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KUALA LUMPUR, marzo 17.— La investigación en torno al Boeing 777 desaparecido hace más de una semana, se centraba este lunes en los dos pilotos, luego de que Malasia confirmara que las últimas palabras provenientes de la cabina fueron pronunciadas tras el cierre deliberado de un sistema clave de comunicación.
No hay rastros del vuelo desde que desapareció de las pantallas de los radares el 8 de marzo pasado, con 239 personas a bordo, pero los investigadores están cada vez más convencidos de que fue desviado.
Ningún resto del avión ha sido hallado, en el que ya se considera uno de los casos más misteriosos de la aeronáutica moderna.
El ministro malasio de Transportes, Hishammuddin Hussein, había precisado el domingo que las últimas palabras recibidas por el control aéreo («todo bien, buenas noches») fueron pronunciadas cuando el sistema de comunicación ACARS había sido deliberadamente desconectado, lo que precipitó las sospechas de un secuestro o sabotaje.
Catorce minutos después del cierre de ese sistema, fue desactivado, a su vez, el transpondedor, sistema que transmite informaciones sobre la posición del aparato.
Los datos recibidos desde entonces permiten afirmar que el avión cambió de rumbo a medio camino entre Malasia y Vietnam, ahí también de manera deliberada, y que continuó volando cerca de siete horas.
Veintiséis países participan ahora en la búsqueda, por tierra y mar, y a través de intercambios de datos de radar y satelitales. En tanto, los sistemas de vigilancia de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO) no han detectado por ahora ninguna explosión o choque en tierra o mar que se pueda atribuir al avión desaparecido, según anunció el portavoz de la ONU, Stephan Dujarric, después de que la entidad con sede en Viena revisase los datos ofrecidos por los sensores que tiene repartidos en distintas zonas del mundo.
