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Armas nucleares sí, armas nucleares No

El 29 de agosto, desde el año 2009, es el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, y por la ocasión, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, tras recordar el negativo impacto de esas armas en la humanidad, expuso la necesidad imperiosa de un compromiso global para que cesen esas pruebas

Autor:

Juana Carrasco Martín

La ONU ha compartido el calendario anual de tal manera que no hay un solo día que no esté dedicado a algún tema de los muchos que agobian al mundo o de aquellos que también traen esperanzas.

El 29 de agosto, desde el año 2009, es el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, y por la ocasión, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, tras recordar el negativo impacto de esas armas en la humanidad, expuso la necesidad imperiosa de un compromiso global para que cesen esas pruebas, sin embargo, para que pueda entrar en vigor el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares de 1966, falta su ratificación, y entre quienes no lo han firmado o no lo han ratificado hay al menos cinco con arsenales nucleares.

El 16 de julio de 1945 se realizó el primer ensayo nuclear de la historia por los Estados Unidos en Alamogordo, Nuevo México, y en agosto de ese mismo año, ya no fueron ensayos, dos sendas bombas atómicas devastaron Hiroshima y Nagasaki y asesinaron a decenas de miles de japoneses, mostrando al planeta el horror apocalíptico de ese poder letal.  Desde entonces más de 2 000 ensayos contaminaron con su radiación a Norteamérica, el Pacífico Sur, Asia Central y el Norte de África.

Aunque hay una especie de moratoria voluntaria, esto no es suficiente, porque los arsenales nucleares existen e incluso se «modernizan» en este mismo momento, y si todos miran hacia la República Popular Democrática de Corea, que ha entrado al exclusivo club de los países que poseen esa arma mortífera y defiende sus pruebas frente a la amenaza militar de Estados Unidos, no es esa nación asiática la que representa el mayor peligro.

Aunque sin su carga nuclear, Estados Unidos ha llevado a cabo en lo que va de este año 2017 dos pruebas de la bomba de gravedad B61-12, dejadas caer, la del 14 de marzo, desde un F-16C de la Fuerza Aérea, y la otra el 8 de agosto por un jet de combate F-15E en el campo de pruebas de Tonopah, en Nevada.

Nunca ese país ha dejado de alistarse para una guerra tan mortífera, y estos ensayos «exitosos» fueron confirmados por la Administración Nacional de Seguridad Nuclear, cuando existen presiones para que Estados Unidos se retire del tratado nuclear que tiene con Rusia. Los generales del Pentágono piden a la administración de Donald Trump un cheque en blanco para las nuevas armas, prolongar guerras e iniciar nuevas. Mientras tanto, las tensiones aumentan y se propagan por el orbe.

Un artículo de Russia Today afirmaba que la B61-12 reemplazará a la bomba nuclear de gravedad B-61, uno de los mayores pilares del arsenal nuclear de la Fuerza Aérea estadounidense y parte de la llamada triada aire-tierra-mar que incluye los submarinos clase Ohio y los bombarderos estratégicos B-52.

Un comentario de antiwar.com consideró la inversión de Washington en su arsenal nuclear y ejemplificó con los nuevos contratos otorgados a Lockheed Martin y Raytheon para la creación de un nuevo modelo de misiles crucero nucleares, a pesar de que algunos en el Pentágono prefieren favorecer de inmediato a otros armamentos que consideran más utilitarios en los actuales conflictos bélicos.

Pero la modernización nuclear trae una buena tajada para la industria de la muerte, pues se estima en $1 trillion (lo que para nosotros es el billón, un millón de millones de dólares) lo que proyectan malgastar en ese programa durante 30 años.

El rearme nuclear, evidente con las pruebas de este año, implica además que tienen la disposición de que esas armas tácticas se desplieguen en algunos de sus países aliados europeos y esto apunta a un buscarle las cosquillas al oso ruso que, con razón, ha advertido que ello puede desestabilizar la zona.

Por su parte, The New York Times apuntaba que la amenaza de «furia y fuego» de Trump a Pyongyang «sugiere que podría no suscribir la opinión de la mayoría de los presidentes anteriores de que Estados Unidos nunca usaría tales armas en un primer golpe».

Esto es apenas un atisbo de lo que está sucediendo, y el mundo podrá estar «celebrando» el Día Internacional Contra las Pruebas Nucleares aunque los verdaderamente encartados en el asunto ni se enteran de tal prioridad.

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