Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Voluntad necesaria

Autor:

Roberto Díaz Martorell

Como todos los días, a Fernando lo sorprende el sol montado en su bicicleta camino al organopónico El Nueve Plantas, donde dedica la mayor parte del tiempo a cultivar vegetales y condimentos frescos para la comunidad.


 Ese pudiera ser un día cualquiera para muchos que trabajan diariamente en esa y otras tareas, pero si les digo que Fernando acumula ya 75 años, la imagen cobra otras dimensiones. Hay quien piensa que a esa edad se debiera permanecer en casa, rodeado de nietos y sin otra cosa que hacer que disfrutar del trabajo realizado y el descanso. Sin embargo, él dice con orgullo que desde hace mucho tiempo estableció un compromiso de amor con la Revolución y lo honra cada día en sus canteros.


 Su romance con la vida inicia al despuntar el día y pone pausa cuando las sombras de la noche no le permiten ver con nitidez el surco. Es entonces que, tras un recorrido —casi paternal— por los 1 776 metros cuadrados del huerto, todos plantados de vegetales y condimentos frescos, regresa a casa.

Gracias a la constancia de Fernando y a su equipo de seis trabajadores, los pobladores de la comunidad Abel Santamaría, en Nueva Gerona, tienen la opción diaria de consumir lechuga, acelga y otras producciones que la cocina hogareña agradece. Además surten al hospital, círculos infantiles y la escuela del barrio.


 En esta última Fernando trabaja para garantizar su relevo, al mantener asociado al organopónico un círculo de interés en el que los pequeños no solo aprenden a cultivar la tierra, sino también a conocer de las propiedades de sus cultivos y la importancia de comerlos en la escuela y en casa.

Desde el punto de vista humano, buenas prácticas como las de Fernando son ponderables, no solo porque proporcionan métodos y estilos que se pueden generalizar a otras tareas de la producción, sino además porque es capaz de innovar, utilizar ciencia y establecer actitudes transformadoras que, a la postre, ilustran el éxito de su desempeño.
 No es casual que este organopónico ostente la quinta corona a la excelencia, máxima condición que otorga en el país el movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar. O que sea acreedor del Premio del Barrio en 2014, instituido por el Secretariado Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, como reconocimiento social de la comunidad al esfuerzo y a sus resultados.

Historias como la de Fernando, por suerte, se pueden encontrar en todo el territorio nacional. Personas que andan, a pesar de los años, con la vocación de ser útil a cuestas, y constituyen paradigmas para las nuevas generaciones en el contexto socioeconómico actual, donde cada cubano —tenga la edad que tenga— debe sentir la necesidad de aportar todos los días, desde que sale el sol hasta que la noche impida el avance.


 No se trata de hacer por hacer. El asunto es hacerlo bien, y hacerlo, además, por amor a la Revolución, como lo hace todos los días Fernando, un septuagenario que es ejemplo de voluntad y actitud, muy necesarias en la Cuba de hoy.

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