BOGOTÁ, octubre 20.— La próxima apertura de diálogos oficiales entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) es vista aquí como la posibilidad de conseguir un escenario de paz completo, pese a lo complejo de avanzar en dos procesos de similares fines.
Dichas reuniones —que comenzarán inicialmente en Quito, Ecuador— son el resultado de una promesa realizada por el Ejecutivo y el ELN en Caracas, Venezuela, el pasado 30 de marzo y el fruto de varios años de tortuosas pláticas, comentó a PL el académico y periodista Víctor de Currea-Lugo, quien ha seguido esas gestiones.
Tales citas tendrán como eje central la participación continua de la sociedad no solo en la discusión alrededor de la mesa sino incluso en la definición de los temas, algo muy novedoso y arriesgado si lo comparamos con la dinámica de otras conversaciones con propósitos pacificadores; además sería una suerte de plebiscito permanente, añadió.
Los venideros ciclos de análisis empezarán cuando el Gobierno y las FARC-EP buscan una solución para seguir adelante, después que venció el No en el plebiscito convocado para validar por la vía popular el acuerdo de paz a que se llegó en La Habana y se firmó en Cartagena de Indias.
No obstante la incertidumbre que ronda ese proceso, algunos políticos y analistas insisten en que el ELN podría aprovechar parte de lo pactado con las FARC-EP, señaló PL.
Al referirse a la duración de los cercanos diálogos subrayó que resultaría peligroso intentar acelerarlos, pues deberán tardar el tiempo que sea preciso. Adicionalmente negó que tengan que concluir necesariamente antes de que finalice el mandato de Santos, criterio de algunos políticos.