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Bolivia y Cuba: lazos con fragua en el hombre

Ambos países conmemoraron este jueves 35 años del restablecimiento de relaciones

Autor:

Juventud Rebelde

LAS relaciones entre los Estados, pienso, se asemejan bastante a las que establecen entre sí las personas. Hay algunas erigidas desde lo formal, que pueden estar acompañadas o no de un intercambio económico y comercial breve o de envergadura; almidonado o fluido. Y los nexos no pasarán de eso: fríos lazos diplomáticos y comerciales sin una pizca de emoción, ni vivencias que después podrán evocarse con orgullo.

No es ese el tipo de relación, sin embargo, que nos une a Bolivia, cuya lejanía geográfica de nuestro país es suplida por la comunidad de intereses de los respectivos modelos económicos y sociales, algo que nos identifica, y recorta los 4 479 kilómetros de distancia existentes entre el centro de una y otra nación. Ambas, con un quehacer enfocado, sobre todo, en el hombre.

Cubanos y bolivianos conmemoramos este jueves 35 años del restablecimiento de nexos que se habían iniciado a partir de 1884 cuando Bolivia estableció consulado en La Habana colonial, y solo fueron interrumpidos por La Paz 80 años después en atención a los dictados de Estados Unidos, y su propósito de aislar a la Cuba revolucionaria.

Tales designios fueron revertidos por Bolivia el 11 de enero de 1983, con el restablecimiento de los vínculos.

Sin embargo, esta convivencia con el cariño que se tienen en el barrio los buenos vecinos no llegaría hasta después, con la llegada de Evo Morales al poder en el año 2006.

Él no solo recuperó para los suyos las riquezas naturales en poder de las transnacionales e inició una labor por la dignificación del indígena que no podía hacerse por decreto. Evo sumó a Bolivia al concierto de naciones latinoamericanas empeñadas en acabar con la injusticia social y promover la integración de nuestras naciones; la adhirió al ALBA y le hizo entrega del Tratado de Comercio de los Pueblos, que fue su primer aporte.

Luego, la campaña de alfabetización materializada por los maestros cubanos y la salud que llevaron nuestros médicos, demostraron que es posible ser solidarios y complementarnos.

Es en ese empeño que la nueva nación andina y Cuba hemos estado más unidas, sin contar el significado que tienen dos figuras cubanas en las ataduras de amor que nos enlazan: la entrega del Che en Bolivia, donde mostró su anunciada disposición a dar el grito de guerra donde, en efecto, ha habido oídos receptivos, y la presencia de Fidel en el quehacer de Evo, un humilde exdirigente cocalero y campesino que siempre se ha ufanado de beber de sus enseñanzas y considerarlo su maestro, y a quien hay que agradecer mucho, también, la salud de nuestros lazos.    

Los años de relaciones resultan muy importantes; pero lo trascendente son las convicciones que nos unen. (M.M.Q.)

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