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Desafíos de humanidad

Cuando la política es un camino de crecimiento, aprendizaje y entrega infatigable a las causas populares, los liderazgos se fortalecen. Es lo que ha venido sucediendo con el Presidente Nicolás Maduro y que se ha venido haciendo particularmente evidente en los últimos tiempos

Autor:

Alina Perera Robbio

CARACAS.— Las casitas grises, de techos inclinados, lo que aquí conocen como nuevos urbanismos y que forman parte de las más de 1 300 000 viviendas que la Revolución Bolivariana ha entregado a sus hijos, fue una imagen llamativa para esta reportera mientras el avión descendía a la capital del país a inicios de esta semana: años atrás, en visitas precedentes, ese era un conjunto que no formaba parte del paisaje.

El detalle de esas viviendas pequeñas y alineadas es una huella de humanidad, fruto del legado de Chávez y de todos los esfuerzos que después se han venido desplegando en pos de dignificar la vida de un pueblo, a pesar de las múltiples amenazas y ataques sufridos por el proceso revolucionario desde que en 1999 el Presidente Hugo Chávez asumiera el poder; a pesar de una guerra que desde luego incluye el cerco mediático y que hizo del 2016 el año más duro, hasta hoy, vivido por la Revolución Bolivariana.

Cuando la política es un camino de crecimiento, aprendizaje y entrega infatigable a las causas populares, los liderazgos se fortalecen. Es lo que ha venido sucediendo con el Presidente Nicolás Maduro y que se ha venido haciendo particularmente evidente en los últimos tiempos. Justamente por los avances alcanzados en materia social durante el año recién concluido, el periodista Ignacio Ramonet ha expresado durante una entrevista ofrecida a Venezolana de Televisión (VTV) que el mandatario ha acentuado su capacidad de liderazgo.

El intelectual francés, al referirse a los logros alcanzados durante el 2016, ha hablado de ellos como avances que impresionan por sí mismos a pesar de lo difícil del año. Así, Ramonet destaca la batalla contra el desempleo; la distribución de millones de bolsas de alimentos —emprendida por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) durante el primer trimestre del 2017 como iniciativa del Gobierno para mejorar los beneficios a la familia venezolana—; y haber podido avanzar en materia de infraestructura aun cuando se sufrió una pérdida sensible de recursos materiales.

Otros pasos loables tienen que ver con haber defendido la paz, el diálogo, y con evitar enfrentamientos civiles. Hasta contra las adversidades de la naturaleza Maduro ha tenido que desplegar su destreza como estadista. Y todo ese esfuerzo hecho de ideas y más ideas —sumado a los grandes errores cometidos por las fuerzas opositoras que incluso se han puesto al margen de la ley—, llevó a otras victorias durante el 2016, como evitar, tal cual ha reflexionado Ramonet, el colapso energético del país.

Otra lucha a brazo partido ha sido la de garantizar el abastecimiento alimentario. La dirección de la Revolución Bolivariana asumió el concepto de subvencionar a las personas más necesitadas, al tiempo de batallar por precios justos de los productos en el mercado. Defender la producción nacional y hacer de la distribución de alimentos una causa que involucre la participación popular, dieron mayor fortaleza al proceso político.

Verdades inocultables son la inversión social, con más del 70 por ciento del presupuesto del país destinado a ella; no haberse detenido en amplificar los servicios de salud (con el ánimo de lograr para el 2017 que el ciento por ciento de la población venezolana tenga a su alcance los servicios de atención primaria); no olvidar el derecho de los adultos mayores a una pensión de jubilación; y seguir construyendo viviendas para las familias venezolanas.

Las casitas del estado de Vargas, las avistadas por esta reportera mientras el avión descendía en Caracas al tiempo de estrenarse la semana, hacían pensar en la larga lucha que entraña sostener un gobierno defensor de los pobres. Ellas provocaron la evocación inevitable de Fidel, de Chávez; llevaron hasta días hermosos de trabajo reporteril durante el 2004, cuando comenzaba Operación Milagro, la cual hizo posible devolver la visión, desde entonces, a miles y miles de seres humanos.

Ahora, contra múltiples adversidades, Nicolás Maduro da la batalla por prolongar en el tiempo el legado de grandes humanistas. Su camino es paso a paso, intenso, de inteligencia creciente, de una fortaleza que sobrevivió las durísimas pruebas del 2016, y que tendrá que seguirse probando en lo adelante.

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