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Tablas-Alarcos, una editorial para el teatro

La editorial arriba a sus 15 años con sus objetivos muy bien definidos y ha estructurado sus colecciones procurando abarcar todas las zonas de la creación y el pensamiento sobre las artes de la escena

Autor:

Marilyn Garbey

Hace 15 años echó a andar Tablas-Alarcos, editorial dedicada exclusivamente a las artes escénicas. La idea que en el inicio del siglo XXI pareció a muchos una locura, es hoy una realidad con más de cien títulos publicados.

Fue un parto natural, fruto de una nueva etapa de trabajo de Tablas, la revista cubana del teatro, y del ejercicio continuado de reflexión sobre el oficio protagonizado por los egresados del Instituto Superior de Arte. También contribuyó al alumbramiento el empeño de sus fundadores (Omar Valiño, Norge Espinosa, Abel González Melo, Adys González de la Rosa), vinculados con el mundo editorial de diferentes maneras, quienes encontraron en esta gesta cauce feliz a sus inquietudes creativas.

La editorial tiene muy bien definidos sus objetivos y ha estructurado sus colecciones procurando abarcar todas las zonas de la creación y el pensamiento sobre las artes de la escena. Biblioteca de clásicos ha traído textos fundamentales para la gente de teatro. Recuerdo que en mis años estudiantiles pasábamos de mano en mano desgastadas fotocopias de los libros de Eugenio Barba, director del legendario Odin Teatro, imprescindibles para nuestra formación humanista, que ya ha publicado Tablas-Alarcos. La selva oscura recogió el testimonio de José Milián, de su amistad con Piñera en Virgiliando; y Análisis de la dramaturgia cubana, del investigador español José-Luis García Barrientos. Aire frío se ocupa solamente de los escritores cubanos y ahí han aparecido nombres como Abel González Melo, Nara Mansur, Ulises Rodríguez Febles, Amado del Pino o Roberto D. Yeras, todos agasajados con el Premio de Dramaturgia Virgilio Piñera.

Otros autores cubanos también han encontrado su espacio en Tablas-Alarcos. Abelardo Estorino, merecidamente, fue el primero con su pieza El baile, una hermosa reflexión sobre el ser humano. Luego vieron la luz sus obras completas. Investigadores como Ramiro Guerra y Elina Miranda, y dramaturgos como René Fernández o Norge Espinosa forman parte de su catálogo.

Para la dramaturgia más joven se han abierto caminos. El suceso que constituyó la aparición de Teatro cubano actual. Novísimos dramaturgos cubanos, contenedora de las obras iniciales de autores recién salidos de las aulas, anunciaba el arribo de una generación presta a encontrar su lugar bajo el sol a toda costa. Algunos, como Rogelio Orizondo, han logrado el reconocimiento con el Premio Nacional de Dramaturgia Virgilio Piñera por Antigonón, un contingente épico, cuya puesta en escena, firmada por Carlos Díaz para Teatro El Público, alcanzó las cien funciones y recibió el Premio Villanueva de la Crítica.

Gracias a la gestión de la editorial hemos leído al dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra o al actor y director colombiano Santiago García, referencias del teatro latinoamericano, cuyos libros son casi imposibles de adquirir por otras vías. Podría decir lo mismo de autores como el premio Nobel de Literatura Darío Fo o del clásico alemán Heiner Muller.

Tablas-Alarcos ha generado un sistema de eventos que convoca la atención sobre diversos asuntos vinculados con las artes escénicas. Ahora mismo, por ejemplo, anuncian la celebración de los 80 años de Antón Arrufat, el autor de la controvertida Los siete contra Tebas, cuya publicación por Tablas-Alarcos propició el acercamiento de las nuevas generaciones a la obra. Además del mencionado Premio de Dramaturgia Virgilio Piñera, organizan el Premio de Teatrología Rine Leal y el de Dramaturgia para niños y de títeres Dora Alonso, que han arrojado nuevos nombres, nuevas obras y acercamientos inéditos a diferentes aristas de las artes escénicas.

A tono con los tiempos que corren, la visualidad de Tablas-Alarcos se ha renovado porque los formatos y la gama cromática de sus publicaciones son otras maneras de comunicarse con los futuros lectores. En ese empeño han contribuido diseñadores muy jóvenes,  como Idania del Río, lo cual le ha valido algunos premios.

Es tarea ardua la cotidianidad de una editorial. Desde la selección de las obras, la edición, corrección, diseño y composición de los libros, pasando por la estancia en la imprenta, hasta llegar al ansiado día de la presentación. Para este último acto, han desarrollado una estrategia de promoción y venta que comprende las presentaciones en los festivales dedicados a las artes escénicas que tienen lugar a lo largo y ancho del país, pero aún falta mucho por andar para llegar a los lectores porque  sus libros no suelen ser visibles en las librerías, y a muchos se les dificulta llegar hasta su sede, en el Centro Cultural Raquel Revuelta. Y en este punto debo decir que la ubicación de Tablas-Alarcos en este sitio es otro de sus rasgos distintivos; asentarse en la calle Línea, compartiendo espacio con  los teatristas y con el público, revela que es parte fundamental  del circuito teatral.

Creo que aún faltan nombres en el catálogo de Tablas-Alarcos, digamos Graziella Pogolotti o Rine Leal. Es cierto que las reflexiones de los maestros pueden encontrarse en las páginas de Tablas pero urge, por ejemplo, reeditar La selva oscura, esos tomos que registran buena parte de la historia de nuestro teatro, pues favorecería su lectura y, tal vez, sería estímulo para futuros acercamientos a muchos de los temas que abordó Rine.

Durante la pasada edición de la Feria del Libro, Tablas-Alarcos presentó novedades como las Obras  escogidas de Henrik Ibsen y Dramaturgia cubana para niños. El primero sale con traducción directa del noruego, lo cual ha permitido a los lectores redescubrir el lenguaje del autor de ese clásico que es Casa de muñecas. El segundo es una selección de Yud Favier y de Dianelys Diéguez, de 30 obras creadas para los niños a lo largo de 70 años, paradigmáticas por los temas abordados y por la forma de teatralizarlos.

La danza y el teatro son artes vivas y efímeras que solo  encuentran su razón de ser en el diálogo  con el espectador, de ahí la obsesión por registrar ese instante irrepetible en letra impresa. Para compartir tan grande experiencia humana, es necesaria la permanencia de la editorial Tablas-Alarcos.

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