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La cólera en París la ponen los policías

Aumento de los suicidios, inquietud por un proyecto de reforma de jubilación y su baja popularidad destaparon la marcha de los uniformados

Autor:

Redacción Internacional

PARÍS, octubre 2.— Unas 26 000 personas participaron este miércoles en la «marcha de la cólera», movilización inédita en casi 20 años dedicada a proclamar el descontento de los policías ante el aumento de los suicidios en ese cuerpo, y la preocupación por un proyecto de reforma de jubilación que podría suprimirles ventajas dispuestas en su sistema de retiro.

AFP informó que el cortejo partió a primera hora de la tarde desde la céntrica Plaza de la Bastilla hacia la cercana Plaza de la República, punto habitual de concentraciones de protesta, al sonido de petardos y sirenas mezclado con La Marsellesa, himno nacional francés. La participación es muy elevada, si se tiene en cuenta que en todo el país hay unos 150 000 policías.

«Hay un hartazgo profundo», señaló David Le Bars, secretario general de un sindicato de comisarios, quien añadió que «todos los sindicatos son conscientes de que la policía está enferma».

A diferencia de movilizaciones anteriores, no se trata de un hecho sangriento que actuase como elemento desencadenante, sino de un desgaste operacional vinculado con el movimiento de los Chalecos amarillos, que denuncia las políticas del Gobierno. A ello se une una ola de suicidios de miembros de la policía —52 desde enero—, mal endémico en la institución.

Las manifestaciones de los Chalecos amarillos, que en algunos casos derivan en violentos enfrentamientos y disturbios, han reavivado las polémicas sobre la policía, alimentadas por imágenes de manifestantes heridos, unos 2 500, incluidos casos de gravedad.

El balance es polémico: para Yves —un policía de 54 años citado por AFP—, «siempre vemos los golpes de cachiporra, pero nunca los adoquines que nos lanzan». Unos mil uniformados también han resultado heridos en esas protestas, que tienen entre sus eslóganes populares uno que dice: «Todos odiamos a la Policía».

La sociedad francesa vive un contraste en el asunto: mientras hace menos de cinco años, tras el inicio de una serie de mortíferos ataques de terrorismo, los policías eran ovacionados, ahora su popularidad es muy cuestionada.

Jacques Maillard, codirector de un centro de investigación sobre Derecho e Instituciones Penales, declaró que, además del fenómeno del suicidio, la Policía está en medio de deterioradas relaciones con la población.

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