Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Europa se pasa de la raya injerencista

Con el menosprecio de quienes se consideran émulos de conquistadores coloniales y apenas son títeres de Washington, eurodiputados se pronuncian contra Cuba

Autor:

Juana Carrasco Martín

La desvergüenza enloda otra vez al Parlamento Europeo que se ha alistado en las cuadrillas de la administración estadounidense, que fomenta la agresión política, económica y comunicacional contra Cuba.

Este jueves, en Estrasburgo, ha llevado a cabo un nuevo acto de menosprecio a la soberana Cuba, al discutir y aprobar una nueva resolución injerencista, dándole la espalda por segunda ocasión en este año a la voluntad expresada por ambas partes de preservar y fortalecer el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, sobre la base de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.

La Resolución —impulsada en la Eurocámara por el grupo conservador del Partido Popular Europeo, los liberales y eurodiputados de extrema derecha y que fue aprobada por 426 votos a favor, 146 en contra y 115 abstenciones—, se permite juzgar a Cuba en el tema de los derechos humanos, pide sanciones y empezar un proceso para suspender ese acuerdo UE-Cuba.

Ante la maniobra, no se hizo esperar la respuesta cubana por parte de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que días previos había advertido de la operación. Yolanda Ferrer Gómez, presidenta de la comisión de Relaciones Internacionales, declaró: «Rechazamos enérgicamente nueva espuria resolución del Parlamento Europeo. Cuba no le concede autoridad moral alguna para pronunciarse, juzgar y mentir sobre asuntos internos que solo competen a nuestro país».

Obvian esos eurodiputados mirar a la viga que tienen en sus ojos, que no les da derecho alguno, ni tienen amparo moral, para juzgar a otros, cuando en sus propios territorios nacionales están acrecentadas con la pandemia de la COVID-19 las violaciones que habitualmente cometen, las represiones violentas a protestas de muy diversa índole, y en especial las injusticias contra las minorías y los migrantes, a quienes no pocos de los países europeos dan un tratamiento inhumano, degradante y discriminatorio.

La mismísima Amnistía Internacional denunciaba en julio de este 2021: «Los nuevos indicios de estremecedoras violaciones de derechos humanos —incluida violencia sexual— contra hombres, mujeres, niños y niñas interceptados al cruzar el Mediterráneo y devueltos a centros de detención
en Libia ponen de relieve las horribles consecuencias de la actual cooperación de Europa con Libia en materia de control migratorio y fronterizo.

«El informe también hace hincapié en la actual complicidad de los Estados europeos que vergonzosamente han seguido permitiendo y apoyando la captura de personas en el mar por parte de los guardacostas libios y su devolución al infierno de la detención en Libia, pese a ser plenamente conscientes de los horrores que padecerán».

Por su parte, la similar Human Rights Watch, en su informe global 2021 hacía también referencia a esa Europa que europarlamentarios consideran incólume y con derecho a analizar, clasificar y suspender a otros en esa asignatura tan peliaguda que son los derechos humanos.

En su página oficial HRW puso en evidencia: «La pandemia de COVID-19, las medidas de confinamiento y la consiguiente recesión económica tuvieron un impacto desproporcionado en las personas que viven con bajos ingresos o en la pobreza. La UE ajustó las reglas para destinar fondos a los Estados miembros con el fin de mitigar los efectos, pero el desempleo, la inseguridad alimentaria y el
acceso desigual al aprendizaje a distancia exacerbaron las desigualdades existentes. Las personas sin hogar y las personas en viviendas inadecuadas, incluidos los romaníes y los migrantes en instalaciones de acogida abarrotadas, enfrentaron mayores riesgos de salud».

¿Por qué el Parlamento Europeo no se dedica a solucionar estos problemas, que no los trajo la COVID-19, sino que la pandemia solo los acrecentó? Sería una mejor manera de emplear su tiempo y esfuerzos, que además debiera dedicarse a buscar la convivencia y la armonía entre países y pueblos y no fomentar la confrontación.

El impudor los ciega y se suman al chantaje de quienes en Estados Unidos solo conocen el odio y fomentan la inestabilidad en Cuba, para intentar infructuosamente doblegar a un pueblo que ha  resistido el embate criminal del bloqueo por más de seis décadas, verdadera violación de los derechos humanos de todo un pueblo.

Actúan con el menosprecio de quienes se consideran émulos de los conquistadores coloniales y solo son títeres de Washington, estos eurodiputados se han pronunciado contra Cuba y, de manera oportunista, refuerzan la agresión cuando el coronavirus impacta por su cuenta en la salud y la economía de la nación antillana.

Como ha denunciado Cuba, ambos males, el bloqueo y la pandemia, matan, y estos eurodiputados se convierten en verdugos y se suman al estrangulamiento que responde a los intereses y al financiamiento que dispone Estados Unidos contra una sociedad empeñada en medio de tantos sinsabores en salvar a su gente y, además, seguir brindando solidaridad a otros pueblos también acosados por el SARS-CoV-2.

De modo oportunista, quieren hacer tambalear el sólido sistema de salud cubano, afectar el suministro del servicio eléctrico, aprovecharse del desabastecimiento para presionar en la situación alimentaria y en las medicinas, contribuir a la inflación que eleva los precios y utilizar en esos propósitos otras dificultades reales con las cuales vive día a día el pueblo cubano.

La intención es siniestra: afectar la tranquilidad ciudadana, desequilibrar el funcionamiento normal de la sociedad, y contribuir a la infame campaña en redes y prensa alineada a los intereses del imperio para quebrar el consenso y la unidad nacional, y también romper el apoyo internacional que no le ha faltado ni le escasea a Cuba.

La pretensión de globalizar la matriz comunicacional de que  hubo un estallido social que supuestamente fue reprimido, oculta lo acontecido realmente: disturbios y desórdenes en unas pocas localidades del país que apenas se produjeron en un solo día y que respondían a la agitación fomentada por el operativo de subversión organizado por parte del Gobierno de Estados Unidos desde mucho antes y para lo cual dedica millones de dólares.

Los «buenos deseos» de estos eurodiputados hacia Cuba debieran traducirse en alinearse a la comunidad internacional que año tras año demanda, con resolución casi unánime de la Asamblea General de la ONU, el cese del bloqueo estadounidense a la Mayor de las Antillas y en solicitar, asimismo, a la administración de la Casa Blanca el rechazo a las 243 medidas con las cuales Trump reforzó el bloqueo, entre ellas aplicar con especial saña la extraterritorialidad
inherente al Título III de la Ley Helms-Burton, que perjudica los intereses de la Unión Europea, de compañías y empresarios de ese continente que negocian o les interesaría comerciar o invertir en Cuba.

A pesar de la obscenidad de quienes en el Parlamento Europeo pretenden cuestionar y desacreditar a Cuba y con esa infame resolución coadyuvar a una agresión, que no ha tenido los resultados apetecidos, aun con predominio de las fuerzas conservadoras y de la ultraderecha en el hemiciclo europeo también se escucharon las voces de la justicia, la razón y la verdad

Manu Pineda, eurodiputado de Izquierda Unida-Unidas Podemos, durante el debate de este jueves 16 de septiembre de 2021, dijo alto y claro: «La derecha podrá traer mil debates sobre Cuba al Parlamento Europeo y hundirlo cada vez más en la ignominia, que mil veces vendremos a defender la soberanía de este pueblo digno que no acata órdenes del imperio».

A su vez, la europarlamentaria Sira Rego precisó que la resolución «busca la confrontación, persigue el injerencismo puro y duro, plantea o cuestiona el Acuerdo de Cooperación con Cuba, y pretende volver de nuevo a las posiciones más reaccionarias lideradas por Aznar en su momento».

Por su parte, los falderos de Washington podrán seguir con el bla, bla, bla, harán viral en las redes comunicacionales las mentiras construidas con cientos de millones de dólares, pero les será imposible instaurar el desorden social y la ingobernabilidad en una Cuba donde el pueblo les da contundente y continua respuesta de creación y obra.

Y a quienes delinquieron el 11 de julio, a las personas que organizaron, promovieron o financiaron los hechos que afectaron la tranquilidad ciudadana y los bienes sociales, los tribunales cubanos les procesan y juzgan con total observancia de sus derechos, y presentando las pruebas de los delitos cometidos. Ellos recibirán la sanción que determinan las leyes.

En Cuba hay transparencia, legalidad, garantía ciudadana y respeto a la dignidad humana. También hay suficiente coraje y disposición para defender su Revolución.

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