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ABUJA, junio 5.— Los más recientes ataques de la secta radical nigeriana Boko Haram causaron unos 200 muertos, informaron hoy medios locales de prensa.
Esas acciones, según denuncias, fueron perpetradas por integrantes de la formación extremista que vestían uniformes militares contra varias localidades del norte de este país.
Los radicales asaltaron el lunes las localidades de Attagara, Agapalawa y Aganjara, muy próximas a otras atacadas un día antes también en el estado de Borno, considerado teatro de operaciones de Boko Haram, recuerda PL.
El diario The Premium Times amplia que los vecinos de esas localidades en la región de Gwoza fueron asaltados por extremistas que vestían uniformes militares.
Los pobladores de esas áreas de Borno sufrieron varios embestidas de la secta radical recientemente, entre ellas un tiroteo a una iglesia de Attagara el pasado domingo, que causó la muerte de una decena de parroquianos.
Ello desencadenó represalias de vecinos, quienes lincharon a varios de los atacantes.
«Cuando llegaron los atacantes, muchos residentes pensaron que eran militares de verdad. No se les pasó por la cabeza que fuera Boko Haram. En las aldeas hay unos 200 cadáveres todavía por enterrar», dijo Ngalamuda Ibrahim, un vecino de Gwoza.
Según el hermano de una de las víctimas del ataque del lunes, los supuestos soldados llegaron en una decena de vehículos castrenses y declararon que eran militares.
Acto seguido se les pidió que se reunieran en el centro del pueblo, y cuando unos cuantos estuvieron allí ellos empezaron a disparar gritando Allahu-Akbar, Allahu-Akbar (Alá es grande), narró a la prensa un jefe de la comunidad que perdió a cuatro hermanos en la masacre.
El senador por esa región, Muhammed Ndume, afirmó que los ciudadanos de la zona están sometidos al yugo de la secta extremista Boko Haram, y criticó la lenta reacción del gobierno federal respecto a esa situación.
Muchos sobrevivientes de los ataques de Boko Haram, sobre todo mujeres y niños, huyeron al vecino Camerún.
Las acciones de la secta extremista causaron cerca de 2 000 muertes desde enero pasado en el noreste nigeriano.
