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BOGOTÁ, abril 9.— Una corriente humana, en un hilo continuo, se extiende de un extremo a otro de Colombia con la paz como fuerza motriz para acercar el camino hacia la conquista de un sueño colectivo, reportó PL.
El blanco, símbolo de ese ideal que ha dejado de ser una quimera lejana para convertirse en una posibilidad cada vez más cercana, una esperanza tangible, predomina en las largas filas de los cientos de miles de colombianos en marcha.
En la Carrera Séptima, que se extiende por toda la ciudad, una bandera gigante de Colombia es otro de los símbolos que expresan el anhelo de una paz con justicia social capaz de cobijar en estrecho abrazo a las grandes mayorías discriminadas y excluidas hasta ahora.
Según consenso, el país vive hoy una de las más grandes movilizaciones por la paz registrada en los últimos tiempos.
En la marcha multitudinaria se han juntado, en un solo haz, sectores y agrupaciones de la más diversa filiación política, artistas, intelectuales, defensores de los derechos humanos y la sociedad civil en toda su pluralidad y riqueza.
No habrá paz sin una comunidad que la apoye y le exija, que la vigile y la acompañe, sostuvo el escritor William Ospina en uno de sus más recientes artículos, de lo cual es muestra elocuente esta movilización que hoy protagoniza Colombia y que rinde homenaje, 65 años después, al líder popular Jorge Eliécer Gaytán, cuyo legado la inspira.
Cinco pantallas gigantes, instaladas en puntos clave de la ciudad, multiplican la imagen de una movilización que ha sobrepasado las expectativas iniciales.
Colombia es hoy una sola, mestiza y palpitante, en cuya identidad alientan las razas indígenas, los afrodescendientes y la sangre vertida durante tantos años en pro de una redención social y de un país donde quepan y que sea patrimonio de todos, como asegura el líder indigena Feliciano Valencia.
Desde otros países como Argentina, Bélgica, Francia, Canada, Venezuela, y España los colombianos respaldan la marcha en abrazo solidario a una paz cuyo aroma y sensaciones no han experimentado antes y anhelan incorporar a su memoria colectiva.
Un abrazo tendido desde América Latina y Europa, que borra todas las distancias. La paz es hoy un latido multitudinario en Colombia.
