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Misión imposible: auditar al Pentágono Autor: Juventud Rebelde Publicado: 06/02/2018 | 10:59 pm
Además de que malgasta billones de dólares en guerras sin fin —buenas tajadas para la industria de la muerte—, el Pentágono también pierde millones por vericuetos que ni los auditores logran encontrar.
Un reciente informe menciona 800 millones de dólares «gastados» por la Agencia de Logísticas de la Defensa (DLA), a los cuales les perdieron el rastro y de los que no hay papeles. Jason Ditz en antiwar.com subraya el comentario de esa agencia sobre la situación: «No es una sorpresa», con lo cual displicentemente reconoce que no es la primera vez que esto ocurre y están dispuestos a aceptar su repetición.
En un galimatías para que nadie entendiera ni tampoco hurgara mucho, esta fue la declaración de los funcionarios de la DLA: es una «deficiencia en la documentación» y que no había evidencia de que las pérdidas equivalieran a pérdidas de bienes inmuebles o fondos, aunque tampoco hay evidencia de que no existieran, ya que no saben lo que sucedió.
Pudiera ser que la poca importancia dada al asunto se derive de un cálculo simple: qué son 800 millones de dólares cuando el presupuesto aprobado para el Pentágono en el año fiscal en curso es de 700 000 millones de dólares, y para el próximo probablemente se le asignen 50 000 millones más.
Pero ahí está la cuestión. ¿Cómo seguirle la huella a ese capital despilfarrado en guerras y por lo visto, parte de él en quién sabe por qué caminos de turbulencia, irregularidad e ilegalidad, cuando serían tan necesarios para darle cobertura a un sinnúmero de necesidades de los estadounidenses?
La firma auditora que contrató la propia agencia del Pentágono, Ernst&Young, buscó y buscó, pero que solo encontró que el fallo estuvo en que no se documentaron apropiadamente proyectos de construcción en los cuales se emplearon esos millones en propiedades y equipos. La DLA es apenas una de las agencias del Pentágono, y todo parece indicar que semejante proceder es habitual en cualesquiera de sus otras entidades.
Lo mejor del caso es que al Departamento de Defensa parece que ningún organismo de control federal lo audita desde hace muchos años, y ahora se autoaudita; por cierto, a un costo estimado de 367 millones de dólares, que incluyen la contratación de empresas privadas, a los que se sumarán otros 551 millones para componer el deficiente sistema de contabilidad del mayor gastador de los dineros del contribuyente norteamericano.
Con razón el senador republicano por Iowa, Chuck Grassley, importante miembro de los Comités de Presupuesto y Finanzas del Congreso, definió: «si usted no puede seguir el dinero, usted no podrá ser capaz de hacer una auditoría». Así lo citó la publicación Politico, quien expuso el problema de la DLA.
Esos comités del Senado intentan infructuosamente desde hace unas cuantas administraciones de la Casa Blanca limpiar el notoriamente despilfarrador y desorganizado sistema de contabilidad del Pentágono, subrayaba Politico.
Y para que usted entienda de qué se ocupa la Agencia de Logísticas de la Defensa, se trata de una gigantesca tienda por departamentos de los militares —con productos que van desde Tylenol hasta piezas de aviones—, que cuenta con 25 000 empleados y procesa diariamente más de cien mil órdenes de los cuerpos armados estadounidenses: el ejército, la armada, la fuerza aérea y los marines. Buen lugar para uno de los huecos del saco.
Sin ahondar mucho en el tema, podemos preguntarnos, ¿cómo se atreven, a pesar de esas pérdidas millonarias, de las infracciones y violaciones con sus dineros, a darse golpes de pecho y señalar a otros por corrupción…?
