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Logros y desafíos de la Unión Africana

Un bloque de 54 países que busca la estabilidad y la paz, con fuerzas propias, en el continente

Autor:

Hedelberto López Blanch

La Organización para la Unidad Africana (después convertida en Unión Africana) ha luchado durante 52 años contra numerosas adversidades y contratiempos surgidos a lo largo del camino, pero ha logrado con denodado esfuerzo trabajar por la integridad y el avance de sus 54 países.

Tras varios siglos de colonialismo durante los cuales primaron las luchas por las independencias nacionales contra la esclavitud, el saqueo de los territorios y sus riquezas, el continente africano comenzó a liberarse a fines de las décadas de los años 1950 y principios de los 60.

El impulso hacia esas acciones sucedió el 25 de mayo de 1963 cuando 31 líderes africanos se reunieron en Addis Abeba y firmaron la Carta de Principios de la Organización para la Unidad Africana (OUA), después de un proceso en el que dejaron a un lado las diferencias regionales e ideológicas que habían sembrado los colonialistas.

Desde su creación en 1963, la OUA enfrentó grandes retos, pues su primera razón de ser fue la de acabar de liberar al continente del colonialismo, el apartheid y la discriminación racial.

El 9 de julio del 2002, ante los cambios y las nuevas situaciones internacionales, más de 40 Jefes de Estado y de Gobierno del continente participaron en el cónclave de Durban, Sudáfrica, que dio paso al nacimiento de la Unión Africana (UA), la cual continuó con más fuerza las actividades ejercidas hasta entonces por la OUA.

En esa Cumbre se fijaron metas para luchar contra la enorme pobreza que padece la región e impulsar el desarrollo, la integración política y económica.

La UA, a la cual pertenecen 54 países del continente, excepto Marruecos que se retiró de la organización porque todos sus miembros reconocieron a la República Árabe     Saharaui Democrática como un Estado independiente, ha logrado avances como profundizar en la estabilidad y la paz en el continente con fuerzas propias.

Hace una década los golpes de Estado y las guerras internas eran constantes en toda la región y en estos años se han logrado reducir debido a la política aplicada por los dirigentes de la UA de no reconocer Gobiernos ilegales y contar además con contingentes militares integrados por los diferentes países para no tener que depender de fuerzas extranjeras cuando ocurre algún hecho de ese tipo.

Nkosazana Dlamini Zuma preside la Unión Africana. Foto: SAPA

Aún quedan casos como los de Madagascar, Burkina Faso y Mali, en los que la UA trabaja para buscarles soluciones. En sentido general, Naciones Unidas ha reconocido los esfuerzos de la región para consolidar la paz y la seguridad y rechazar cambios de poder que violan la Constitución.

En la búsqueda de un modelo propio de desarrollo sin injerencia de las naciones occidentales, aunque con su colaboración, surgió la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (Nepad), que traza las líneas económicas y políticas a seguir para la integración del continente.

La Nepad ha encaminado sus pasos a alcanzar algunos índices de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, como son la reducción de la pobreza y del analfabetismo, la igualdad de géneros, la satisfacción de las necesidades de la población y el desarrollo económico.

Además, se han potenciado diferentes organismos de integración como la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas).

Estas alianzas han ido dando resultados. En 2012, en general los países del continente crecieron un cinco por ciento. Asimismo, Sierra Leona, Níger, Costa de Marfil, Liberia, Etiopía y Ruanda estuvieron entre los de más rápido crecimiento a nivel mundial.

Organismos internacionales anunciaron que esa tendencia continuó en 2013-2014 y como promedio el Producto Interno Bruto regional fue del cinco por ciento, debido a los altos precios de los productos básicos a nivel mundial y al reforzamiento del consumo en el continente.

Escollos por salvar

Pero no es menos cierto que la Unión tiene grandes retos que enfrentar como son los elevados índices de pobreza, las enfermedades (específicamente el sida y el ébola), la desigualdad, la marginalización social, el analfabetismo y el desarrollo sostenido.

Esos problemas de antaño, motivados principalmente por colonialismos rapaces y posteriores imposiciones de sistemas neoliberales, la Unión Africana los está enfrentando con sabiduría y una mayor integración.

Asimismo, trabaja y coordina para elevar las infraestructuras y la producción de electricidad, alimentos y empleos, al tiempo que genera oportunidades para las familias y comunidades con el fin de mejorar el nivel de vida, acabar con la pobreza extrema y promover la prosperidad común.

Existen otros desafíos debido a las enormes riquezas naturales que posee el continente, que lo convierten en un gran pastel de inestimable importancia para las naciones occidentales desarrolladas.

Además de ser privilegiada geopolíticamente con cuatro circunvalaciones marítimas (en el Mediterráneo, el Atlántico, el Índico y el Mar Rojo), el bloque posee un potencial energético hasta ahora insospechado que se calcula sea el 15 por ciento del orbe; el 50 por ciento del oro, el 50 por ciento de minerales estratégicos; el 60 por ciento de las tierras cultivables del mundo y enormes reservas de agua potable.

Debido a las abundantes riquezas, surgen peligros desde el exterior, como la nueva versión de neocolonialismo, el llamado US. Africa Command (Africom).

Con una cara humanitaria que propagandiza la ayuda al desarrollo africano, esta agrupación de fuerza organizada por Estados Unidos se enfila a controlar desde el petróleo, oro, diamantes y todo tipo de minerales hasta sus inmensas riquezas ecológicas.

El 19 por ciento del petróleo que importa Estados Unidos proviene de África Occidental, cuya región posee reservas del crudo calculadas en 60 000 millones de barriles. Interés especial ha puesto     Washington en Angola, Chad, Camerún, Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Gabón, Nigeria, Sao Tomé y Príncipe, Senegal y Mali. Y es que para Estados Unidos resulta una zona mucho más segura que la del Medio Oriente, y de bajo costo de transporte, pues está a siete días de su costa este.

Otro desafío es concientizar a algunos Estados para que enfrenten la adquisición de vastos espacios de tierras fértiles por gobiernos y firmas interesadas en asegurarse recursos alimentarios a precios accesibles en los altamente volátiles mercados de materias primas. Uno de esos casos fue el de la empresa sudcoreana Daewoo, que compró más de un millón de hectáreas en Madagascar.

También se han convertido en un grave desafío las acciones de grupos religiosos extremistas, varios de ellos con ramificaciones en el exterior que atentan contra el buen desempeño de algunos países.

Lo importante es que la mayoría de los actuales dirigentes africanos agrupados en la UA están al tanto de las dificultades y problemas a enfrentar y trabajan al unísono por una mayor integración y unidad de sus países en beneficio de sus pueblos.

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