Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

En la búsqueda de la seguridad nuclear para todos

Cuba denuncia la posición de Washington

Autor:

Juana Carrasco Martín

Del 1 al 5 de julio, en Viena, se debate un tema de interés general para el planeta, porque atañe prácticamente a todos y requiere de esfuerzos conjuntos y de cooperación, desde una mirada y un diálogo transparente. El escenario es la Conferencia Internacional sobre Seguridad Física Nuclear, en la que participan todos sus estados miembros, y entre ellos Cuba.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), convocante del encuentro, establece sobre la seguridad nuclear, normas de estricto cumplimiento para aquellos países que poseen material nuclear y radiactivo, y son esenciales dos condiciones: declarar su posesión y emplearlo en actividades pacíficas. Está claro que Cuba, como miembro fundador de la OIEA, cumple a cabalidad ambos requerimientos, conforme a lo que ha sido política y principio de la Revolución.

En el primer día de la Conferencia, intervino el embajador de la Isla, Rodolfo Benítez Verson, gobernador ante la OIEA y representante de Cuba en la sesión ministerial, donde destacó el carácter necesario e impostergable de esta reunión, que no admite ni exclusiones ni selectividades, como algunos pretenden.

Y nos estamos refiriendo a Estados Unidos, que en el año 2010 llamó a un grupo limitado de países a encontrarse y debatir en lo que denominó Cumbre de Washington sobre Seguridad Nacional. A pesar de ese intento, estamos en 2013 y el tema toma su lugar donde corresponde en la OIEA y con la presencia de todos. Como acaba de pronunciarse el embajador cubano «negociaciones intergubernamentales multilaterales, transparentes e inclusivas».

En su discurso, Benítez enfatizó en los esfuerzos y positivos resultados cubanos que emplea el material nuclear y radiactivo en actividades estrictamente pacíficas, buena parte de ellas en la medicina, y he sido testigo personal de ese uso hace apenas un año, donde los isótopos comprobaron el estado de mi corazón, en medio de estrictas medidas de seguridad.

Por supuesto, es política del Gobierno y de las instituciones cubanas dar respuesta a las preocupaciones globales sobre las materias nucleares y radiactivas, de ahí que fortalezca permanentemente los sistemas de prevención y detección de cualquier acto nocivo que pueda darse en frontera, y que para ello, ejecute el Plan Integrado de Apoyo a la Seguridad Física Nuclear con el equipamiento recomendado por la OIEA.

Y no son pocos los organismos e instituciones cubanas involucradas en este esfuerzo: el Centro Nacional de Seguridad Nuclear del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), como autoridad nacional reguladora; el Ministerio del Interior y la Aduana General de la República, como coordinador y ejecutor del fortalecimiento de la seguridad física nuclear.

Probablemente sea reconocimiento a este trabajo, la disposición de la OIEA a establecer en territorio de la Isla de un Centro de Referencia Regional sobre Seguridad Física Nuclear.

Sin embargo, otros asumen posiciones de restricción, discriminatorias y de irrespeto al derecho a acceder a la mejor tecnología de seguridad nuclear disponible en el mundo, obstaculizando las posibles exportaciones de materiales, equipamiento y tecnologías con fines pacíficos, en aras de impedir el desarrollo de algunos países, y entre ellos de Cuba, víctima desde hace más de 50 años de la guerra económica y financiera establecida por Estados Unidos mediante el bloqueo.

Por supuesto, Cuba denuncia esa posición de Washington, quien por otra parte carga con la responsabilidad de ser el único país que ha lanzado dos bombas atómicas sobre población civil —el bombardeo a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945—, y hoy por hoy es el mayor poseedor de armas nucleares del mundo.

A la vez, Estados Unidos no da garantía alguna de la seguridad física de sus arsenales nucleares, nadie puede asegurar que no haya filtraciones desde ellos a los grupos terroristas que organiza, aúpa, arma y utiliza con fines desestabilizadores en diversas partes del planeta. Como bien definió el embajador Rodolfo Benítez, la única garantía absoluta contra el uso o la amenaza del uso de esas armas «es la prohibición y eliminación total de las armas nucleares».

Pero cabe preguntarse, ¿cuándo será posible ese desarme, quién fijará los plazos de su ejecución? De ahí que Cuba abogue por la adopción de una Convención Internacional sobre Desarme Nuclear.

Por supuesto, resulta esperanzador que el año pasado la Asamblea General de la ONU convocara a una Reunión de Alto Nivel de ese cuerpo con el tema del Desarme Nuclear, y ella tendrá lugar el próximo 26 de septiembre en el edificio de acero y cristal en Manhattan, junto al East River de la ciudad de Nueva York.

Ese es un paso de avance que puede darle a cualquier tratado en pos del desarme la fortaleza del acero de la construcción de la ONU y eliminar la fragilidad del cristal que le otorgan quienes imponen su mirada hegemónica y belicista.

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