Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡Detengamos el trompo!

Autor:

Nelson García Santos

Ante la vista florece sobre las fértiles tierras el marabú, al que solo el sereno nocturnal le basta para extenderse sin frenos, mientras, ¡paradojas de nuestra geografía!, hay quienes no tienen un pedazo para el laboreo emprendedor o poder ampliar las fincas que poseen.

Esa verdad verdadera saltó al ruedo (mejor dicho, se volvió a esgrimir, ¡hasta cuándo!) en un análisis sobre la agricultura que requiere, en especial, ponerle el pie al acelerador de la producción de comida para los animales. El pienso, el importado, se fue del aire.

Hay que reconocer, para evitar empuñar injustamente solo el maléfico por delante, que se han entregado miles de hectáreas, a pesar de las demoras originadas más por lastre mental que por falta de resoluciones.

Pero la sorpresa viene cuando se piensa que esa realidad era pretérita y de golpe, como un mazazo, vuelve a martillar en un análisis reciente con directivos y productores de la ganadería en Villa Clara.

Entonces, ¿funcionamos como el cachumbambé? Parece que sí, por la falta del pegamento necesario para que las buenas prácticas, genuino proceder para todo, prevalezcan.

Urge que lo desechado, que entorpece y disgusta, no siga persistiendo aquí y allá como el mismísimo marabú.

Sabido es aquello de que el hombre resulta el único que choca dos veces con la misma piedra, pero hemos colisionado tantísimas veces que parece que los hay acostumbrados a ese sainete.

En la circunstancia actual, cuando más falta hace poner en labranza todas las tierras posibles, han existido demoras en su entrega, aun tratándose de áreas infectadas por marabú, cuya prueba de su añejez aflora en numerosísimas áreas que necesitan ahora equipos pesados para desmontarlas.

En el citado análisis, un productor reveló que puede cebar 3 000 cerdos, pero solo tiene 600 por falta de alimentos. Y remató que detrás de su finca existen caballerías de marabú que pudiera poner en explotación. ¡Pues a dárselas sin demora! Mucho más en Villa Clara que, a pesar de la bárbara caída de la producción de carne de cerdo, sigue siendo puntera en ese renglón en el país.

Obvio. Sin comida para los animales no habrá recuperación, y sin superficies para ampliar las plantaciones con ese fin donde haya posibilidades, muchísimo menos.

Con esa verdad verdadera por delante cabe agilizar, despojándolas de cualquier traba, las entregas para los productores de cerdo que lo soliciten.

Así volverá, en mayor medida y más barata (porque ahora el precio está por las nubes), la más apetitosa carne a alegrarnos la mesa y la digestión, por la satisfacción con que la saboreamos.

No le demos más vueltas al trompo. Fijemos el actuar respetuoso a la ley, más que con palabras, con exigencia a rajatabla.

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