Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cómo no defender el costo de tanta sangre

Autor:

Raúl Alejandro Palmero Fernández*

FEU de Cuba: Hace exactamente 60 años, a las 17:50 horas, los vecinos de esta cuadra presenciarían uno de los hechos más atroces que recogen las páginas de nuestra historia. Gracias a una cobarde delación, los sicarios de la policía batistiana, cuyos jefes no merecen ni siquiera ser nombrados en nuestros libros, se sumarían otras muertes a sus hojas de servicios. Pero esta no es su historia; esta es la historia de cuatro jóvenes revolucionarios, seguidores de José Antonio Echeverría, que quedarían para siempre inmortalizados en el sentir del pueblo: José Machado Rodríguez (Machadito) (24 años), Juan Pedro Carbó Serviá (30 años), Fructuoso Rodríguez Pérez (23 años) y Joe Westbrook Rosales (20 añitos).

Aquí, en el edificio 7 de la Calle Humboldt, fueron masacrados. Era la venganza de un sistema brutal por las acciones que el Directorio Revolucionario 13 de Marzo había desarrollado 38 días antes. A este edificio entraron los policías de Batista, compitiendo entre ellos para ver quién se ganaba el crédito de fulminar primero con sus ametralladoras Thompson.

Joe: adolescente que cursaba estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana (hoy preuniversitario José Martí), había logrado llegar al apartamento del primer piso, y se hacía pasar por un visitante. Fue asesinado casi instantáneamente, a pesar de las súplicas de la dueña del lugar.

Pedro Carbó: joven asaltante del Palacio Presidencial. Padecía una fuerte miopía, durante el asalto perdió los espejuelos, pero continuó disparando y fue uno de los últimos en retirarse. Fue ametrallado a boca de jarro mientras intentaba llegar al elevador, y su cuerpo y rostro quedarían destrozados.

Machadito: jugador de fútbol. Tuvo la hombría de llegar al segundo piso del Palacio Presidencial y, por si fuera poco, protegió la retirada de sus compañeros. Junto a Fructuoso se lanzó por una ventana hacia el primer piso y se fracturó ambos tobillos. Fue rematado, desarmado, sin poder siquiera ponerse de pie.

Fructuoso: gran dirigente de la FEU. Fundador junto a José Antonio del Directorio Revolucionario. Amante del béisbol, bromista, famoso por las buenas puñetadas que pegaba a la policía. La caída de tan alto lo dejó inconsciente, pero aun encontrándose en ese estado fue asesinado. ¡Los masacraron a la vista de todos y arrastraron los cadáveres por las escaleras dejando una estela de sangre!

Estos hechos aún nos llenan de indignación, aún nos hacen vibrar la garganta a los miembros de la FEU.

Y cómo no defender lo que costó tanta sangre. Nuestra lucha no es de discursos políticos, porque el contenido de nuestros discursos está en lo heroico de esos jóvenes; porque el contenido de nuestros discursos está en la participación activa que ocupa la FEU en la vida política del país; el contenido de nuestros discursos está en la tranquilidad de una educación gratuita y de calidad; el contenido real está en estos actos de terror que han sido cliché en Nuestra América, sin que la OEA se pronuncie; el contenido está en cómo aquí «nunca se habló de violación de los derechos humanos»; el verdadero contenido, ¡la esencia está! en esos mismos jóvenes héroes que hoy nos acompañan en este acto. Son los mismos; y es entonces que no cabe duda sobre la verdad histórica que defendemos.

En una carta al Consejo Universitario de la Universidad de la Habana, el propio 20 de abril, horas antes de morir, Fructuoso Rodríguez expresó: ¿qué es lo que hace más grande a nuestra Universidad, los que siguen el ejemplo de José Antonio Echeverría, o los 500 certificados de alumnos que se marchan presurosos a otras latitudes, egoístas y poco generosos con la Patria y con la Humanidad? (...) Lo que importa es la Universidad que de veras sea una promesa de esperanza para su pueblo. Lo que importa es la Universidad que haga hombres antes que médicos, ingenieros o abogados.

Nada más aterrizado a nuestro papel como miembros de la FEU en las casas de altos estudios. ¡Nada más aterrizado al derecho que se ganó la FEU, con su sangre, a exigir el tipo de estudiantes que aspiramos se gradúen de nuestras Universidades!

Para finalizar, permítanme citar al comandante Faure Chomón cuando, al referirse también a Fructuoso, decía: «Equilibrado y sereno al tomar decisiones, todo lo cual expresaba con su voz y con sus puños».

Y hay que decir que en tiempos de Revolución hemos aprendido a desarrollarnos con las ideas; en tiempos de Revolución hemos aprendido a defendernos con las ideas y con la voz; pero no quepan dudas que sabemos también defendernos con los puños, ¡como Fructuoso!, y volverán a emplazarse en la escalinata las mismas ametralladoras si los estudiantes tuviéramos que defender con las armas la obra construida!

¡Gloria eterna a los Héroes y Mártires!

¡Vivan los mártires de Humboldt 7!

¡Viva la FEU!

*Presidente de la FEU de la Universidad de La Habana. Palabras pronunciadas en el homenaje a los mártires de Humboldt 7, en el aniversario 60 de esos hechos.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.