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REDACCIÓN INTERNACIONAL.— La conmemoración este miércoles del Día internacional de las víctimas de desapariciones forzadas fue motivación para enarbolar demandas y celebrar actos y recordatorios en América Latina, una región donde las dictaduras militares de fines del siglo pasado dejaron decenas de miles de existencias humanas en el limbo del no regreso a sus hogares, y a sus familiares en la ignorancia sobre sus destinos.
Treinta mil desaparecidos en Argentina; 3 065 en Chile según el oficialista Informe Rettig, que dejó 22 000 denuncias fuera y país donde se calcula que las víctimas superan las 40 000; cientos de casos documentados (los otros no se contabilizan) en Brasil, Uruguay y Paraguay, constituyen un pasado marcado la mayoría de las veces por la impunidad cuando, como destacaron este miércoles en muchos sitios, la justicia es indispensable para que esa forma tenebrosa de represión no se repite.
La preocupación porque el mal se repita en Estados en democracia también se reiteró en muchos lugares.
El reciente caso de la desaparición del joven Santiago Maldonado centró las conmemoraciones en Argentina; en Chile, los nombres de apenas otros 1 210 desaparecidos fueron incluidos en el Memorial a las víctimas de la dictadura pinochetista, mientras en Uruguay el integrante de Madres y Familiares de Desaparecidos, Javier Tassino, remarcaba el rechazo a la impunidad y la responsabilidad del Estado «ayer y hoy», según sus declaraciones al diario La República.
En Bolivia, el presidente Evo Morales demandó justicia para las víctimas de las dictaduras en su país y en el mundo y manifestó su compromiso con ellas, una semana después de dar «luz verde» al trabajo de la denominada Comisión de la Verdad, que inició las investigaciones para esclarecer las desapariciones forzadas y violaciones de los derechos humanos durante el régimen dictatorial, entre 1964 y 1982, se reportó.
