Hay interioridades en las revisiones de las obras en construcción que se resumen en expresiones generales. Si bien atrapan la médula de lo ocurrido devienen incapaces de fijar el cómo nacieron.
De ese manera, reglas de la información periodística, se abrevian muchísimas veces en palabras que subrayan la importancia de la calidad, la exigencia, el control, cumplir lo establecido y las normas técnicas…
Lo inusual resulta arropar esas frases con sus detalles originarios, revestidos de matices que confirman, a veces, la discrepancia de criterios sobre determinado problema, tener que zanjar un análisis con indicación de consultas a más especialistas o dejar sin respuestas lógicas a los causantes de una chapucería.
La conversión tecnológica de la Planta de cloro sosa, de Sagua la Grande, constituye un buen ejemplo de esas interioridades del análisis que forjaron decisiones para viabilizar la solución de inconvenientes sin brotar a la luz pública.
La inversión requiere una atención esmerada, porque su fabricación implica procesos químicos, de cierto riesgo, para producir cloro y sosa; y, a partir de estos, fabricar hipoclorito de sodio, cloro líquido, ácido clorhídrico e hidrógeno destinados a soldaduras, productos vitales para la economía.
Hace muchísimos años que la fabricación de los componentes claves referidos la realizan en la antigua fábrica sin contratiempos de envergadura, circunstancia que muestra fehacientemente el dominio de la tecnología por operarios y especialistas de probada competencia profesional.
En numerosos análisis sobre la ejecución de la nueva planta, desde la estructura de la edificación hasta del andamiaje propiamente industrial, efectúan chequeos sistemáticos y rigurosos, presididos por el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y principales directivos del Ministerio de Industrias.
En el último, a principios de este mes, afloraron esas interioridades, como siempre, que quedaron en la agenda periodística. O mejor dicho trascendieron en la noticia con un despliegue general, aceptable y exacto, pero desprovistas de sus matices íntimos, reveladores del análisis apasionado y concienzudo.
Aquí les muestro: analizaban sobre la llegada de determinado componente industrial de la firma extranjera proveedora que poseía las normas técnicas internacionales. Y uno de los especialistas cubanos propuso utilizarlo cuanto antes para evitar más demora en las faenas de terminación.
De inmediato otras voces cuestionaron ese procedimiento, alegando que primero había que comprobar si sus especificidades eran semejantes a los parámetros de la norma cubana, además de encargar realizarle las pruebas de laboratorio correspondiente, aunque atrasaran la construcción del objeto de obra.
Hubo una detallada explicación sobre la buena faena en un tanque del proceso de producción para suprimirle filtraciones luego de terminado. Al indagarse sobre la causa que originó volver sobre lo hecho, el silencio que sobrevino confirmó la deficiencia.
Entre los asuntos más seguidos en las reuniones figura el cumplimiento de lo pactado con la entidad encargada de suministrar la tecnología. Veamos.
Ante la explicación de que hemos sido comprensibles con la llegada tardía de especialistas extranjeros, pues la empresa en determinado momento carecía de ese personal, la respuesta fue tajante: a nosotros no nos importa esa situación, incumplieron lo pactado y así debe reflejarse.
O este otro. Un compresor que presentaba problemas en el rodamiento y ralladuras en los tornillos fue rechazado y tuvieron que suministrar otro, nada de reparaciones.
A veces surgen inconvenientes que ocasionan hasta prolongadas discusiones. Por ejemplo, el abastecedor del sistema computarizado extranjero quería tener acceso desde su sede para resolver cualquier dificultad, alegando que sería más rápido resolverlo. Hubo que hacerle entender que por un problema de seguridad informática era imposible de acuerdo con nuestras normas.
De esa forma pasan por la lupa colectiva el informe sobre la situación de la obra hasta el momento en que ocurre el chequeo, más lo que se avizora, incluidos los barcos en que fletaron los equipos, fecha de llegada y si había premura con determinado recurso deben hasta precisar el porqué la entidad proveedora no lo despachó en avión.
A pesar del sistema de control puede surgir, aquí y allá, el patinazo que al final descubren debido al riguroso sistema de pruebas, de cada equipo y área, a cargo de la asistencia técnica extranjera y la parte cubana.
De hecho, la nueva fábrica de cloro sosa, dotada de una tecnología de punta, más allá de atrasos por el envío tardío de recursos materiales por la empresa contratada en el exterior, más contratiempos de acá, está más próxima que nunca de arrancar. Ha ido surgiendo poco a poco, pero inexorablemente.
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