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Varados en alta mar por una absurda obsesión anticubana

La prohibición de viajar a Cuba impuesta a los cruceros afecta a casi 800 000 reservas de pasajeros que actualmente están programadas o ya están en curso. El senador Patrick Leahy califica la decisión de «política autodestructiva»

Autor:

Juana Carrasco Martín

EL mundo está ante un presidente que a diario lo chantajea y genera caos con sus exabruptos políticos. Hoy entra en vigor una de esas andanadas, afecta a Cuba y a empresarios bien posicionados, a pesar de que llegó a la Casa Blanca con el lema «America First» y hacerla grande de nuevo.

La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) lamenta en una declaración sobre las nuevas restricciones que hacen «ilegales» los viajes a la Mayor de las Antillas, que las regulaciones establecidas la víspera por el Departamento de Estado de Donald Trump, «sin previo», obliguen a sus miembros «a eliminar todos los destinos de Cuba de los itinerarios con vigencia inmediata».

Revela CLIA que «esto afecta a casi 800 000 reservas de pasajeros que actualmente están programadas o ya están en curso» y las que se hicieron bajo «una licencia general previamente emitida por el Gobierno de los Estados Unidos que autorizaba a las personas a viajar a Cuba».

La administración Trump desautorizó los viajes «pueblo a pueblo» y cierra puertas y puertos de los destinos cubanos.

«Estamos decepcionados de que los cruceros ya no operen en Cuba», dijo Adam Goldstein, presidente de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros. «Mientras está fuera de nuestro control,  sinceramente lo lamentamos por todos los pasajeros de la línea de cruceros que esperaban sus itinerarios a Cuba previamente reservados».

CLIA, cuyo lema es «Una industria, una voz», es la mayor asociación comercial de la industria de cruceros y respalda políticas y prácticas que fomenten un entorno de cruceros seguro, saludable y sostenible para los más de 28,5 millones de pasajeros que transportan anualmente en todos los mares del planeta.

El disgusto, entonces, viene de una voz autorizada y común, pero no es la única que se ha alzado en Estados Unidos para rechazar la ignara y arbitraria medida. La senadora Amy Klobuchar (demócrata por Minnesota) publicó en su cuenta en Twitter @amyklobuchar, su desaprobación al nuevo acoso: «Las últimas restricciones de viaje de la administración para Cuba son otro contratiempo. Dirijo el proyecto de ley bipartidista para levantar el embargo (bloqueo). Aislar a Cuba por más de cinco décadas no ha asegurado nuestros intereses. Necesitamos avanzar nuestra relación, no ir hacia atrás».

Antiwar.com en un breve comentario sobre la medida titulaba que la administración Trump creaba el caos, mientras la BBC publicó declaraciones del secretario de Comercio estadounidense Steve Mnuchin, quien explicaba el nuevo castigo como una «decisión estratégica de revertir el relajamiento de las sanciones y otras restricciones al régimen cubano» porque Cuba juega «un papel desestabilizador en el hemisferio occidental».

En palabras de Mnuchin «continúa proporcionando una plataforma comunista en la región y apoyando a adversarios estadounidenses en lugares como Venezuela y Nicaragua al fomentar la inestabilidad, socavar el Estado de Derecho y suprimir los procesos democráticos».

El bla, bla, bla habitual para enmascarar su apareamiento a una absurda obsesión anticubana que fomentan políticos de la Florida y el equipo ultraderechista que circunda la Casa Blanca y asfixia al mundo.

Quizá el más rupestre y ofensivo, el asesor de seguridad nacional John Bolton, dijo en Twitter: «La administración ha promovido la política del Presidente sobre Cuba al poner fin al “turismo velado” a Cuba e imponer restricciones a los buques», y agregó: «Continuaremos tomando medidas para restringir el acceso del régimen cubano a los dólares estadounidenses».

Cuba se ha convertido en el destino más solicitado para muchas líneas de cruceros con sede en el sur de Florida, las que comenzaron sus viajes desde Estados Unidos en mayo de 2016,  según señala USA Today. Solamente en los cuatro primeros meses del año ya había servido a 142 721 cruceristas, un incremento del 300 por ciento con respecto a igual período del año anterior, aseguraba el diario.

Evidentemente esto molesta mucho a ese engendro grupal.

Del caos creado, Reuters informa que Royal Caribbean Cruises anunció que los barcos de la compañía que navegan el miércoles y el jueves no pararán en Cuba y deben reprogramar los destinos futuros; Carnival Cruise Line dijo que proveería de información adicional en «un futuro muy cercano», y Norwegian Cruise Line señaló que estaba monitoreando la situación.

Recordemos que Trump ha ido intensificando sus ataques contra Cuba y cerrando el cerco con el propósito avieso —pero totalmente impracticable por decisión del pueblo cubano— de provocar un «cambio de régimen» que no ha logrado en 60 años de Revolución y resistencia.

Sin embargo, insisten y en mayo también permitieron que estadounidenses y cubanos que se hicieron ciudadanos de Estados Unidos demandaran a compañías cubanas o de terceros países que utilizan propiedades nacionalizadas.

Carnival fue la primera compañía demandada bajo el Título III de la Ley Helms-Burton, que las administraciones anteriores no habían aplicado.

La política de coerción y amedrentamiento hace sus efectos en las empresas involucradas en la prohibición. CNN informó este miércoles que Delta Airlines dejará de aceptar reservas a Cuba el miércoles a medianoche bajo el motivo del viaje de «pueblo a pueblo».

También debe recordarse que durante el Gobierno de Obama se permitió que ciudadanos o grupos estadounidenses pudieran viajar amparados en 12 categorías de exenciones a la total prohibición de viajar a Cuba que existía; ahora Trump cierra la más popular, los viajes educacionales pueblo a pueblo.

«Tenga en cuenta que las transacciones relacionadas con viajes siguen siendo permitidas por las licencias generales para ciertas categorías de viajes y ciertas transacciones de exportación autorizadas», afirmó el Departamento del Tesoro, al informar de las nuevas restricciones de la OFAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros).

Ante estas circunstancias, otros en Estados Unidos rechazan las medidas que recrudecen un bloqueo tan criminal como obsoleto. 

El senador Patrick Leahy señaló: «Esta administración ha restablecido restricciones de la Guerra Fría sobre el derecho de cada ciudadano estadounidense para viajar a Cuba, aun cuando una abrumadora mayoría de los estadounidenses se opone a tales restricciones».

Apuntaba también el legislador que tenía mucho más que decir sobre este tema. Efectivamente, ante el Senado planteó que había visto «algunas políticas tontas de las administraciones a lo largo de los años, tanto cuando los republicanos como los demócratas han ocupado la Casa Blanca», pero quería hablar brevemente sobre una de ellos «porque no es solo tonto. Es una vergüenza. Y va a hacer daño a muchos estadounidenses, y va a hacer daño a mucha gente buena en Cuba».

Añadió Leahy que con las restricciones restablecidas  por la administración Trump «los cruceros dejarán de navegar. Los intercambios educativos y culturales se cerrarán. Los equipos deportivos se quedarán en casa. Los viajes escolares terminarán. Las misiones comerciales terminarán. Los agricultores y las empresas estadounidenses serán excluidos», y se preguntó: «¿Qué tipo de Gobierno cree que tiene derecho a decirles a sus ciudadanos dónde pueden viajar y dónde pueden gastar su propio dinero?».

El Senador recordó que la política del bloqueo ha fallado, pero «la política de esta administración está siendo guiada por un par de intransigentes en el Consejo de Seguridad Nacional, que nunca han puesto un pie en Cuba, pero que están en una cruzada para presionar al Gobierno cubano para que cambie sus políticas».

Leahy, quien dijo que no estaba de acuerdo con el sistema cubano y con muchos otros, calificó estas regulaciones de «insulto para todos los estadounidenses y una desgracia para una sociedad libre», y casi al concluir su discurso aseveró: «Tendré más que decir sobre esta política autodestructiva cuando presente la “Ley de Libertad para que los Americanos viajen a Cuba”».

¿Cuál es la realidad a la que se enfrenta Trump y su gente? Podemos verla en este tuit de GailReedMEDICC @MediccGail: «Y hoy, el grupo de mujeres líderes de MEDICC en Estados Unidos está visitando una cooperativa agrícola de mujeres en #Cuba. ¡Las mujeres estadounidenses y #Cubanas defienden sus derechos, incluso los viajes para conocerse! #womensrights #WomenInSTEM #CubaEsSalud #WomenDeliver @CubaReport @mediccglobal @cda_dc

Se trata de una veintena de médicos, enfermeras, académicas, artistas y dirigentes comunitarias de Estados Unidos integrantes de la organización sin fines de lucro Cooperación en Educación Médica con Cuba (MEDICC), y —decía una de estas mujeres a la página web del Parlamento cubano, que también fue visitado por ellas—  debido al más reciente pronunciamiento del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es posible que este sea uno de los últimos grupos que tenga la posibilidad de realizar viajes educativos people-to-people.

Sería mejor que Trump cambiara de consejeros y escuchara a organizaciones como la Sociedad Americana de Asesores de Viajes (ASTA, por sus siglas en inglés) que acaba de pronunciarse contra las últimas restricciones: «Dado el reciente crecimiento en los viajes legales de EE. UU. a Cuba, a ASTA le preocupa el potencial de interrupción de estos cambios de política, especialmente en lo que respecta a las operaciones de nuestras líneas de cruceros, aerolíneas y hoteles asociados en la Isla».

«ASTA sigue creyendo que los estadounidenses son los mejores embajadores de los valores estadounidenses en el extranjero, y se les debe permitir viajar libremente a cualquier destino que deseen sin la restricción de su propio Gobierno. En lugar de cerrar la puerta a este mercado a 90 millas de nuestras costas, hacemos un llamado a los responsables de la formulación de políticas para que promulguen leyes que eliminen la prohibición legal de viajar a Cuba de una vez por todas. Si bien hoy es un contratiempo, continuaremos abogando por la libertad de viajar a Cuba y esperamos el día en que se convierta en realidad».

Así sea.

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