaron 12 muertos.
