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Extremos en la pirámide

Yoti y Sultan protagonizar una campaña publicitaria de la Junta de Promoción Turística de Egipto para atraer más visitantes al país norteafricano

Autor:

Yuniel Labacena Romero

La india Jyoti Amge y el turco Sultan Kosen se han convertido en noticia tras fotografiarse juntos frente a la pirámide de Guiza, en Egipto. ¿Qué tienen de singular para saltar de la instantánea a las noticias, se preguntará, cuando son muchos los que posan en este impresionante lugar? Y la respuesta está en que se trata de la mujer más pequeña y del hombre más alto del mundo.

Jyoti mide 62,8 centímetros y Sultan 2,43 metros. Juntos viajaron hasta allí invitados por el Gobierno local, para protagonizar una campaña publicitaria de la Junta de Promoción Turística del país norteafricano para atraer más visitantes. Por este motivo fueron fotografiados frente a la pirámide, la más antigua y mayor de las siete maravillas del orbe y la única que aún perdura.

Según reportan varios medios, la diferencia de altura de ambos está registrada en el libro Guinness World Records, lo que hizo que estas inéditas imágenes se hicieran virales rápidamente.

La mujer, de 24 años y apenas cinco kilos de peso, fue inscrita en el Guinness en 2011, cuando había cumplido los 18 años. Tras participar en varias películas de Bollywood — como se conoce al cine indio—, ha decidido probar suerte en la industria norteamericana.

En el caso del hombre, de 34 años de edad, su singular altura fue reconocida en 2010, a lo que se agrega que posee las manos y los pies más grandes del mundo, con 27,5 y 36,5 centímetros, respectivamente.

Sultan viajó ese mismo año a la norteamericana Universidad de Charlottsville, para un tratamiento contra la acromegalia, un trastorno generado por un tumor en la glándula pituitaria que aumenta la producción de la hormona de crecimiento. Lleva siete años bajo el tratamiento.

Para los cubanos el nombre y la figura de Sultan no son extraños, pues visitó nuestro país en 2011, acompañado de jóvenes de una organización de solidaridad con Cuba. Los primeros tropiezos por su tamaño en nuestro país los vivió cuando debió encorvarse varias veces para acceder al emblemático Hotel Nacional y sus diversos espacios, donde se alojó durante varios días.

Durante su programa de actividades en la capital pudo disfrutar y retratarse con curiosos y admiradores en la explanada de la Plaza de la Revolución, en La Punta, del Malecón, en el complejo Morro-Cabaña y en la popularmente conocida como «Plaza de las palomas», del centro histórico de La Habana Vieja.

Su desproporcionada figura se hizo notar, además, en el Museo del Ron, en el restaurante El Aljibe, la casa de modas La Maison, así como en el Estadio Latinoamericano y la escuela primaria Cesaría Fernández, del municipio de Playa.

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