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Las raíces de la paz

La reciente Cumbre Intercoreana ha dejado abierta la puerta para el fin del conflicto en la península 

Autor:

Marylín Luis Grillo

Ahora, en la Zona de Desmilitarización —que es paradójicamente uno de los territorios más militarizados del planeta—, crece un pino. Replantado el pasado viernes, el árbol tiene ya 65 años, tantos como el armisticio que trajo tregua pero no paz a la península coreana. A su lado, grabado en piedra, se puede leer: «Aquí han echado raíces la Paz y la Prosperidad».

El mensaje conmemora la tercera Cumbre Intercoreana, celebrada este 27 de abril en la conocida Aldea de la Paz, Panmunjom, que se ubica también en el paralelo 38 que sirve de frontera entre Norte y Sur. La conífera es un símbolo del entendimiento, de que las buenas voluntades pueden reunir pueblos, probablemente con mayor éxito que las armas y la guerra.

Por ello, Kim Jong-un, líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), regó la planta con agua del río sudcoreano Han, y Moon Jae-in, presidente de Corea, hizo lo propio con líquido del fluvial norcoreano Taedong. Dos torrentes que fueron, como los habitantes de la península, parte de un solo país.

¿La desnuclearización es la clave?

Las escenas del viernes eran impensables un año atrás: Kim Jong-un y Moon Jae-in conversaron afablemente, se tomaron de las manos, caminaron a lo largo de la línea de demarcación, se abrazaron… y llegaron a resultados concretos. Al menos ante las cámaras, la interacción fue en extremo esperanzadora.

Los mandatarios celebraron la primera reunión de máximo nivel después de 11 años y ocurre luego de que en 2017 casi estallara una guerra nuclear de posibles dimensiones planetarias, a la que muchos expertos le vaticinaban «un simple error de cálculo» como detonante.

La agenda de esta cita estaba definida con antelación: desnuclearización, creación de un régimen de paz y mejora en las relaciones bilaterales serían los puntos claves. Pero el cara a cara estaba reservado para la cuestión del arsenal nuclear de la RPDC.

Los otros dos temas fueron negociados y los resultados acordados previamente, a partir de las reuniones bilaterales de menor nivel que en estos últimos meses han ido ocurriendo, informaron desde el jueves medios de prensa locales.

Tal vez por eso es que —más que la cuestión de alcanzar la paz antes de que concluya diciembre, uno de los principales acuerdos de la reunión— lo trascendente en los titulares internacionales sobre la Declaración de Panmunjom, anunciada a dos voces por ambos mandatarios, fue el compromiso con la desnuclearización total, para la que no se dio todavía fecha fija.

«Corea del Sur y Corea del Norte confirman el objetivo común de obtener (…) una península coreana no nuclear», reza el texto citado por AFP.

Nada menciona (al menos no directamente) sobre los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos y la República de Corea, aunque sí califica como «muy significativas y cruciales» el cese de los ensayos nucleares y de misiles por parte de la RPDC, al tiempo que refleja la voluntad dual de «desempeñar sus respectivos papeles y asumir sus responsabilidades» en la desnuclearización.

Igualmente recoge el compromiso de «llevar a cabo el desarme por etapas, a medida que las tensiones militares se apacigüen y que se realicen avances sustanciales para establecer la confianza militar».

Tampoco dejan fuera a la comunidad internacional, y menos aún a los firmamentos del pacto de 1953: «Durante este año (2018), que marca el aniversario 65 del armisticio, Corea del Sur y Corea del Norte acuerdan buscar activamente encuentros trilaterales que impliquen a las dos Coreas y a Estados Unidos; o cuatripartitos implicando a las dos Coreas, Estados Unidos y China, con vistas a declarar el fin de la guerra y establecer un régimen de paz permanente y sólido».

Junto a otros tantos acuerdos, que incluyen, por ejemplo, la reunificación de las familias separadas por el conflicto, «los dos dirigentes declaran solemnemente ante los 80 millones de coreanos y el mundo entero que no habrá más guerra en la península de Corea y que, por consiguiente, comenzó una nueva era de paz».

Y al otro lado del orbe

Desde múltiples regiones del planeta llegaron mensajes de felicitación a la reunión. Quizá por ser en gran medida protagonistas secundarios del conflicto en la península y dos grandes impulsores de la pacificación de la zona, sobresalen el saludo de China, que congratuló el «coraje» de Kim y Moon; así como el de Rusia, desde donde se celebraron las «muy positivas noticias».

Por otro lado, Japón eligió mencionar el «paso positivo hacia una resolución de conjunto de varias cuestiones relativas a Corea del Norte». Más escéptico, Donald Trump saludó el encuentro, aunque refirió que «el tiempo dirá» si los resultados fueron buenos».

En Twitter, Trump se adjudicó parte del mérito. «¡FIN DE LA GUERRA DE COREA! ¡Estados Unidos, y todo su GRAN pueblo, deberían estar muy orgullosos de lo que está ocurriendo hoy en Corea!», escribió el Presidente norteamericano, quien deberá encontrase con Kim en mayo o junio próximos.

Sin embargo, los hechos han demostrado que únicamente cuando la voluntad coreana se dispuso a buscar paz, se alcanzaron pasos alentadores. Antes solo eran sanciones.

De momento, se abren las puertas a nuevas cumbres: RPDC y EE. UU. en meses cercanos y una cuarta reunión intercoreana para otoño, según recoge la Declaración de Panmunjom. Más adelante podría ocurrir un encuentro cuatripartito ¿Kim, Trump, Moon y Xi Jinping, por China, en la misma mesa? A lo mejor sea posible. Los tonos son reconciliadores y ante las cámaras hay abrazos. Habrá que ver si en la península las raíces de la paz son profundas.

 

La ruta de Panmunjom

1ro. de enero- En su discurso por Año Nuevo, el dirigente norcoreano Kim Jong-un hizo un viraje en su pronunciamiento y anunció la disposición de su nación de participar en los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang, Corea del Sur.

3 de enero- Pyongyang aceptó reabrir la línea telefónica con el Sur, después de que esta quedara cerrada en febrero de 2016.

9 de febrero- Inician los Juegos de Invierno. En la ceremonia de inauguración, Corea desfila como una sola bajo la bandera de la unificación. En la banca, el presidente de la Asamblea Suprema norcoreana, Kim Yong-nam, junto a la hermana y asesora del líder de ese país, Kim Yo-jong, lideran las delegación de la RPDC.

9 de marzo- Anuncian desde Washington que se producirá una histórica cumbre entre el presidente de EE. UU., Donald Trump, y Kim Jong-un con el objetivo de lograr la desnuclearización de Corea del Norte.

29 de marzo- Las Coreas acuerdan el 27 de abril como la fecha para la Cumbre

21 de abril- La RPDC anuncia que el país suspenderá sus pruebas nucleares y de misiles intercontinentales así como el cierre de su centro de ensayos nucleares.

2 de enero- Seúl responde al tono conciliador norcoreano y propone a su vez una pronta reunión para coordinar la inclusión de la RPDC en las Olimpiadas

9 de enero- Las dos Coreas celebran la primera reunión de alto nivel en más de dos años en Panmunjom, en la que abogaron por aliviar la tensión regional.

10 de febrero- Kim Jong-un invita al presidente sudcoreano, Moon Jae-in, a sostener un encuentro «lo antes posible».

27 de marzo- En conversaciones oficiales con Xi Jinping, presidente de China, Kim Jong-un aseguró que la desnuclearización de la península «se puede solucionar, si Corea del Sur y Estados Unidos responden a nuestros esfuerzos con buena voluntad, crean una atmósfera de paz».

1ro. de abril- Inician las maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur con la participación de 300 000 soldados del país asiático y 11.500 efectivos norteamericanos. Aunque tradicionalmente duraban dos meses, estas se redujeron a la mitad 

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