«Lo que no hay es vergüenza». Esa suele ser la frase con la que muchas personas replican airadamente ante los «no hay», tan constantes y dañinos en nuestra cotidianidad.
Así como conservamos con amoroso celo cartas y fotos familiares también deberíamos proteger con elemental esmero los patrimonios monumentales. Unos representan tesoros de nuestras historias personales únicas; los otros cuentan sobre episodios y protagonistas gloriosos de la historia grande de la nación de la que somos partes inseparables.
En ciertas noches no duermo tranquilo, aunque no soy el único. Algunos de mis conciudadanos dirán lo mismo: en ciertas noches no dormimos tranquilos; despertamos con frecuencia. Y si el desvelo fuese determinado porque nos inquietan los ruidos de las turbulencias donde el mundo se ha adentrado o por la ansiedad que condiciona los problemas y las dificultades de Cuba —inserta también en este mundo dislocado—, no resultaría tan preocupante el insomnio: tendría una razón constructiva.
Y los datos están a la mano: el FMI indica que la economía mundial se contraerá 1,3 por ciento en el año 2009 y solo...
Al pairo, náufrago en la soledad del viaje final. La imagen sobrecoge por su fuerza emblemática. El derretimiento de toda posibilidad de sobrevivencia es solo la punta del iceberg del holocausto ecológico que se registra día por día en el Ártico. Es el grito —ya casi un rugido de la sensatez— contra el deshielo de los casquetes polares, a cuenta de ese calentamiento global que no cree en nada ni en nadie; ese horno en que el hombre, con su avance tecnológico e industrial sin miramientos, ha convertido a la atmósfera.
Julio Antonio Mella, patriota y adalid de la juventud cubana, desde los años 20 del pasado siglo llamaba a que descubriéramos «el misterio del programa ultra-democrático de José Martí». Hoy, a más de cien años de distancia, estamos mejor preparados para promover, en especial en las nuevas generaciones, estudiar, investigar y llegar a conclusiones acerca de ese gran misterio de Cuba que es, en definitiva, el misterio de Martí.
La iniciativa que continúa impulsando la UJC para fomentar la visita a sitios históricos ratifica cuánto debemos aprender aún sobre nuestras luchas. Un número significativo de compatriotas —jóvenes, sobre todo— parecen creer que la secular epopeya cubana por conquistar primero y consolidar después su definitiva independencia se limita a un animado de Elpidio Valdés.