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Cubanas llamadas por el deber

Más de 20 000 mujeres de la Isla cumplen misión en Venezuela, donde derraman por igual conocimiento y ternura. Lisett Martínez Luzardo habla desde su perspectiva de una tarea que la enorgullece y honra

Autor:

Juana Carrasco Martín

CARACAS.— Madres, abuelas, hijas, no importa la edad, son mujeres en misión que han dejado atrás a sus amores. Más de la mitad de los aproximadamente 44 000 cooperantes en Venezuela celebraron este martes 8 de marzo su Día. Probablemente extrañaron la fiesta modesta de las federadas en el barrio, el pequeño y sentido homenaje de sus compañeros de labor en Cuba, la flor con que la despertaría el esposo, el beso tierno del hijo…

Pero no son mujeres al borde de un ataque de nervios, les sobran satisfacciones para hablar del deber cumplido, de sus realizaciones personales y de la felicidad.

Lisett Martínez Luzardo llegó con el empuje de la juventud. Quien fuera hasta septiembre de 2006 presidenta de la FEEM, tiene siete meses en Venezuela y labora en Anzoátegui, un estado del oriente del país donde la Misión Cultura Corazón Adentro, con su latir, se ha ido abriendo paso en el reconocimiento del pueblo. Instructora de teatro en Santa Clara, hace otro tanto en la República Bolivariana…

«Mi misión aquí es muy parecida a la que cumplo en Cuba como instructora de teatro: laboro en una escuela y en la comunidad, también tenemos la preparación a nuestros compañeros venezolanos, pues hacemos dúo con un activista cultural de aquí, con el que trabajamos en la preservación de la cultura popular.

«De Venezuela he aprendido muchísimo, porque al mismo tiempo que damos nuestros conocimientos y aportamos las herramientas metodológicas, bebemos de los valores y la riqueza cultural de este hermoso país; una relación, un intercambio importantísimo en este momento».

El municipio Bolívar, que es la capital del estado Anzoátegui, conoce de su dedicación al trabajo comunitario junto con otros cinco colaboradores cubanos y compañeros venezolanos, y lo describe así:

«Principalmente realizamos actividades en la comunidad, y también combinadas con las distintas misiones. La deportiva colabora mucho con nosotros», subraya.

«Nuestra misión fundamental es la transformación general de esa comunidad».

Lisett reflexiona con razón: «A través del arte crecen un poco más las personas, y crecen sobre todo los niños».

«Aunque al principio me miraban desde la distancia, sin saber a qué se iban a enfrentar, poco a poco se fueron sumando y hoy hay un cambio considerable en la conducta, en la educación, porque hablamos también de los valores de este pueblo, de la historia de Venezuela.

«A través de dinámicas, de acciones lúdicas, logramos llegar a pequeños y jóvenes para que tengan un comportamiento más transformador en la sociedad en que están viviendo.

«En la comunidad tengo muchísimos, talentosos, que pueden llegar un día a actuar en un gran escenario, pero el valor fundamental nuestro es llegar a todos, abrirles el camino de la cultura, que todo el que quiera pueda participar.

«Estuvieron mucho tiempo excluidos, y los niños nos quieren muchísimo y nos lo demuestran. Pero sobre todo los padres; sobre todo aquellos que no han tenido un camino muy recto en la vida y han debido estar alguna vez en prisión, lo agradecen. Algunos nos dicen: “¡Qué bueno que ellos tienen esta oportunidad!, a mí me gustaría que hicieras de mi hijo algo distinto a lo que yo he sido”. Y esto es muy importante y muy gratificante».

Para Lisett, quien en febrero de este año recibió Mención de Reconocimiento, máximo galardón que otorga esta escuela para la vida, «es un privilegio grandioso formar parte de un proceso revolucionario que está naciendo, y en el que, siendo mujer, demostramos una vez más cuánto podemos aportar en las revoluciones de los pueblos: si no está en ellas el corazón de la mujer, como dijo Martí, no se completa la victoria».

No deja a un lado la sonrisa cuando nos dice: «Pensamos en   una fecha como hoy en nuestras compañeras en Cuba, cuántas quisieran estar aquí; pero a quienes nos ha tocado aportar en este momento, estamos celebrando nuestro Día con mucha alegría, con mucho trabajo, dispuestas a darlo todo, como todas las mujeres cubanas. Se ratifica una vez más que la mujer es sin duda un baluarte para todos los procesos.

«Las jóvenes pensamos en el privilegio que les tocó a las grandiosas mujeres de la Patria y cuando de niña decíamos seremos como el Che, también en nuestro corazón pensábamos “seremos como Celia”. A la edad de 24 años nos ha tocado crecernos así, lo estamos haciendo con el mismo orgullo, con el mismo sacrificio y sobre todo con su ejemplo, con esa fuerza que nos han dado quienes lo hicieron en momentos difíciles y cuando era casi una locura pensar y hacer un proceso revolucionario.

«Por eso las mujeres cubanas estamos aquí con Chávez, con el socialismo, construyendo este porvenir».

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