Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Echando leña al fuego frente a la Casa Blanca

Autor:

Juana Carrasco Martín

Más noticias falsas y manipulaciones unidas a shows movilizativos siguen echando leña al fuego contra Cuba para sustentar que Estados Unidos, la OTAN, la ONU y la OEA deben intervenir y desintegrar la Revolución, aunque sería mucho más, aniquilarían una nación independiente y soberana.

La televisión antimartiana de Miami habló de miles de cubanos frente a la Casa Blanca. La agencia EFE dijo que eran unos 200 cubanos llegados a la capital estadounidense, fundamentalmente desde esa ciudad floridana, para pedir «!intervención militar!», que ese era el grito más altisonante  en la minúscula pero ruidosa manifestación, muy bien posicionada en los medios del estado sureño y en las publicaciones cómplices de la operación política y mediática, de alcance internacional, que está en ejecución.

Pero las cosas no les van bien a quienes desde el exterior llaman no solo a una violencia fratricida en suelo cubano, sino a la bajeza traidora de pedir una invasión a su país de origen, sin tomar en cuenta que los misiles y los disparos de cualquier calibre no distinguen entre «comunistas y revolucionarios» y quienes claman también por una supuesta libertad Made in USA.

En la descripción que hizo la agencia noticiosa  EFE de la distracción frente a la mansión ejecutiva de Joe Biden, habló de las pancartas tendidas en el suelo, una de las cuales, en inglés, decía: EE. UU. +ONU Intervención. Y para completar el retrato, uno de los miameros, de nombre Abel y alma de Caín, le declaraba: «Biden tiene que hacer una intervención militar ya, eso es lo que nos hace falta».

Esta acción washingtoniana, apuntalada por algunas marchas por las calles de Miami, con la intención de echar leña al fuego y manipular al mundo haciéndole creer que en Cuba la Revolución se  tambalea, es un chillido estentóreo de quienes no lograron su objetivo: subvertir al pueblo cubano, patriota y martiano.

Se comen a mentiras, la prensa local habla de calles militarizadas en Cuba, de camiones llenos de soldados, de que se obliga a los trabajadores a participar en la supuesta represión, de que se multiplican las detenciones y cunden el miedo y las tensiones.

Dantesco panorama que quizá pudieron pintar mirando las imágenes del sábado en Los Ángeles, California, cuando la policía arremetió violentamente contra una manifestación por los derechos de los LGTB que fue agredida —además—  por grupos fascistoides. 

Pero la trama virtual no tiene reflejo en la vida real y algunos signos de debilitamiento del intento se están haciendo evidentes. Este lunes, el principal libelo en español de Miami titulaba: «Suspenden flotilla que navegaría cerca de Cuba para expresar apoyo a los cubanos».

Parece que hicieron agua los botes. Tras una reunión con los guardacostas de Estados Unidos los organizadores de la provocación —que antes habían pregonado su operación como punto crucial en el «alzamiento» en Cuba—, con el rabo entre las patas declaraban: «no nos dieron un ciento por ciento de que estarían con nosotros» durante la travesía, «además de informarles a las organizaciones que debían cumplir con varias reglas, entre esas que las personas no podían portar armas en las embarcaciones», agregaba el diario en cuestión.

Parece que seguirán rompiendo zapatos en sus caminatas por la Calle Ocho y el Parque del Dominó, premonición de que este juego también se les trancará con demasiadas fichas gordas falsas en la mano. Como esa de la televisora Fox News que hizo una entrevista a Ted Cruz y mostró atrás la imagen de una supuesta manifestación opositora en Cuba, cuando era de apoyo a la Revolución y borraron los lemas en los carteles. Una fake news más, algo así como otra raya al tigre.

Sin embargo, su artillería pesada la siguen desplegando en esas llamadas redes sociales, tratando de atraparnos en su pegajosa telaraña, en el sucio juego de los medios que se las dan de prensa libre y democrática, sirviendo de cajas de resonancia, y en el aglutinamiento de la reacción continental y allende los océanos.

Es una guerra no convencional, porque la otra no la ganan, pero para ella también aplica una versión actualizada del Abdala martiano: el amor madre a la patria… es no dejar pasar a quien quiere atacarla y otra vez oprimirla y ultrajarla.

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