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BRUSELAS, agosto 8.— En lo que se avecina como inusitada sucesión de acciones-reacciones y un complicado tráfico comercial intercontinental, EE.UU., Canadá, Australia, Noruega y la Unión Europea (UE) deberán reorientar la exportación de los alimentos sancionados por Moscú hacia distantes mercados en Asia y América Latina.
Esta última región se dispone a ocupar espacios que la respuesta rusa a los tres grupos de sanciones que le ha aplicado Occidente ha dejado vacantes.
La economista principal de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), Concepción Calpe, comentó a Itar-Tass que los precios de los alimentos en los países adonde llegará el volumen adicional caerán, a causa de la competencia, que se intensificará.
Calpe considera que la mayor dificultad para los países sancionados será la reorientación de la exportación de las frutas y hortalizas, por cuanto estas se deterioran rápidamente.
La Unión Europea (UE), presionada por países miembros y por productores del sector agroalimentario, estudia respuestas al veto ruso y hace un primer cálculo del impacto de la medida, que asciende a unos 5 250 millones de euros, según registra EFE.
El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, aseguró a los productores comunitarios que habrá una respuesta «proporcionada y rápida» de apoyo, si la situación lo requiere, y recordó que en la Política Agrícola Común (PAC) existen herramientas, incluida la reserva para crisis.
La primera reacción de la Comisión Europea (CE) a la prohibición de importaciones rusas desde esos países fue advertir a Moscú que se reserva el derecho «a tomar medidas», aunque no ha revelado la naturaleza de estas. Aún se desconoce si la disputa llegará, como hicieron otras, a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Lituania, Polonia, Alemania, Holanda, Dinamarca y España son los países comunitarios más afectados por la decisión de Rusia, nación muy importadora que compensará sus demandas con productos de Latinoamérica.
El cerco de Occidente a Rusia —bajo el pretexto de una supuesta responsabilidad de Moscú con la situación en Ucrania y la actuación de los rebeldes— carece de asidero serio. Este viernes, en Naciones Unidas, el representante permanente del Kremlin, Vitali Churkin, llamó en la reunión del Consejo de Seguridad al cese inmediato de los combates en el este de Ucrania y a resolver los problemas humanitarios que incluyen una cifra de muertos cercana a los 10 000 —según fuentes citadas por Russia Today— y más de 700 000 desplazados, buena parte de ellos hacia territorio ruso.
Mientras Kiev amenazó con interrumpir totalmente el tránsito del gas y petróleo rusos al oeste de Europa, el Kremlin sostiene una postura serena y firme. Itar-Tass informa de la llegada a Moscú, desde Donetsk, de nueve niños con graves heridas y enfermedades, para recibir atención médica. Rusia ha manifestado su disposición a recibir a tantos como se necesite.
