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Comienza el gran espectáculo de la democracia

Entre caucus y primarias, la campaña electoral estadounidense ya se caldea y promete seguir siendo, en esta ocasión, mucho más entretenida porque ya ha estado dando sorpresas

Autor:

Juana Carrasco Martín

IOWA, el estado agrícola y manufacturero del Medio Oeste norteamericano donde el 92 por ciento de la población es blanca y de ella el 35,7 por ciento de origen alemán, sale ya en el mapa de la Unión y centra la atención de los medios estadounidenses, más que por constituir el mayor productor de soja y de etanol, por ser allí donde el lunes 1ro. de febrero tiene lugar el primer caucus presidencial para seleccionar a los candidatos que irán a discutir la presidencia de Estados Unidos el 8 de noviembre.

Se inicia entonces en Iowa una complicada carrera de varios meses, una puja que este 2016 parece especialmente interesante porque no hay incógnitas despejadas, y solo comparte la atención con otro estado de escasa demografía, New Hampshire, donde una semana más tarde la clasificación de los contendientes se hará en elecciones primarias.

El caucus de Iowa es un evento que se desarrolla en cada uno de sus 1 774 precintos o distritos, donde los votantes —reunidos de acuerdo al partido en que se han registrado— eligen en pequeñas reuniones abiertas al aspirante de su preferencia y los delegados que participarán por ese estado en las convenciones nacionales del partido correspondiente deben darle su voto. En Estados Unidos prácticamente se limita la pugna a los dos partidos que realmente cuentan: el Demócrata y el Republicano, conocido también como el Grand Old Party o GOP.

Algunos aseguran que esta forma permite una selección desde una democracia de base, otros ven en los caucus formas arcaicas y no representativas de elegir. En las primarias se va a las urnas y en ellas se decide el ganador.

Entre caucus y primarias y a partir de esos dos momentos de preludio, transcurre el espectáculo de la democracia estadounidense, una puesta en escena con muchos actos, tantos como los 50 estados de la Unión. A medida que avancen, se irán bajando del tren los perdedores y en julio cada obra teatral tiene un intermedio, lleno de fanfarria, jolgorio y discursos mayormente hueros: son las Convenciones Nacionales de cada partido, donde se presentarán oficialmente los respectivos candidatos, aquellos que ganaron el número suficiente de votos de delegados para alcanzar definitivamente la nominación, y al compañero de fórmula o candidato a la presidencia.

La culminación del show o acto final será el 8 de noviembre, cuando se decida en las urnas quién será el 45 presidente de los Estados Unidos de América.

Dicen los expertos que no habrá que llegar a julio para conocer a los elegidos, pues en abril, cuando ya se habrán desarrollado una buena parte de los caucus y elecciones primarias, se sabrán los nombres de los contendientes en la partida final.

En febrero se celebran otras cuatro primarias o caucus y a marzo corresponde la gran maratón con 43, por eso pueden estar próximos a la decisión final sobre los candidatos.

De todas formas, quien logre dominar en esta primera etapa tendrá por supuesto mayor cobertura mediática, más atención pública y más fondos para los bolsillos sin fondo que se necesitan en las campañas electorales.

Cómo marcha el preludio

El esfuerzo iniciado tan tempranamente como la segunda mitad de 2015 ha sido grande, porque son muchos aspirantes, pero los sondeos de opinión han ido decantando por su cuenta, tras los debates televisivos que enfrentaron a poco más de una decena de republicanos y a los tres demócratas, y con el empujón que sin duda dan las millonarias sumas gastadas en publicidad desde las valiosas pequeñas pantallas, los ríos de tinta en las páginas de los periódicos, en los toques puerta a puerta y en los trinos y mensajes publicados en las redes sociales digitalizadas.

Si Real Clear Politics no equivoca sus cifras, y pocas veces lo hace este grupo analista, el polémico empresario millonario Donald Trump se llevará las primarias de New Hampshire por más de una cabeza, pues con 31,4 por ciento de preferencia deja muy atrás a sus correligionarios, incluso a los que más se le acercan: John Kasich (13,2), Jeb Bush (11,6) y Ted Cruz (10,8).

Sin embargo, luego de que Trump parecía claro ganador también en Iowa, tras no presentarse al último debate que tuvo lugar el jueves pasado en ese escenario, la balanza parece inclinarse hacia Ted Cruz.

Associated Press (AP) dice, por su parte, que el favorito del stablisment republicano es el senador por Florida Marco Rubio, quien está detrás de Trump y de Cruz en las encuestas respecto a la votación en Iowa, pero que llegó a su posición política apañado por los ultraconservadores del Tea Party, recauda mucho dinero y se presenta ahora como «un duro» en asuntos de seguridad nacional y como ferviente conservador evangélico —debe ser porque este grupo confesional tiene la llave en los caucus de Iowa para escoger al candidato republicano a la Casa Blanca.

También dice AP que sus rivales pintan a Rubio «como alguien que cambia continuamente de posturas y que no asoma demasiado por el Senado». Diríamos entonces que cuenta con buena pinta presidencial…

Rubio y Cruz, ambos de origen cubano, son presentados como «presidentes que harían historia» por aquello de «primer presidente hispano».

En el campo demócrata, el gobernador de Maryland, Martin O’Malley, está pasando sin pena ni gloria por los estrados; sin embargo, el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders, ha hecho temblar a la maquinaria de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, o lo que es lo mismo, a la del poderoso Partido.

Aseguran que en las filas de Hillary confían en que no vuelva a suceder lo que en el año 2008, cuando esperaba ser la nominada y convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos. Entonces un joven senador negro la derrotó en las primarias y terminó siendo elegido como 44 presidente de la nación. Y llama ahora la atención que Barack Obama, hace apenas unos días, se reunió con Sanders en la mismísima Casa Blanca. ¿Acaso se cocinó algo en el despacho presidencial?

Podríamos decir que por si acaso, también se ha reforzado el equipo de la dama cuando con urgencia el ex presidente Bill Clinton comenzó una gira de cuatro días ante el incremento en popularidad de Bernie Sanders.

Otro influyente escenario

Los medios también hacen su selección, y no lo dude, ellos constituyen un voto que cuenta mucho más que el depositado en las urnas.

The Washington Post ha hecho dos editoriales en menos de diez días para rebajar a Bernie Sanders, quien lentamente ha ido rompiendo el silencio de los grandes medios y con un discurso sobre «socialismo» —bien parecido a los postulados socialdemócratas de mayores beneficios para toda la población practicados en los Estados nórdicos—, tiene un apoyo cada vez mayor entre jóvenes, minorías, trabajadores, porque habla de poner límites a Wall Street y a los emporios financieros, ampliar el programa de salud Medicare para que llegue a todos y garantizar una universidad gratuita, entre otras promesas que han sido su batallar durante años desde su escaño en el Capitolio de Washington.

El no menos influyente The New York Times se acaba de lanzar al ruedo, apenas dos días antes de los caucus en Iowa, y también apuesta por Hillary Clinton en el campo demócrata, y por John Kasich en el republicano, como los mejores candidatos a la presidencia de EE.UU.

«Hillary es la opción adecuada para los demócratas para presentar una visión de Estados Unidos radicalmente diferente a la de los republicanos», dice el diario neoyorquino y apuntala su propuesta: «Una visión en la que la clase media estadounidense tiene opciones verdaderas de prosperidad, con derechos reforzados para las mujeres, mayor oportunidad para los inmigrantes indocumentados, así como unas alianzas internacionales que beneficien al país y su seguridad».

Casi podría asegurarse que detrás de ese editorial se mueven poderosos intereses y la maquinaria del Partido Demócrata, al que el senador independiente por el estado de Vermont no ofrece «garantías», pero que de ganar en caucus y primarias daría un buen dolor de cabeza.

Sabida la inclinación demócrata del NYTimes, al apostar por Kasich afirma que el gobernador de Ohio es «la única elección plausible de un partido cansado de extremismos e inexperiencia», aunque sabe que combate a los sindicatos del sector público, limita el derecho al aborto y se opone a los matrimonios entre personas del mismo sexo.

El editorial del periódico no se anduvo con chiquitas y vetó a Donald Trump y al senador Ted Cruz, de los que dijo son «igualmente inaceptables por distintas razones».

Desde el conservadurismo, el Washington Times afirmó enfáticamente bajo el título de Primarias del GOP —¡el mayor show sobre la tierra!: «Ya es hora de declarar —con honestidad y sin exageración— que en 2016, las primarias presidenciales del Partido Republicano se han convertido oficialmente en la más grande, más interesante, más entretenida elección de todos los tiempos!».

Todavía no hay epílogo

A partir de este febrero, y aun cuando sobren las temperaturas heladas en casi todo el territorio estadounidense, se caldea el ambiente comicial.

Dos foráneos a las maquinarias dominantes toman peligrosamente la delantera. Uno lleva mensajes xenófobos, pero también populistas, el otro quiere apartar la influencia de los ricos de la política estadounidense. Los «éxitos» de ambos no dejan de sorprender aunque también tienen explicación en una polarización de la sociedad que corresponde también a que sistemáticamente se ha abierto la brecha de clases y el descontento…

Recientemente, una encuesta de AP-GfK dio este resultado: el 74 por ciento de los estadounidenses tienen una idea negativa de hacia dónde va el país y el 51 por ciento de los republicanos y el 38 por ciento de los demócratas mencionaron una razón política para tener ese criterio negativo por encima de la situación económica —que en este momento puede calificarse de relativamente buena—, o de la posición internacional del país que su Presidente acaba de definir como «la nación más poderosa de la Tierra. Punto»….

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