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Explicaciones a un niño curioso

Autor:

Juventud Rebelde
Si alguien quiere poner a prueba su dominio sobre un tema, solo tiene que tratar de explicárselo a un niño. Me tocó esa experiencia en estos días cuando, mientras los adultos conversábamos, mi pequeño nieto interrumpió para preguntar: «Abuelo: ¿quiénes son esos Cinco que ustedes mencionan tanto?». Lo miré de reojo y encontré una carita que ni siquiera pestañeaba. Tranquilamente, esperaba respuesta. «Bueno... esos son cinco señores cubanos que están presos en Estados Unidos y...». Antes de que pudiera completar la frase, la fábrica de ¿por qué? inició su producción.

«Y ¿por qué están presos?».

«Están presos porque averiguaron quiénes eran las personas que desde Estados Unidos mandaban a poner bombas y a matar gente en Cuba».

«¿Y por qué los policías americanos no cogen presos a los que mandaban a poner bombas en Cuba? Si matan gente es porque son malos y los malos son los que la policía americana debía meter presos».

«Realmente yo no sé por qué son los buenos los que están presos y no los malos. Lo cierto es que algunas veces el gobierno de Cuba le ha informado al gobierno americano sobre actividades de “los malos” en Estados Unidos para tratar de impedir que hagan más daño. Y pocas veces les han hecho caso».

Los ojitos del nieto seguían sin pestañear, pero los labios apretados me indicaban que quería seguir preguntando tan pronto me callara.

«Mira, antes de que tú nacieras, había en Estados Unidos un presidente llamado Ronald Reagan. Unos malos iban a tratar de matarlo cuando fuera a un sitio que se llama Carolina del Norte. Los cubanos buenos se lo informaron a los policías americanos y pudieron coger presos a los malos. En aquel momento se les olvidó darles las gracias a los que les habían salvado la vida al Presidente de Estados Unidos.

«Hay otro caso. En Cuba han publicado con lujo de detalles quiénes participaron en el asesinato de otro presidente de Estados Unidos, ese se llamaba John Kennedy. Y los que allí gobiernan nunca han mostrado interés», le conté, pero volvió a la carga.

«¿Y por qué los cubanos que están en Cuba pueden saber cosas de Estados Unidos que los policías americanos no saben?».

«Bueno, quizá algunos de esos policías americanos sí saben lo que de verdad ha ocurrido, pero no les interesa investigarse a sí mismos. Mira un ejemplo: hay un tipo muy malo, uno que ha puesto bombas en aviones cubanos y ha matado mucha gente. Todo el mundo sabe lo malo que es y también saben que siempre ha trabajado para el gobierno de Estados Unidos. Pues bien, ese tipo no está preso, sino que anda campante por las calles de ese país sin que nadie lo moleste».

«Abuelo, eso no puede ser así. ¿Por qué un hombre que pone bombas no está preso y los cinco que trataban de evitar que pusieran bombas sí están en la cárcel?».

«¡Ah! ¡Ahí está el asunto! Resulta que es el gobierno de Estados Unidos el que ha permitido que los malos pongan bombas y maten gente. Deben tener miedo de que, si los meten en la cárcel, vayan a contarle a todo el mundo quién les pagó para hacer eso».

«Eso no está bien. La maestra nos ha dicho en el colegio que los malos deben ser castigados y que los buenos deben ser premiados». Silencio en la sala y la vocecita resonó diciendo:

«Pero tú no me has dicho todavía hasta cuándo van a estar presos los que descubrieron a los malos que ponían bombas».

«Bueno, mi niño, va a ser difícil que bajo un gobierno como el de Bush se vaya a liberar a los Cinco. La justicia de Estados Unidos ha violado todas sus normas con tal de mantener en prisión a estos señores. Ni siquiera les han permitido visitas en la cárcel a algunas de sus familias. Hasta ahí llega el ensañamiento de los que protegen criminales.

«Ahora bien, mi niño, lo importante ahora es que no nos cansemos de denunciar ese abuso de sancionar inocentes mientras se protege a criminales. Por eso es que hablamos constantemente de los Cinco: para que no nos traicione la memoria ni vayamos a olvidar que las injusticias no pueden ser permitidas, a nadie, por más poderoso que este sea». (Tomado de Hoy, República Dominicana)

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