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Seguimos palante, que nadie se haga ilusiones

De la decisión que tome Donald Trump dependerá la permanencia de la Directiva Presidencial política sobre Cuba que emitió el presidente Barack Obama, cuando apenas le quedaban unos cuatro meses en el cargo, la que en sentido general se consideró un paso significativo en el proceso hacia la mejoría de las relaciones entre la Isla y Estados Unidos

Autor:

Juana Carrasco Martín

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos transitan por un camino vecinal, estrecho y pedregoso, desde su restablecimiento diplomático hace hoy dos años —con el anuncio del 17 de diciembre de 2014— y la reapertura de las respectivas embajadas el 20 de julio de 2015.

La carretera asfaltada que pudiera llevar a la normalización sigue cerrada por el bloqueo estadounidense a la Isla, por la permanencia militar de una base naval en un territorio cubano ilegalmente ocupado, por los planes y programas subversivos que involucran a transmisiones televisivas y radiales como el financiamiento a una «oposición» que se reorganiza de vez en vez, pero con idénticos materiales de fabricación desde el mismo triunfo de la Revolución, cuando el gobierno de Dwight Eisenhower comenzó una política de asedio destinada a derrocar a la Revolución Cubana.

Definitivamente, estas limitantes son las expresiones de una contraposición entre una histórica intención de dominio imperial, por una parte, y de dignidad soberana e independencia por la otra, la nuestra.

Ese camino llega ahora a un entronque y se desconoce a ciencia cierta si el inquilino que estrenará casa el próximo 20 de enero, decide o no continuar el viaje emprendido de conjunto, que se sabe largo y difícil, aunque también beneficioso para ambos si es andado con respeto y en condiciones de igualdad y reciprocidad.

De la decisión que tome Donald Trump dependerá la permanencia de la Directiva Presidencial política sobre Cuba que emitió el presidente Barack Obama, cuando apenas le quedaban unos cuatro meses en el cargo, la que en sentido general se consideró un paso significativo en el proceso hacia la mejoría de las relaciones. Sin embargo, en sus formulaciones, planteadas como el legado a futuro del mandatario saliente, asomaban con claridad la visión injerencista que ha marcado durante tres siglos las pretensiones de predominio de Estados Unidos hacia Cuba.

Hace unos días, al hacer el balance de la labor de la Comisión Bilateral Cuba-Estados Unidos desde que se creó a mediados de 2015, Josefina Vidal, directora de la Dirección de Estados Unidos, de la Cancillería, dijo que ambas partes han reconocido la utilidad de este mecanismo para encontrar solución a problemas que afectan los vínculos entre los dos países, promover la cooperación bilateral en áreas de beneficio mutuo y avanzar en el proceso de mejoría de las relaciones.

En ese balance sobresalían los avances en los ámbitos diplomático y de la cooperación en temas de interés común.

Se han concretado visitas de alto nivel, incrementadas en este 2016, de Washington a La Habana y viceversa. En primer lugar la del propio presidente Obama, en el pasado marzo, quien vino acompañado de una amplísima delegación oficial, integrada por el secretario de Estado, John Kerry.

Destaca la estancia en Cuba de la secretaria de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., Sylvia Burwell, quien pudo visitar nuestras instituciones de salud y de la industria médica, biotecnológica y farmacéutica, y dar con ello continuidad a la visita de trabajo que en junio había hecho el ministro de Salud Pública cubano, Dr. Roberto Morales Ojeda, a Washington.

En ese intercambio, la secretaria Burwell asistió a la Reunión Regional para la Estrategia de Vigilancia y Control de las Arbovirosis, uno de los más importantes temas de interés común. Cuba y Estados Unidos, además, adoptaron un nuevo acuerdo de salud, específicamente en el área del control del cáncer.

Hubo más intercambios. El representante de Comercio de Estados Unidos, Michael Froman, quien junto a su delegación visitó la Zona Especial de Desarrollo Mariel. También estuvo en EE. UU. Rodrigo Malmierca Díaz, ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.

Una delegación cubana presidida por el ministro de la Agricultura de Cuba, Gustavo Rodríguez Rollero, visitó Estados Unidos, por invitación del Departamento de Agricultura de ese país, y a su vez habían estado en Cuba el secretario de Agricultura, Thomas Vilsack, y la secretaria de Comercio, Penny Pritzker.

El secretario de Transporte de Estados Unidos, Anthony Foxx, quien había visitado La Habana, en febrero, para la firma del Memorando de Entendimiento para el establecimiento de los vuelos regulares comerciales entre Cuba y Estados Unidos llegó nuevamente para el reinicio de ese tránsito que estableció la posibilidad de efectuar hasta 110 vuelos diarios entre los dos países, 20 de ellos a La Habana y diez a cada uno de los nueve aeropuertos internacionales en el resto del país. American Airlines, Frontier Airlines, JetBlue Airways, Silver Airways, Southwest Airlines, Sun Country Airlines y Delta Air Lines recibieron los permisos de operación y también líneas de crucero; sin embargo, persiste como una limitante para los ciudadanos estadounidenses la prohibición que le ha hecho su Gobierno de visitar Cuba como simples turistas.

La jefa de la Agencia de Pequeñas Empresas de Estados Unidos, María Contreras-Sweet, se incluyó en esa lista de personalidades oficiales que llegaron a la Isla, como también la profesora académica Jil Biden, esposa del vicepresidente de EE. UU., Joseph Biden, interesada en el sistema educacional cubano, y quien vino acompañada de la embajadora de Estados Unidos para Asuntos Globales de Mujeres, Catherine Russell, y la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Culturales y Educativos, Evan Ryan.

Algunos gobernadores y alcaldes, acompañados de empresarios de sus localidades, no desaprovecharon la oportunidad de intercambiar con autoridades cubanas sobre las posibilidades de negocio, y abogaron por el levantamiento de las restricciones que significan las políticas y leyes del bloqueo.

En lo que resta de año se anuncian nuevos intercambios. Por ejemplo, está a punto de partir hacia Washington una delegación del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), encabezada por su viceministro primero, Dr. Fernando González Bermúdez, e integrada por directivos del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), el Instituto de Meteorología (Insmet) y el Centro Nacional de Áreas Protegidas (CNAP) de Cuba, campos en los cuales se han llevado a cabo reuniones de especialistas y acuerdos.

Hubo acuerdos como el de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) y la compañía estadounidense de telecomunicaciones AT&T, para la interconexión directa, y el más reciente con Google.

Destacan, además, la realización de encuentros técnicos sobre seguridad aérea y de la aviación, salud, protección del medio ambiente, hidrografía y otros asociados a la aplicación y el cumplimiento de la ley. También es significativa la celebración de diálogos sobre asuntos de interés bilateral y multilateral, como la migración, los derechos humanos, el desarme y la no proliferación, y la aplicación y cumplimiento de la ley.

Por estos días se avanza en la negociación y eventual suscripción de varios acuerdos de cooperación en esferas como sismología, meteorología, áreas terrestres protegidas, contaminación marina por derrames de hidrocarburos, aplicación y cumplimiento de la ley, búsqueda y salvamento y la delimitación de la Dona Oriental en el golfo de México.

Además deben señalarse los encuentros técnicos entre Tropas Guardafronteras de Cuba y el Servicio de Guardacostas de EE. UU.; así como las reuniones de los grupos de trabajo sobre temas regulatorios, energía, comercio e inversiones y propiedad intelectual que forman parte del Diálogo Económico Bilateral.

En dos años se han producido 24 visitas de alto nivel, 12 acuerdos de interés común y se negociaban otros 12 más con la intención de rubricarlos en lo que resta de año. A ello se suman 41 encuentros técnicos y acciones de cooperación y 16 reuniones vinculadas a los diferentes diálogos, y totalizan más de 1 200 acciones de intercambios culturales, académicos, deportivos y otros.

A pesar de tantos pasos positivos, lo limitado y la persistencia del bloqueo han impedido mostrar resultados significativos en el área económico-comercial. Este es un planteamiento reiterado de las autoridades cubanas cuando valora el transcurso de este proceso inédito.

La jefa de la delegación negociadora de la Isla, Josefina Vidal, al contestar preguntas de periodistas cuando nos informaba de los resultados de la quinta ronda de la Comisión Bilateral, reiteraba la voluntad y disposición de Cuba, su Gobierno y su pueblo, de continuar avanzando en una convivencia civilizada, sobre la base del respeto y sin hacer dejación de principios.

Hay un elemento en la Directiva de Obama —esa que pudiera servir de guía a la renovada Casa Blanca o ser engavetada displicentemente o ser rechazada de plano al influjo de ciertos anticubanos en el equipo de estreno— que constituyó un punto de viraje y así lo describía Josefina Vidal: por primera vez un documento oficial del gobierno de EE. UU. «reconocía la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba, que nosotros desde que restablecimos las relaciones con ese país, consideramos que deben ser y deben continuar siendo los principios esenciales sobre los cuales se desarrollen nuestros vínculos de cara al futuro».

La situación amerita estar alerta, sin sobrevalorar lo positivamente logrado, pero sin menospreciar los posibles avatares y piedras en el camino.

Me remito a Fidel, siempre certero, cuando reflexionó sobre el discurso de Obama en La Habana, y que nos abre los ojos a lo porvenir.

«Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.

«Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta», y estampaba nuestro Comandante en Jefe su firma el 27 de marzo de 2016 a las 10 y 25 p.m.

Yo lo suscribo.

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