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Posibles opciones para una agresión a Siria

No solo esa nación árabe sería el blanco de las intenciones bélicas de Washington; la región puede arder y generalizarse la desestabilización.Las consecuencias catastróficas trascenderían la zona

Autores:

Juana Carrasco Martín
Jorge L. Rodríguez González

No parecen quedar dudas. Estados Unidos atacará a Siria. La retórica agresiva demuestra que para Washington la guerra es inevitable. Pasará por encima del Consejo de Seguridad de la ONU, y le importa un comino lo que concluyan los expertos en armas químicas del organismo internacional. No es la primera vez, ni será la última.

Para tranquilizar a sus críticos y tratar de ganarse la opinión pública estadounidense, el jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, asegura que la agresión a Siria será «corta» y «limitada», lo que sugiere una campaña de bombardeos precisos durante al menos dos días con los misiles crucero, lanzados desde los portaviones y submarinos norteamericanos que se han venido concentrando frente a las costas y en las cercanías de la nación árabe, sometida a una guerra de exterminio desde hace más de dos años.

Dicen que los misiles serían dirigidos contra blancos militares y administrativos principales: el Ministerio de Defensa, cuarteles generales, el Palacio Presidencial, las bases militares, campos de aviación, estaciones de radar… El diario The New York Times habló de 50 objetivos.

En busca de apoyo, Obama, quien en el pasado criticó la guerra de Iraq, quiere espantar ese fantasma. Asegura que lo que pretende hacer no tiene nada que ver con la invasión de su predecesor, George W. Bush, a esa nación en 2003, ni con la campaña de bombardeos de la OTAN contra Libia en 2011.

Asesores y expertos militares que defienden este escenario alegan que con esas operaciones, Obama solo buscaría castigar a Damasco por el uso de armas químicas —lo cual no ha sido probado— y lanzar un duro mensaje a Irán y a la milicia libanesa de Hezbolá.

Dicen que el objetivo no es destruir al régimen de Al-Assad, pues Obama no tiene una contrapartida para el presidente sirio. Pero, desde que estalló el actual conflicto, los halcones norteamericanos, y el propio Obama, han pujado por un cambio de régimen en Damasco. Además, al golpear la infraestructura militar y administrativa estarían tratando de revertir el escenario militar a favor de sus mercenarios en el terreno, los que han sufrido derrotas en recientes semanas.

Antes de que Obama develara que se iría por una agresión corta, limitada y sin tropas en el terreno, se manejaban otras opciones entre expertos militares, como la guerra aérea, similar a la que la OTAN emprendió contra el régimen de Muammar al-Gaddafi en Libia, y elección preferida por Turquía y monarquías del golfo Pérsico, como Arabia Saudita y Catar. Pero resulta que el sistema antiaéreo sirio es mucho más fuerte que el libio y cuenta con modernos aviones de fabricación rusa, lo que podría causarle grandes pérdidas a Washington.

La tercera opción podría ser una campaña intensiva de bombardeos, y luego entrarían en escena actores regionales como Turquía, que durante el conflicto ha puesto las bases militares a disposición de los grupos opositores armados.

Aunque el Presidente de EE.UU. tenga ya trazada su estrategia, hay cálculos que sus asesores militares pueden haber desestimado. Esta guerra aún puede hacer explotar mucho más la región. Serán varios los frentes. Irán ya advirtió: «Si atacan a Siria, el fuego también llegará a los sionistas (Israel)» Y puede no ser simple oratoria.

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