BEIJING, diciembre 7.— Las autoridades de Beijing emitieron por primera vez este lunes una alerta roja por contaminación, en previsión de una espesa niebla de partículas finas que se abatirá sobre la ciudad, reportó AFP.
El Gobierno anunció que impondrá una serie de restricciones para los cerca de 21 millones de pekineses entre el martes y el jueves, mientras la conferencia sobre el clima de París (COP21) entraba en su última recta final.
Se impondrá un sistema de circulación alternada en la capital china para los coches privados, a excepción de los vehículos eléctricos, y el 30 por ciento de del parque automóvil gubernamental se quedará en el garaje, anunció la Oficina de Protección Medioambiental.
Para compensar estas restricciones, las autoridades pondrán a disposición 200 autobuses adicionales, «en su mayoría eléctricos o híbridos», según la compañía de transportes de Pekín, citada por el periódico Beijing Daily.
También se pararán las fábricas más contaminantes y las obras de construcción, y se prohibirán los fuegos artificiales y las barbacoas, añadió ese organismo.
«La gente deberá hacer todo lo posible por reducir sus actividades en el exterior», dijo la oficina. Y en ese caso, se recomienda «llevar mascarilla o tomar otras medidas de protección».
También se insta a las guarderías y a las escuelas primarias y de secundaria a cerrar sus puertas, aunque no será obligatorio.
La semana pasada, coincidiendo con la apertura de la COP21, la capital se vio envuelta en una espesa niebla contaminante. La polución atmosférica alcanzó entonces una densidad de 634 partículas finas por metro cúbico de aire, veinticinco veces el tope fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este lunes por la noche había una concentración de partículas finas de 224 por metro cúbico, pero ese nivel podría aumentar en los próximos días.
Pekín prometió la semana pasada en París una reducción del 60 por ciento de las emisiones «de los principales contaminantes» de sus centrales de carbón antes de 2020, mediante una modernización de sus infraestructuras.
Las emisiones de gases invernaderos del país asiático, el mayor contaminante mundial, se deben en buena medida a la quema de carbón para la obtención de energía, un fenómeno al que contribuyen las bajas temperaturas invernales.