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¿Mantendrá Brasil su mapa político?

Las municipales de este domingo serán el primer encuentro con las urnas en ese país después de la elección de Bolsonaro

 

Autor:

Juventud Rebelde

BRASILIA, noviembre 14.— Los brasileños vuelven a las urnas este domingo luego de las presidenciales de 2018 para elegir alcaldes y concejales en más de 5 500 ciudades del país, en un contexto marcado por el impacto de la COVID-19.

Aunque algunos analistas estiman que este ejercicio del sufragio fungirá como barómetro para medir el favor de que sigue gozando o no «el bolsonarismo», otros observadores estiman que será más bien una medición para calibrar el empuje de las fuerzas políticas de cara a las presidenciales de 2022.

Observadores citan sondeos según las cuales la balanza, en la mayoría de las localidades, se inclina hacia candidatos de centro y centroderecha. Aunque estudios de opinión realizados en octubre mostraron un presunto aumento de la popularidad del ultraderechista Jair Bolsonaro gracias a los Vouchers que ha distribuido entre familias afectadas por una pandemia cuyo peligro él ha desconocido, las encuestas muestran que ello no se reflejará en las elecciones regionales de este domingo.

El mandatario abandonó en 2019 el Partido Social Liberal con el cual optó por la presidencia, razón por la cual se habla de «bolsonarismo» para identificar a sus candidatos allegados, y se afirma que estos no serán favorecidos.

De hecho, Telesur refiere que los estudios realizados a principios de este mes mostraron que Bolsonaro perdió popularidad en algunas de las ciudades mayores como Sao Paulo y Río de Janeiro, donde él respalda a candidatos de derecha en medio de la crisis del coronavirus —cuyos más de 163 000 muertos por su mal manejo de la pandemia no se pueden soslayar—, y en medio de las acusaciones por malversación de fondos que se han instaurado contra su hijo mayor, el senador Flávio Bolsonaro.

Citado por Sputnik, el sociólogo brasileño Vinicius Sartorato ha opinado que la izquierda debe conseguir una relativa recuperación en estas elecciones, tras recordar que las municipales de 2016, con Dilma acusada bajo el falaz impeachment que la depuso, resultaron los peores comicios regionales para el Partido de los Trabajadores (PT).

Sartorato considera que el PT sigue siendo el principal grupo político del país con la mayor cantidad de asientos en la Cámara de Diputados, cuatro gobernadores de estado, más de 250 alcaldes y casi 3 000 consejeros municipales, que debe recuperarse algo aunque sin retornar a su presencia antes de 2016.

Por su parte, el sitio alternativo Brasil de Fato estimó que las regionales están marcadas por la disminución del poder de influencia de Bolsonaro, pero también por la fragmentación de la izquierda en algunas de las principales capitales del país.

En su criterio, compiten como principales fuerzas el bolsonarismo, diverso, pero con grupos unidos por su respaldo a la gestión gubernamental, y el progresismo, también heterogéneo y fragmentado.

Bolsonaro, afirma, verá descender su influencia, pero algunos de sus seguidores podrían salir triunfadores.

En tanto, el PT buscará mantener su posición hegemónica en el campo de las fuerzas progresistas, pero sin presentar candidaturas competitivas en las capitales, pues solo en dos de ellas las aspiranturas están encabezadas por representantes de ese partido.

En algunas capitales, prosigue Brasil de Fato, el Partido Socialismo y Libertad busca consolidarse como una alternativa a la hegemonía del PT.

Se esperan resultados favorables al progresismo en Belém, capital del estado de Pará; en São Paulo y Recife, capital de Pernambuco, en el noreste de Brasil, donde los candidatos y primos João Campos (PSB) y Marília Arraes (PT) disputan la alcaldía y el legado familiar y de la izquierda en la región.

En Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul, hay una posibilidad real de victoria para el campo progresista, con Manuela D'Ávila (Partido Comunista de Brasil) liderando las encuestas. D'Ávila fue candidata a la vicepresidencia en la coalición con Fernando Haddad (PT) en las elecciones presidenciales de 2018.

La derecha tradicional, en la que se reúnen las fuerzas políticas que pretenden ser una tercera vía entre las fuerzas anteriores, busca reposicionarse en la política brasileña después de la profunda derrota que sufrió en 2018, con el propósito de conformar un polo político que se presente como una alternativa para la contienda presidencial de 2022, añadió la publicación.

Las urnas volverán a abrirse el día 29 de este mes en segunda vuelta, en aquellos lugares donde ningún candidato obtenga más de la mitad de los votos hoy.

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