Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Esto es socialismo

Autor:

Susana Gómes Bugallo

Mientras un equipo de este diario realizaba una serie periodística sobre avances y tropiezos de las cooperativas no agropecuarias, a casi dos años de su inclusión dentro de los modos de gestión no estatal en la economía del país, nos asaltaron varias situaciones.

Junto a la posibilidad de dialogar con varios de los protagonistas, y conocer de cerca sus historias y los cambios que las cooperativas han traído a su vida, tuve también la oportunidad de conversar con personas afines acerca de lo que habíamos presenciado en esos lugares.

La frase más común cuando comentaba mucho de lo que vi, al menos entre mis amistades jóvenes, fue una que me dejó cuestionándome las concepciones estereotipadas que se construyen a partir de una realidad limitada a la experiencia inmediata de cada quien.

«¿Eso es socialismo?», era la interrogante de algunas de las personas con quienes conversé sobre los avances en la economía particular de cada socio y socia, de la cooperativa en general, y de la comunidad donde están emplazadas.

Mis interlocutores se mostraban impresionados por los resultados económicos y condiciones de trabajo que pone al alcance de sus miembros esta asociación económica de nuevo tipo, y que algunas cooperativas van logrando, pese a tropiezos como trabas burocráticas y falta de insumos mayoristas, entre otros reconocidos en reunión del Consejo de Ministros.

Otros, los más ingenuos, exponían: «Eso es capitalismo».

Muchas ideas se derivan de esta historia: una primera, que tantos años de crisis parecen haber sembrado entre algunos la idea distorsionada del socialismo como una sociedad basada en la precariedad. Otra, la poca preparación teórica-filosófica-económica de un sector de los jóvenes, cuando no es capaz de discernir las características primigenias del socialismo que nuestro país proclamó hace décadas; agréguese desconocimiento de las realidades económicas y sociales de países que en el mundo han adoptado el capitalismo como sistema. Y para no poner toda la responsabilidad en el campo del saber —porque no solo a ello se restringe— vale señalar que en esas valoraciones hay mucho de experiencia cotidiana basada en resultados y caminos de lo que hasta hace unos años se defendía en Cuba como única forma de socialismo, y que hoy sigue siendo prioritaria: la empresa estatal; que con la actualización se transforma, paulatinamente, hacia formas más autónomas.

Mientras los caminos en esta última continúan allanándose, con medidas como la Resolución No. 17, cuyos avances y tropiezos también fueron valorados en reciente encuentro del Ejecutivo, las cooperativas no agropecuarias van abriendo su camino para darle al país lo que de esas estructuras se espera.

Y no se trata ahora de decir más de lo que por estos días se ha publicado sobre estas, pero es necesario señalar esos vacíos conceptuales que tanto daño hacen si no se rellenan bien y a tiempo de verdadero conocimiento de causa.

La Cuba de hoy no puede permitirse que su juventud asocie el progreso con el capitalismo —como si en este país ya no hubiéramos sufrido sus consecuencias—, y el subdesarrollo con el socialismo. Es preciso ahondar desde las escuelas y la propia familia en el acercamiento a una realidad que se va construyendo más amplia y enriquecedora de lo que podemos resumir en algunos viejos manuales.

No puede correrse el riesgo de que se siga mirando lejos en busca de lo mejor, y se desconozca cuánto bienestar se gesta o se puede gestar, dentro de la propia tierra.

Más allá de las vicisitudes del socialismo que en Cuba se construye, junto al humanismo y las políticas que garantizan salud y educación gratuitas y protección a los sectores más desventajados, va levantándose paulatinamente esta otra realidad, halagüeña y optimista, y no por ello deja de encarnar nuestro socialismo, porque ha nacido de nuestro empeño por actualizarlo, por acercar cada vez más el sueño a la realidad.

Mayores ingresos, atenciones, comodidades, mejor nivel de vida no son ideas del capitalismo. Eso es socialismo. Sin interrogantes ni falsas construcciones. Por algo nos hemos propuesto hacer a este archipiélago, definitivamente, próspero y sustentable.

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