Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juntos frente a la serpiente trumpiana

XVI Foro de Organizaciones de la Sociedad Civil Cubana contra el Bloqueo, reunido en La Habana, condena la política genocida estadounidense

Autor:

Juana Carrasco Martín

Octubre y aquella crisis que puso al mundo al borde de la guerra nuclear hace 57 años rememora raíces de resistencia que se extienden y no dejan de crecer, porque la agresión también se reproduce como hidra venenosa.

Este lunes, la administración de Donald Trump, con el regodeo de algún legislador trasnochado de la Florida, puso en vigor nuevas medidas para intentar doblegar a Cuba, para ahogar a un pueblo que lleva 60 años sufriendo feroz bloqueo, un pueblo al que no se le permite levantar cabeza como es debido hacia el desarrollo, el cual pudiera construir y merece.

En otro acto inhumano, cruel e injusto, el Buró de Industria y Seguridad (BIS) del Departamento del Tesoro de EE. UU. anunció enmiendas a las Regulaciones para la Administración de Exportaciones (EAR), que dan vuelta atrás a la rueda de la historia y ponen las prohibiciones a la altura de finales del pasado siglo, cuando creyeron que Cuba y los cubanos no resistiríamos el doble bloqueo que significó entonces la caída del campo socialista europeo.

Ahora, el trumpismo-rubicundo se esmera en el ejercicio de atrocidades y restringe aún más las exportaciones y las rexportaciones de bienes hacia nuestro país y, como siempre se adjudica un pretexto recurrente en su arsenal de mentiras, pero del que sabe hacer buen uso para enturbiar las redes sociales y recibir el apoyo cómplice de cierta prensa blasfema de la libertad: en Cuba se «reprime» al pueblo y se apoya al «régimen» de Nicolás Maduro en Venezuela.

Con lo dispuesto, exhiben sus garras en siete decisiones: establecen una política general de denegación de licencias para el arrendamiento de aeronaves a aerolíneas estatales cubanas. Un disparo contra el desarrollo turístico, que afecta en mucho a los pequeños empresarios privados.

Agregan que las aeronaves y embarcaciones no son elegibles para la excepción de licencias si son utilizadas en modalidad de chárter por nacionales cubanos o lo que ellos llaman «un Estado Patrocinador del Terrorismo», o si son arrendados por estos.

Retrotraen las sanciones a momentos en que, para apretar al máximo a la economía cubana con la permanente intención de estrangularla, imponían  la regla del 10 por ciento —nuevamente resucitada—, la cual consiste en denegar cualquier reexportación a Cuba de artículos extranjeros que contengan más de un diez por ciento de componentes estadounidenses. Recordemos que cuando Cuba fue eliminada de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo se aplicó la regla del 25 por ciento para los componentes.

La  tercera medida revisa la Excepción de Licencia «Apoyo al Pueblo Cubano» para que no se puedan realizar determinadas donaciones al Gobierno de Cuba y el Partido Comunista de Cuba.

Como complemento a esa sanción se elimina la autorización para la exportación de artículos promocionales que «benefician generalmente al Gobierno de Cuba», y para apretar el dogal con un pasaje a la subversión, definen que la exportación de bienes destinados a mejorar la infraestructura de telecomunicaciones de Cuba se limita a aquellos que faciliten lo que llaman el «libre flujo de información» entre el pueblo cubano.

Sin embargo, la salvajada que se expresa como medida de fuerza —quizá en la creencia de que pueden calentar las calles de nuestras islas—, debe verse tal y como lo expresó el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en un Twitter, como un signo de «impotencia, degradación moral y desprecio del imperio».

Impotencia que se verá expuesta cuando durante los días 6 y 7 de noviembre, en Nueva York, los miembros de las Naciones Unidas debatan y aprueben de manera contundente, como lo han hecho desde 1992 y por 27 veces consecutivas, la Resolución «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba».

Porque el bloqueo y su pretensión de someternos, de hollar nuestra soberanía y cercenar la independencia, no es un tema bilateral entre Washington y La Habana, es parte de una guerra sórdida del imperio contra el mundo que quiere dominar, y en el caso de la administración Trump adquiere los requerimientos al calco de aquella Guerra Fría que entorpeció las relaciones de todo el planeta. 

No hay que decir que las imposiciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos —bajo la sombrilla de expandir la democracia made in USA—, constituyen, como todo el bloqueo, una violación de los derechos humanos de cada uno de quienes integramos este pueblo, porque aplica privaciones directas a la salud y al nivel de vida de la población, entre otras. Por eso no olvidamos y le llevamos la cuenta a la rapiña.

Este martes 22 de octubre, los representantes de organizaciones de la sociedad civil cubana, con el apoyo de organizaciones regionales e internacionales con sede en Cuba, de actores y organizaciones sociales, de instituciones religiosas, fraternales y nacionales, se reunieron en  el XVI Foro de Organizaciones de la Sociedad Civil Cubana contra el Bloqueo, en el cual condenaron la política genocida que ha ocasionado considerables daños humanos y económicos al pueblo de Cuba, cuantificado en más de 138 mil 843, 4 millones de dólares a precios corrientes, en sus casi 60 años de aplicación.

El encuentro exhortó además a los ciudadanos estadounidenses y a las organizaciones homólogas en Estados Unidos a mantener su apoyo al pueblo cubano, para poner fin a esta política que calificó de «obsoleta e injusta, que repercute además en el normal desarrollo de las relaciones entre nuestros pueblos», y agradeció la solidaridad a todos aquellos que han acompañado a los cubanos en esta incansable lucha.

Nuestro llamado, como siempre, es de lucha. Hoy lo expresamos  con palabras de José Martí en sus años de sueños y visiones, cuando presentía, con razón, que tenía cerca el momento de obrar para la preparación de la guerra necesaria: «Todos los que tengan voluntad han de ponerse juntos. Ya cansa, y hace demasiado daño, el trabajo de serpiente de tanta gente mala».

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