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Segmentos del modelo del nuevo muro Autor: Reuters Publicado: 13/11/2017 | 11:24 pm
WASHINGTON, noviembre 13.— Un mapa de mayo de 2017 del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos que revelan detalles sobre los planes de la administración de Donald Trump para el muro fronterizo en el valle de Río Grande, en Texas, muestran el impacto que la separación fronteriza podría tener entre propietarios del área y santuarios de la vida silvestre, dijo Reuters.
Los documentos, obtenidos bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) y publicados por el diario The Texas Observer, además de mostrar los planes de construcción de 33 millas del muro en 15 segmentos están, en su mayoría, marcados con «No publicar bajo FOIA».
La pared contra migrantes cortará tres reservas naturales: el Parque estadual Bentsen-Valle del Río Grande, el Refugio Nacional de Vida Silvestre Santa Ana y el Centro Nacional Mariposa, que anunció en octubre pasado que demandará al gobierno federal para que detenga la construcción.
Una sección del muro de 2,24 millas (3,6 kilómetros) impactará una iglesia y un cementerio, así como numerosas viviendas, mientras otro segmento del paredón pudiera biseccionar un parque de trailers y afectar a «unos cien propietarios», muchos de ellos personas retiradas que «viven allí permanentemente», señala el texto.
Otro de los documentos revela el sistema de calificación que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército usó para determinar la dificultad de construir cada segmento. Los criterios se basaron en la topografía y las barreras legales para procurar el control de la tierra. Las reservas naturales y las zonas residenciales están señaladas como «más desafiantes», agrega la información de Reuters.
En el área del Refugio de Vida Silvestre Santa Ana se trata de un proyecto piloto y está marcado como «fácil» porque la tierra es propiedad del Gobierno federal, apunta el diario, el cual acota que es el hábitat de por lo menos 400 especies de aves y de 450 plantas, incluidas la Palma Sabal Texana y una especie animal en peligro: el ocelote.
Scott Nicol, copresidente del grupo ecologista Sierra Club en las zonas fronterizas, dijo al Texas Observer que «con este tipo de construcción va a ser difícil que el Santa Ana permanezca abierto».
Los documentos también revelan el diseño de la pared, que muestra una base de hormigón coronada por una cerca de acero de 18 pies (5,5 metros). Se proyecta que el segmento de Santa Ana costará 45 millones de dólares y se estima que se construirá en julio de 2019.
La porción de la muralla de Santa Ana también incluye una «zona de reforzamiento» de 150 pies (4,5 metros) que correría al sur de la pared del dique. Esta zona incluiría una carretera para todo clima combinada con sensores de movimiento de fibra óptica subterráneos.
Agrega la información que hay preocupación de que algunos estadounidenses queden «atrapados» en el lado mexicano del muro porque lo que el Proyecto de Derechos Civiles de Texas ha comenzado a recolectar los nombres de esas personas desde abril de 2017, pues aunque técnicamente estarían en suelo de su país, quedarían del otro lado de la pared que separará a EE. UU. de México.
El presidente Donald Trump está dispuesto a cumplir su promesa de campaña de construir un muro a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, alegando que México pagará por su construcción. El 27 de agosto Trump en un twitter apuntó: «Debemos tener EL MURO porque México es uno de las naciones del mundo con más alta criminalidad. México pagará por él a través de un reembolso u otro (medio)», lo que ha sido un tópico de discusión con el Gobierno mexicano.
El Congreso estadounidense aprobó en Julio de este año 1 600 millones de dólares para construir un nuevo y fortificado tramo de la barrera fronteriza que ya existe, y de ellos 428 millones para el sector de Río Grande.
