Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una pandemia inaceptable: casi mil millones de toneladas de alimentos se desperdician

Los investigadores del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente también señalaron que algunas naciones no registran sus números anuales de desperdicio de alimentos, por lo que la cifra puede ser aún mayo

Autor:

Juana Carrasco Martín

Un informe publicado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, revela que sus investigadores encontraron que 931 millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año, incluyendo aproximadamente 570 millones de toneladas elaboradas por los hogares, y eso representa el 17 por ciento de los alimentos producidos para el consumo humano cada año.

Los investigadores del organismo de las Naciones Unidas también señalaron que algunas naciones no registran sus números anuales de desperdicio de alimentos, por lo que la cifra puede ser aún mayor. ONU se ha fijado una meta más para 2030: reducir a la mitad la cantidad total de alimentos desperdiciados.

«Si la pérdida y los residuos de alimentos fueran un país, sería la tercera fuente más grande de emisiones de gases de efecto invernadero. El desperdicio de alimentos también carga los sistemas de gestión de residuos, exacerba la inseguridad alimentaria, lo que lo convierte en un importante contribuyente a las tres crisis planetarias de cambio climático, pérdida de naturaleza y biodiversidad, y contaminación y residuos», dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa Ambiental, citada por The Hill.

«Se puede hacer mucho más. Necesitamos, por ejemplo, abordar el papel del comportamiento de los consumidores, en todos los contextos culturales, en la consecución del objetivo. Compremos cuidadosamente, cocinemos de manera creativa y hagamos que desperdiciar alimentos en cualquier lugar sea socialmente inaceptable mientras nos esforzamos por proporcionar dietas saludables y sostenibles a todos», dijo Andersen.

No hay que ser muy ducho para verificar que en el mundo industrializado, en el de los países más ricos, es donde se desperdician muchos más alimentos per cápita que en los países en desarrollo.

El estudio en cuestión calcula que el desperdicio per cápita de alimentos por consumidor en Europa y América del Norte es de 95 a 115 kg/año, mientras que en el África subsahariana y en Asia meridional y sudoriental esta cifra representa solo de seis a 11 kg/año.

Pero el informe no se refiere a otro aspecto que hace más condenable la mala práctica del despilfarro, el hambre en el mundo, un punto de comparación necesario para tomar conciencia de lo que realmente este desaprovecho —a sabiendas  o involuntario e inconsciente— representa para la humanidad.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA), advertía en julio del pasado año que la pandemia del nuevo coronavirus, que ya estaba afectando al mundo, con un alto costo en vidas humanas y el deterioro de las actividades económicas, se expandía por el planeta amenazando a millones de personas que se hacían cada vez más vulnerables ante la inseguridad alimentaria que se unía a otros males prácticamente permanentes como los conflictos y los desastres naturales.

Era junio cuando el secretario general de ONU, António Guterres, proclamaba que millones de personas ya estaban lidiando con el hambre y la desnutrición antes de la pandemia, pues más de 820 millones no recibían suficiente alimento y las cifras aumentarían en un mundo donde unos 151 millones de niños menores de cinco años tenían retraso en el crecimiento, debido fundamentalmente a la desnutrición.

La otra pandemia ¿sin vacuna?

«Nuestros sistemas alimentarios están fallando, y la pandemia de COVID-19 está empeorando las cosas», dijo entonces Guterres. La propia pandemia se agravó a niveles que no se preveían en su magnitud.

He buscado cifras actualizadas de la situación del hambre y la desnutrición y no las hallo. O soy muy mala rastreadora o se esconden de la mirada pública, como si no fueran importantes en medio de una situación que los complejiza y exacerba. Hay informaciones de varios países, pero se necesitaría armar el rompecabezas para conocer la magnitud del problema.

De manera que en Somalia, 2,6 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria extrema, y se mencionan la escasez de lluvias, las inundaciones y la plaga de la langosta del desierto entre los principales factores que contribuyen a ello y advierte que la situación podría empeorar hasta mediados de 2021.

La FAO, Unicef, el PMA y la OMS, a comienzos de febrero de este 2021 prevén que casi 2,3 millones de niños yemeníes menores de cinco años sufrirán malnutrición aguda, y se estima que 400 000 de esos niños padecerán malnutrición aguda grave y podrían morir si no reciben tratamiento urgente.

La inseguridad alimentaria aguda en países como El Salvador, Guatemala y Honduras se ha multiplicado casi por cuatro en los últimos dos años, informa la página web oficial del Programa Mundial de Alimentos, y estos son los datos: de 2,2 millones de personas en 2018 a cerca de ocho millones de personas en 2021 «como resultado de la crisis económica provocada por la COVID-19 y años de eventos climáticos extremos».

«Considerando el nivel de destrucción y retrocesos que enfrentan las personas afectadas, anticipamos que esta recuperación será larga y lenta», asegura Miguel Barreto, director regional del PMA para América Latina y el Caribe, quien afirma que «2020 fue un año para el olvido en todo el mundo, y aún más para las comunidades de Centroamérica que recibieron una serie de golpes».

Las encuestas del PMA estiman que a consecuencia de la Covid-19, se había desplomado la seguridad alimentaria en Centroamérica, y los datos precisaban que el número de hogares que no tenían suficiente para comer se duplicó en Guatemala en comparación con los números previos a la pandemia, y en Honduras, habían aumentado en más del 50 por ciento.

Las emergencias se señalan, además, en el Sahel, en la República Democrática del Congo, en Nigeria, en Siria, en Sudán del Sur.

Somos unos 7 500 millones los habitantes de este planeta. La Covid-19 nos somete a una nueva y letal prueba en la que se conocen a diario muestras de solidaridad, pero también de los mayores egoísmos, frutos de la deshumanización y la avaricia de los pocos, pero poderosos.

Esa plaga y sus calamidades no pueden ocultar una realidad, el hambre es la mayor pandemia del siglo XXI. Mata a 3,1 millones de niños cada año —8 500 cada día—, y tal y como conocemos lo que hasta ahora ocurre, no hay la menor prisa o intención de buscarle la vacuna que le ponga fin.

Los diez países que tiran más comida a la basura

Según un trabajo publicado en econoticias.com, en mayo de 2016, los habitantes de estas naciones desperdician kilos de comida cada año por desidia, descuido, falta de previsión, poco interés en cuidar los alimentos, nulo concepto de su responsabilidad medio ambiental y de su huella ecológica, y un buen puñado de razones más. Están listados en línea ascendente.

Finlandia registra anualmente un promedio de unos 550 kilogramos de desperdicios de alimentos por persona.

Malasia echa a la basura cada año un millón de toneladas de alimentos.

Reino Unido ocupa el octavo lugar con un promedio de unos 565 kilos de comida por persona cada año.

Alemania desecha cerca de 20 millones de toneladas de comida por año.

Países Bajos despilfarra alrededor de 610 kilogramos de alimento por persona.

Noruega: cada noruego desecha unos 630 kg anualmente.

Canadá: unos 640 kilogramos de alimentos por persona acaban en los vertederos.

Dinamarca se deshace anualmente de unos 660 kilogramos por persona.

Australia deposita en la basura 690 kilogramos por habitante.

Estados Unidos es conocido por la alta tasa de desperdicio de alimentos, unos 760 kilogramos anuales por habitante.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.